Nueva York

Este miércoles por la noche, apenas horas antes de celebrar sus primeros 100 días como presidente de Estados Unidos, Joe Biden se dirigió por primera vez a los miembros del Congreso. Con un tono conciliador, inclusivo, llano y dirigido al americano de a pie, repasó los éxitos cosechados por su ejecutivo en los últimos tres meses, destacando los avances en la lucha contra la Covid y llamando a los legisladores a actuar. "Después de 100 días de rescate y renovación, Estados Unidos está preparado para despegar".

Entre medidas excepcionales de seguridad y en una sala prácticamente vacía, Biden protagonizaba su primer discurso en el Congreso como presidente del país. En vez de los 1.600 asistentes que habrían participado en esta sesión en circunstancias normales (desde los 435 miembros del Congreso hasta todos los magistrados de la Corte Suprema, miembros del Gobierno e invitados), esta vez solo pudieron acudir 200. El acceso a esta sesión conjunta del Congreso fue por invitación; los demócratas celebraron un sorteo para decidir quiénes asistirían. También fue la primera vez que la Casa Blanca ofreció una interpretación en lenguaje de señas del discurso.

Dado que la mayoría de miembros del Gobierno y de las principales instituciones del país siguieron la sesión en remoto, la Casa Blanca no vio la necesidad de designar a un 'sucesor de emergencia' o persona en línea de sucesión presidencial, elegida para permanecer en un lugar seguro no revelado, lejos de eventos como eventos como el Debate sobre del Estado de la Unión e inauguraciones presidenciales. La vicepresidenta, Kamala Harris, la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, el senador Patrick Leahy y el secretario de Estado Antony Blinken acudieron en persona, convirtiendo a la secretaria del Tesoro, Janet Yellen, en la persona de mayor rango del Ejecutivo ausente y por tanto, en 'superviviente designada' oficiosa.

Igualmente inusual, de hecho histórica, fue la imagen de dos mujeres presidiendo la sesión del Congreso. O tal y como dijo el propio Biden al saludar a Pelossi y Kamala Harris: "Señora portavoz, señora vicepresidenta. Ningún presidente ha dicho jamás esas palabras desde este podio, y ya iba siendo hora". El comentario desató la primera de muchas de las ovaciones –en su mayoría unánimes– entre los presentes.

Joe Biden aplaude a Kamala Harris y Nancy Pelosi durante su primer discurso ante las dos cámaras del Congreso. Efe

Optimista y conciliador

El discurso de Biden estuvo marcado por un tono optimista y conciliador. Como era de esperar, comenzó por destacar las victorias cosechadas en sus primeros tres meses al frente del país, recalcando que "heredó una nación en crisis", nación que ahora está "en marcha de nuevo". "Estados Unidos se está levantando de nuevo, eligiendo la esperanza sobre el miedo, la verdad sobre las mentiras y la luz sobre la oscuridad", dijo Biden.

Tras repasar los avances realizados en la lucha contra el coronavirus -se han administrado más de 200 millones de vacunas desde que Biden asumió el cargo, el doble de la cantidad que él y su equipo prometieron al comienzo de su llegada para los primeros 100 días de la administración– el presidente quiso destacar la importancia de dejar de lado las diferencias partidistas y recordar que ha actuado "para restaurar la fe de la gente en nuestra democracia", refiriéndose al plan de rescate aprobado por los legisladores demócratas y republicanos.

El ejecutivo también está lidiando con el creciente problema de cómo y cuándo compartir el suministro de vacunas nacional con otros países, una decisión que los expertos en salud global dicen que será crucial para poner fin a la pandemia y evitar el riesgo de variantes virales adicionales. Este tema se ha convertido en una de las primeras fisuras importantes dentro de la Casa Blanca, en parte debido a los continuos problemas de producción y abastecimiento de la vacuna de dosis única de Johnson & Johnson. "No vamos a repartir ninguna fuera de nuestras fronteras hasta que todos los americanos estén vacunados y protegidos frente a este virus", aseguró Biden.

"Hagamos todos nuestra parte"

Consciente de lo ambicioso de sus propuestas, Biden se dirigió a todos los presentes, urgiéndoles a debatir, a discutir y a intercambiar opiniones, pero sobre todo, a actuar: "Tenemos que demostrar que la democracia todavía funciona, que nuestro gobierno todavía funciona y puede cumplir con la gente", dijo a modo de introducción a sus próximas propuestas.

Otros tema destacado fue la violencia policial: "Tenemos que unirnos para reconstruir la confianza entre las fuerzas del orden y las personas a las que sirven, para erradicar el racismo sistémico en nuestro sistema de justicia penal y para promulgar una reforma policial en nombre de George Floyd, reforma que ya fue aprobada por la Cámara de Representantes. (...) Sé que los republicanos tienen sus propias ideas y están involucrados en una discusión muy productiva con los demócratas en el Senado. Necesitamos trabajar juntos para encontrar un consenso, pero hagámoslo el próximo mes antes del primer aniversario de la muerte de George Floyd".

Tampoco quiso Biden eludir la polémica sobre el control de armas, calificando la violencia con armas de epidemia y pidiendo consenso entre demócratas y republicanos: "No quiero ser más conflictivo. Necesitamos que más republicanos del Senado se unan a la mayoría de los colegas demócratas y eliminen las lagunas que se requieren en las compras de armas de verificación de antecedentes. Necesitamos una prohibición de las armas de asalto y los cargadores de alta capacidad".

Biden anuncia una ruptura total con la política de Trump en su discurso por los 100 días de gobierno

Más impuestos para los ricos

La mayor parte de los 70 minutos que duró el discurso estuvieron dedicados a presentar tres paquetes de medidas: el Plan de Ayuda a las Familias, el Plan de Empleo y su política de Asuntos Exteriores.

Haciendo gala de un marcado tono optimista y dirigiéndose siempre a los ciudadanos primero, Biden destacó la tasa de vacunación; el Plan de Recuperación estadounidense, el Plan de Estímulo de casi 2.000 millones de dólares; su propuesta de infraestructura, el Plan de Creación de Empleo –de marcado carácter ecologista– y su ambicioso Plan de Ayuda a las Familias.

Este último incluye desgravaciones por hijos menores de 6 años, beneficios fiscales, cobertura médica obligatoria para todos los trabajadores y sus familias, bajas por maternidad y paternidad de 12 semanas, ayudas para el cuidado de niños y familiares dependientes y educación infantil y superior gratuita de calidad. "Estamos abiertos a vuestras ideas, pero el resto del mundo no nos está esperando. No hacer nada no es una opción".

Además de los planes para "reconstruir mejor Estados Unidos", Biden hizo varios guiños a los republicanos, pidiendo una cura para el cáncer, educación infantil universal y gratuita y mano dura para el control de armas. "Nunca olvidaré cuando se aprobó la propuesta de investigación contra el cáncer en mi último año como vicepresidente, casi 9 millones de dólares para investigación. Nunca olvidaré que se puso de pie Mitch (McConell, líder de la oposición en el Senado) y le puso el nombre de mi hijo fallecido. Pero muchos de nosotros tenemos hijos, hijas y parientes fallecidos que murieron de cáncer. No puedo pensar en una inversión más valiosa. No sé nada que sea más bipartidista. Así que acabemos con el cáncer tal como lo conocemos. Está en nuestra mano poder hacerlo", proclamó Biden.

"No impondré ningún aumento de impuestos a las personas que ganen menos de 400.000 dólares. Pero es hora de que las empresas estadounidenses y ese 1% de la población, el grupo de los más ricos comiencen a pagar su parte. Solo lo que es justo", apuntó Biden sobre su impuesto para ricos. Sobre el bipartidismo sobre su amplio plan de infraestructura, el presidente explicó que hay reuniones en marcha entre demócratas y republicanos para discutir el Plan de Empleo Estadounidense. "Y aplaudo a un grupo de senadores republicanos que acaban de presentar su propia propuesta", añadió Biden en otro claro intento de tender puentes entre las bancadas del Congreso.

A continuación, pidió la unidad contra la amenaza de los países autocráticos cuyos líderes creen que el asalto al Capitolio en enero es una prueba de que "el sol se está poniendo sobre la democracia estadounidense". Finalmente, confirmó sus intenciones de retirar las tropas estadounidenses de Afganistán y terminar con una guerra que ha durado dos décadas.

Joe Biden durante su primer discurso ante las dos cámaras del Congreso, cuando cumple 100 días en la Casa Blanca. Efe

Inmigración

"Terminemos nuestra agotadora guerra por la inmigración. Durante más de 30 años, los políticos han hablado sobre la reforma migratoria y no han hecho nada al respecto. Es hora de arreglarlo", conminó Biden desde el Congreso. Cabe destacar que la situación en la frontera con México no ha hecho más que agravarse desde febrero, llevando al propio Biden a hablar de "crisis".

En su discurso, Biden también se centró en los adversarios China y Rusia y llamó a sus líderes, Xi Jinping y el presidente ruso Vladimir Putin, respectivamente, nombrándolos varias veces y vinculando su agenda de política interna con la capacidad de Estados Unidos para contrarrestarlos. "Estamos en competencia con China y otros países para ganar en el siglo XXI", dijo Biden. "Por eso, propuse el American Jobs Plan, una inversión única en una generación en el mismo Estados Unidos".

Biden se tomó su tiempo para abandonar la sala. De forma deliberada, el presidente fue deteniéndose prácticamente cada dos o tres pasos para saludar e intercambiar pareceres con aquellos que se encontraban más cerca del estrado, como el senador Bernie Sanders o el Jefe Mayor de la Defensa.

En cuanto Biden abandonó la sala, el único senador republicano afroamericano, el representante de Carolina del Sur, Tim Scott, fue el encargado de darle réplica y compartir la respuesta republicana oficial. Scott incidió en que las actuaciones del presidente en estos primeros 100 dias de gobierno no han hecho más que dividir aún más a los estadounidenses. "Estados Unidos no es un país racista", dijo Scott. "Está mal tratar de utilizar nuestro doloroso pasado para tratar de cerrar deshonestamente los debates en el presente", concluyó el republicano.

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