YFQ-42, en su primer vuelo
La Fuerza Aérea de EEUU avanza hacia los drones de combate: "Nos ayudará a ampliar la letalidad"
Con esta aeronave no tripulada, la Fuerza Aérea pretende incrementar el rendimiento de los combatientes mediante la colaboración hombre-máquina.
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El campo de los drones colaborativos es uno de los que más está evolucionando en los últimos años. Estas aeronaves no tripuladas están destinadas a servir como apoyo a los cazas de combate tradicionales, los que llevan tripulación a bordo, en las tareas más arriesgadas.
Dentro de los países más avanzados del ramo se encuentran China y Estados Unidos, siendo estos últimos los que llevan la delantera en desarrollo tecnológico y cuentan con compañías como General Atomics con décadas de experiencia en los drones.
Precisamente, esta última empresa acaba de alcanzar un hito en el desarrollo del YFQ-42, una plataforma destinada a servir en la Fuerza Aérea de EEUU y que acaba de levantar por primera vez el vuelo.
El dron de combate YFQ-42 durante su primer vuelo
Las pruebas se han realizado en una zona de ensayos de California y, gracias a los datos obtenidos, la aeronave ha proporcionado información clave en aspectos como la aeronavegabilidad de la plataforma, la autonomía de vuelo y la integración del sistema de misión.
El exitoso vuelo del Avión de Combate Colaborativo (CCA, por sus siglas en inglés) YFQ-42 "demuestra lo que se puede lograr cuando la adquisición innovadora se une a una industria motivada", según publicó en redes sociales Troy E. Meink, secretario de Estado de la Fuerza Aérea estadounidense.
"El CCA pasó del concepto al vuelo en tan solo 16 meses tras la adjudicación del contrato, lo que demuestra que podemos desarrollar capacidad de combate a gran velocidad", explicó Meink.
Dron de combate
Según recoge la Fuerza Aérea de Estados Unidos en un comunicado, el CCA es un componente "clave de la familia de Sistemas de Dominio Aéreo de Próxima Generación" (NGAD, por sus siglas en inglés), una serie de plataformas que determinarán la capacidad aérea de las próximas décadas en el país americano.
Entre las claves del programa está la integración de arquitecturas de sistemas abiertos que "permitan una iteración continua de las capacidades de los sistemas de autonomía y misión", según explican.
Se trata de un punto muy importante en la nueva estrategia tecnológica de defensa que busca el desarrollo de plataformas abiertas y agnósticas a cualquier tipo de sistema extra que se añada con posterioridad.
Un modelo por ordenador del YFQ-42, en primer plano, junto a otro de los drones CCA planeados
De esta manera, se reducen de forma considerable los costes de actualización y mejora, ya que un mismo sistema puede incorporarse en multitud de plataformas. Por ejemplo, un sensor electroóptico que pueda ir a bordo de un avión de reconocimiento convencional y de un dron.
"El CCA nos ayudará a replantear el espacio de batalla, ampliar el alcance, la flexibilidad y la letalidad en las operaciones de combate", ha señalado David Allvin, jefe de Estado Mayor de la Fuerza Aérea de Estados Unidos.
La nueva aeronave también podrá "optimizar el rendimiento de los combatientes mediante la colaboración hombre-máquina". Esta última parte es igualmente clave para comprender los movimientos más recientes de la industria militar estadounidense.
Desde hace casi una década, las compañías de drones más punteras llevan inmersas en la búsqueda de esta colaboración "hombre-máquina" para que sean las aeronaves no tripuladas las que realicen las misiones y operaciones más peligrosas.
La mejora tecnológica de este aspecto se ha traducido en una mayor capacidad de vuelo autónomo por parte de los drones, ahora capaces de ejecutar tareas sin intervención humana. Una de las primeras misiones que se exploraron fue la de servir como guardaespaldas a los aviones tripulados.
NGAD
La primera gran revelación de la familia NGAD fue la del F-47, el caza que presentó el propio Donald Trump el pasado 21 de marzo. Se trata de la aeronave destinada a sustituir al F-22 Raptor, el caza de quinta generación más avanzado del mundo y con uso exclusivo por parte de Estados Unidos.
El concepto NGAD ha ido tomando forma desde el 2014, cuando la Junta de Ciencias de la Defensa —organismo dependiente del Departamento de Defensa— comenzó a estudiar la manera de mantener el dominio aéreo de EEUU entre 2025 y 2035.
Durante la primera legislatura de Trump se aprobó la primera partida presupuestaria para comenzar a desarrollar el NGAD. El concepto se basa en una "familia de sistemas", según la Fuerza Aérea, "que permite la superioridad aérea, definida como la capacidad de operar sin amenaza de ataque, incluso en entornos altamente disputados".
Render del F-47
De esta forma, el NGAD se compone esencialmente aviones caza —cuyo primer exponente es el F-47, aunque no el único— y aeronaves de combate colaborativo (CCA). Estas últimas para "desarrollar variantes de plataformas semiautónomas no tripuladas".
Junto con el mencionado F-47, el Departamento de Defensa estadounidense cuenta con otro programa en paralelo denominado F/A-XX. Se trata del relevo del F-18 y F-35 que actualmente se encuentran en servicio.
En un primer momento, se disputaban el contrato Boeing —que ya resultó ganador del F-47 pero se mantiene también en este programa—, Northrop Grumman y Lockheed Martin. Las tres fueron pasando las revisiones hasta que, el 5 de marzo, Lockheed Martin quedó eliminada debido a que su diseño no cumplía con los criterios.