Nueva York

Este miércoles, Joe Biden dará su primer discurso en una sesión conjunta del Congreso, apenas 24 horas antes de su centésimo día como 46º presidente de Estados Unidos (EEUU). Y lo hará con la satisfacción de haber cumplido su promesa principal, la de administrar 100 millones de dosis de vacunas contra el coronavirus en sus primeros 100 días en el cargo. Según los últimos datos disponibles, el Ejecutivo de Biden ha distribuido 290 millones de dosis, de las cuales se han administrado más de 230 millones de vacunas.

A finales de abril, alrededor de 96 millones de estadounidenses están completamente vacunados, o lo que es lo mismo, el 29% de la población. Además, más del 40% de la población ha recibido al menos una dosis de la vacuna.

Este logro es quizás el que más halagos le está granjeando, pese a las desigualdades en cuanto a quién ha podido acceder a las vacunas hasta la fecha. Cabe destacar que Biden ha sabido aprovechar los esfuerzos iniciados por el anterior presidente, Donald Trump, para fabricar y distribuir las inyecciones, centrándose en crear centros adicionales para la vacunación masiva. Además, ha intensificado el apoyo financiero y logístico federal para acelerar los esfuerzos de distribución de vacunas en todo el país.

Otra de las grandes promesas de Biden que se ha materializado en sus primeros meses en la Casa Blanca es la de impulsar un nuevo 'Plan Covid' que combina medidas legislativas y un paquete de estímulo económico de más de 1.900 millones de dólares que abarca desde prestaciones por desempleo a ayudas al alquiler.

No obstante, dos de las apuestas personales del presidente, la de subir el sueldo mínimo interprofesional en todo el país a 15 dólares la hora y un perdón de deuda estudiantil de hasta 10.000 dólares por persona, se quedaron fuera tras toparse con la oposición inexpugnable de los republicanos.

De "bueno" a "regular"

Aprovechando la cercanía del tradicional repaso a los primeros cien días de gobierno, la cadena de televisión NBC News preguntó a los estadounidenses cómo piensan que ha sido el estreno presidencial de Biden. Una tercera parte de los encuestados califica su desempeño de “pobre", mientras que otro 21% dice que sólo ha sido "regular". El 16% piensa que Biden ha tenido un "gran comienzo" y el 28% habla de "buen comienzo".

Otro de los gestos más significativos de Biden ha sido el devolver a EEUU a la escena internacional. Pocas horas antes de jurar el cargo, el director del Centro Nacional de Enfemedades Contagiosas (CDC por sus siglas en inglés), el Dr. Fauci, anunciaba que el país permanecería en la Organización Mundial de la Salud (OMS), señalando además que trabajaría "para fortalecer y reformar" la organización. Este cambio de rumbo -la OMS fue objeto de intensas críticas por parte de la administración Trump– ha sido aplaudido dentro y fuera de las fronteras, al igual que el retorno a los Acuerdos de Paris.

En general, las encuestas de la NBC y Real Clear Politics coinciden: el 53% de los estadounidenses aprueban estos primeros cien días de Gobierno Biden. Como referencia, en el mismo espacio de tiempo, Donald Trump obtuvo el apoyo del 42% de la población.

Según datos facilitados por GovTrack, se han promulgado siete leyes en el Congreso actual, un numero relativamente bajo comparado con la cantidad de leyes aprobadas por presidentes anteriores en el mismo marco de tiempo. Un análisis de FiveThirtyEight indica que Barack Obama firmó 14 leyes, George W. Bush firmó siete y Bill Clinton firmó 22 en sus primeros 100 días.

Por otra parte, varios expertos en Ciencias Políticas apuntan que Biden ha pisado el acelerador para revocar las acciones de su predecesor, firmando una cantidad récord de revocaciones y órdenes para deshacer el legado de Trump.

En una rueda de prensa el pasado mes de marzo, Biden respondió a las preguntas de los periodistas sobre sus impresiones acerca de sus comienzos en el Despacho Oval, explicando su estilo de gobierno. "Es una cuestión de tiempo. Como todos han observado, los presidentes que han triunfado, los presidentes mejores que yo, han tenido éxito, en gran parte, porque saben cómo cronometrar lo que están haciendo: ordenarlo, decidir y priorizar lo que debe hacerse."

Expertos en comunicación política consultados por EL ESPAÑOL destacan que Biden se ha decantado por una política de grandes acciones y pocas palabras, lo que no significa necesariamente que se merezca el calificativo de “aburrido” que le dan muchos comentaristas políticos. Más bien, se trata de utilizar su imagen “de abuelo afable” para sacar adelante propuestas de corte bastante progresista.

Inmigración, punto débil

La historia cambia sustancialmente cuando se trata de inmigración, que es, según las encuestas, la mayor vulnerabilidad del presidente en este momento.

Desde un primer momento, el equipo de Biden se ha enfrentado a desafíos de calado en sus fronteras con Mexico, donde el número de inmigrantes en situación irregular, incluyendo a los menores no acompañados, no hace más que aumentar.

Biden ha llegado a dirigirse directamente a los inmigrantes, pidiéndoles que retrasaran su viaje a EEUU hasta que el gobierno tuviera un plan al respecto.

De hecho, ese discurso, en concreto el calificar de “crisis” la situación en la frontera entre Estados Unidos y México y su resistencia a mantener su promesa de campaña de restaurar las admisiones de refugiados de la era de Obama, ha enfadado a no pocos compañeros de partido. "Esta política cruel no es más aceptable ahora que durante la administración Trump", dijo en ese momento el senador Richard Blumenthal, demócrata de Connecticut, quien agregó que Biden estaba "cediendo a la política del miedo".

Otras cuestiones que están causándole no pocos quebraderos de cabeza a Biden son las relaciones con China (solo un 35% de la población está a favor de la línea de actuación del actual presidente) y la política de tenencia y uso de armas (un tercio de la población apoya las medidas tomadas por Biden, en un momento en el que los estadounidenses están sufriendo prácticamente un tiroteo masivo por semana).

El impuesto para ´ricos´

La semana pasada, la Casa Blanca filtró su plan para cuasi duplicar la tasa impositiva sobre las ganancias de capital para los inversores que ganan más de 1 millón de dólares al año. A día de hoy, los impuestos que gravan las ganancias generadas por la venta de activos o acciones van del 20% and 23%. Si se aprueba el nuevo plan en materia fiscal de Biden, las grandes fortunas del país pasarán a pagar una tasa del 39,6% sobre todas las ganancias de capital y un 43,4% sobre las ganancias de activos financieros.

Con este nuevo impuesto para millonarios´, Biden espera poder financiar su Plan Familia, que incluye medidas como un subsidio mensual por hijos hasta el 2025, matrícula gratuita en las universidades publicas regentadas por la Administración, la ampliación del acceso al cuidado infantil, la creación de una red de guarderías de educación infantil gratuita y universal y la obligación para todos los empleadores de EEUU de pagar la totalidad del coste de bajas de maternidad y paternidad o por cuidado de un familiar.

El malestar entre los círculos de empresarios e inversores se ha propagado rápidamente, pues, en palabras del experto en gestión de inversiones y capital riesgo Tim Draper, el problema de esta subida de impuestos no es la reducción de sus ingresos personales, sino que va a privar a los innovadores de "el incentivo para construir startups que generen valor a largo plazo", lo que a la larga "significa la muerte de la creación de empleo".

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