Imagen de archivo del submarino USS North Dakota (SSN 784) de clase Virginia durante pruebas de mar bravo en el Océano Atlántico. Reuters
La Armada de EEUU confía a la tecnológica Palantir la gestión digital de su flota submarina por 412 millones de euros
La compañía sostiene que la adopción generalizada de su software podría recortar años en los procesos de mantenimiento y producción naval.
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La US Navy ha adjudicado a la empresa tecnológica Palantir un contrato de 448 millones de dólares (412 millones de euros) para modernizar la gestión de la cadena de suministro de su flota de submarinos nucleares.
El propósito es claro: reducir los tiempos de inactividad por mantenimiento y acelerar la producción de nuevos buques.
El acuerdo, financiado con fondos incluidos en el proyecto de ley de gastos impulsado por el entonces presidente Donald Trump, permitirá a la Armada disponer de una visión más precisa sobre el estado de sus piezas, materiales y repuestos.
Según datos de la compañía y fuentes militares citadas por The Wall Street Journal, el nuevo sistema reemplazará el tradicional seguimiento manual —basado en hojas de cálculo— por una plataforma capaz de anticipar problemas de suministro con hasta 180 días de antelación.
El software, bautizado como Ship OS, se desplegará en una primera fase en la flota de submarinos, aunque se prevé extenderlo a portaaviones y aviones de combate en el futuro.
En el proyecto participarán dos grandes constructores navales, tres astilleros públicos y más de un centenar de proveedores, con el objetivo de eliminar los retrasos y sobrecostes que históricamente han afectado tanto a la construcción como al mantenimiento de buques de guerra.
Palantir, con más de una década de colaboración con la Armada estadounidense, ha consolidado su posición en el sector de defensa durante la Administración Trump.
Desde 2019 ha cerrado contratos por valor de unos 2.000 millones de dólares, de acuerdo con datos oficiales.
La compañía sostiene que la adopción generalizada de su software podría recortar años en los procesos de mantenimiento y producción naval, marcando un paso más hacia la digitalización del complejo militar estadounidense.