El buque de investigación oceanográfica “Hespérides”.
El buque de investigación oceanográfica “Hespérides” pone rumbo a su XXX Campaña Antártica
Funciona como un auténtico laboratorio flotante, equipado con 11 espacios científicos que suman más de 350 metros cuadrados.
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La Armada española ha puesto en marcha una nueva edición de su histórica contribución a la investigación polar. El buque de investigación oceanográfica BIO “Hespérides” ha zarpado para comenzar su XXX Campaña Antártica, correspondiente al periodo 2025-2026, una misión que vuelve a situar a España en la primera línea de la ciencia desarrollada en el continente helado.
Con una duración prevista de 164 días y la participación de cerca de 200 personas, la campaña forma parte del programa Antártico Español y se enmarca en el Plan Estatal de Investigación Científica, Técnica y de Innovación.
Coordinada por el Comité Polar Español, la operación supone un modelo de cooperación entre instituciones públicas, organismos científicos y entidades privadas dedicadas a la I+D+i.
Durante esta campaña, el “Hespérides” proporcionará apoyo logístico a las bases antárticas españolas “Gabriel de Castilla” y “Juan Carlos I”, esenciales para el trabajo de los investigadores durante el verano austral.
Además, el buque de la Armada desarrollará distintos proyectos científicos centrados en áreas estratégicas como el cambio climático, la geodesia, la morfología subacuática o la actividad solar.
Entre los trabajos más destacados figura el proyecto “GALILEO”, liderado por el Instituto Hidrográfico de la Marina (IHM).
Su objetivo es validar en latitudes australes el Servicio PRS (Public Regulated Service) del sistema europeo de posicionamiento satelital Galileo, un servicio de uso restringido para autoridades gubernamentales que proporciona señal en entornos especialmente extremos.
Un laboratorio flotante
El BIO “Hespérides” funciona como un auténtico laboratorio flotante, equipado con 11 espacios científicos que suman más de 350 metros cuadrados dedicados exclusivamente a la investigación. Esta infraestructura convierte al buque en una plataforma única para realizar estudios oceanográficos, climáticos y geológicos en algunos de los entornos más extremos del planeta.
Está equipado con sondadores para cuantificar biomasa y realizar batimetría hidrográfica, un perfilador sísmico, un gravímetro marino y un sistema CTD, capaz de obtener muestras de agua hasta los 6.000 metros de profundidad mientras registra parámetros esenciales para el estudio del océano.
BIO Hespérides.
Estas capacidades permiten a los investigadores recopilar datos que resultan clave para comprender fenómenos globales como el deshielo acelerado, la circulación de las masas de agua y la variabilidad del clima.
El navío nació con un propósito claro: superar las limitaciones del antiguo “Las Palmas” (A-52), un remolcador de altura adaptado para apoyar a las bases antárticas españolas —Juan Carlos I y Gabriel de Castilla— y que, pese a su versatilidad, no podía ofrecer todas las capacidades necesarias para las crecientes exigencias científicas.
El “Hespérides” fue diseñado desde cero para cumplir con los estándares de un verdadero buque de investigación oceanográfica, manteniendo a la vez la robustez necesaria para operar entre hielos.
Su botadura tuvo lugar el 12 de marzo de 1990 en los astilleros de la Empresa Nacional Bazán —actual Navantia— en Cartagena, y fue entregado a la Armada el 16 de mayo de 1991. Apenas unos meses después, en la campaña 1991-1992, iniciaba su primera misión en la Antártida, inaugurando una larga trayectoria al servicio de la ciencia.
En 2003-2004, el “Hespérides” fue sometido a una profunda modernización dentro de su revisión de “media vida”.
El proceso incluyó el refuerzo del casco para mejorar su desempeño en aguas heladas, la actualización integral de los sistemas de a bordo y la mejora de la habitabilidad, adaptándola a las necesidades de las largas campañas antárticas.
Tres décadas después de su primera travesía polar, el “Hespérides” continúa siendo uno de los principales activos de España en la investigación científica internacional, un buque emblemático que combina capacidad logística, tecnología puntera y la experiencia acumulada de la Armada en misiones en los confines del planeta.
Una tradición científica con siglos de historia
La Armada ha desempeñado históricamente un papel fundamental en el avance del conocimiento científico.
Desde la expedición de Malaspina en el siglo XVIII hasta la creación del Real Observatorio de la Armada (ROA) en 1753, sus contribuciones abarcan áreas como la astronomía, la geodesia, el geomagnetismo o la sismología. Fue también responsable de la primera estación geomagnética española (1875) y la primera estación sísmica (1898).
Real Observatorio de la Armada (ROA). Armada española
Hoy, esa tradición continúa a través del “Hespérides”, el IHM y el ROA. El IHM, encargado de garantizar la seguridad de la navegación y de actualizar la cartografía náutica nacional, aporta datos esenciales para la comunidad científica y las administraciones públicas.
El ROA, por su parte, mantiene su actividad en astronomía, geofísica y cálculo del tiempo físico, funciones críticas para la navegación y para la investigación científica.
Ciencia, seguridad y diplomacia en el continente helado
Con esta nueva campaña, España consolida su presencia en la Antártida y reafirma el compromiso de la Armada con la ciencia y la cooperación internacional en uno de los entornos más exigentes del planeta.
Los datos obtenidos durante estos meses contribuirán a múltiples áreas de estudio y reforzarán la proyección científica española en un territorio considerado clave para comprender la evolución del clima y los océanos.