Imagen de archivo de una mujer visiblemente agotada en el trabajo.

Imagen de archivo de una mujer visiblemente agotada en el trabajo. iStock

Salud y Bienestar

Cuando el cuerpo grita lo que el alma calla: los casos de las mujeres que se rompieron para reconstruirse

A veces, dar un paso al frente y decir basta supone un reto, pero siempre hay lugar a la esperanza.

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Eva Revuelta
Publicada

Hay veces en las que el cuerpo grita cuando el alma ya no puede más. Detrás, casi siempre, hay una historia no contada. Una de silencios, de exigencia, de culpa. De mujeres que resistieron demasiado. Que callaron durante años. Que fueron fuertes cuando lo que necesitaban era pedir ayuda.

No están solas. Según la Organización Mundial de la Salud, el 70% de los trastornos de ansiedad diagnosticados en Europa les afectan a ellas, y muchos de estos casos tienen su origen en entornos de estrés crónico, sobrecarga emocional o situaciones de acoso laboral.

Uno de estos ejemplos es el de Enma (nombre ficticio), que abandonó su empleo tras sufrir un burnout severo.

Y dijo basta

Durante años, Enma creyó que lo que le pasaba era normal. Que trabajar bajo presión constante, recibir mensajes a cualquier hora, asumir funciones que no le correspondían o tolerar comentarios machistas formaba parte del precio de estar dentro. De seguir en el proyecto. De sentirse válida.

Su jornada no tenía límites. Respondía correos los domingos, preparaba reuniones de madrugada y acudía a actos fuera de horario, sin rechistar.

"Me habían hecho sentir que todo dependía de mí, que era imprescindible. Y también que no podía fallar. Que decir que no era decepcionar".

Pero el cuerpo comenzó a enviar señales. Primero fue el insomnio. Luego, las contracturas cervicales que no cedían con fisioterapia. Después, los vértigos, los problemas hormonales, la fatiga crónica. "Me sentía agotada, pero me decía que era normal. Que a todas nos pasa".

Cuando finalmente acudió al médico, el diagnóstico fue claro: burnout severo. "Mi cuerpo había colapsado. No era ansiedad: era el resultado de años de exigencia, de callarme cosas que dolían, de soportar sin descanso", confiesa.

Pero había algo más profundo: Enma nunca había tenido un contrato. Durante años facturó como autónoma, pero su única fuente de ingresos era esa empresa. No tenía ni paro ni cotizaciones ni red.

Imagen de archivo de unas oficinas.

Imagen de archivo de unas oficinas. Foto de Arlington Research en Unsplash

"Me sentía afortunada por trabajar allí y eso me hacía tragar. Aunque muchas veces sabía que algo no estaba bien y lo comunicaba. Aun así, lo justificaba todo", relata. "Tenía miedo a hablar, a no volver a trabajar. A que nadie creyera lo que había vivido. Y también me sentía culpable. Por haber aguantado tanto. Por no haberme cuidado antes".

Meses después ha empezado a reconstruirse. Ha iniciado terapia y está poniendo en marcha un proyecto con el que llevaba años soñando.

"Ahora sé que parar no es fracasar. Es elegirte. Que decir 'no puedo más' es un acto de amor propio. Y que el cuerpo nunca miente. Si grita, es porque llevas demasiado tiempo sin escucharte", reflexiona de forma lógica y sincera.

Como ella, muchas mujeres se sostienen durante años por miedo a parecer débiles, por compromiso o por una exigencia autoimpuesta. Hasta que el cuerpo —ese aliado silenciado— da el primer grito. Es entonces cuando empieza el derrumbe.

Según el informe Women in the Workplace 2023 de McKinsey & LeanIn.org, el 43% de las directivas ha experimentado burnout en el último año, frente al 31% de los hombres en la misma posición. La salud mental femenina está en el centro de un problema silencioso, pero urgente.

El cuerpo habla

"El trauma no siempre deja cicatrices visibles, pero el cuerpo lo recuerda. A través de enfermedades psicosomáticas, bloqueos físicos o fatiga extrema", explica la psicóloga Ana Moreno Ruiz, especialista en la materia en contextos clínicos y laborales.

"Tras una situación límite como el acoso, una dolencia o una pérdida, la autoestima puede verse profundamente afectada. La reconstrucción emocional requiere acompañamiento profesional, trabajo de autocuidado y tiempo para integrar lo vivido".

La profesional de la salud mental, Julia Baldeón, por su parte, subraya: "Las experiencias traumáticas distorsionan nuestra visión interna, cuestionan nuestra valía y alteran nuestras emociones. Surgen sentimientos de culpa, desconfianza en una misma, vulnerabilidad y sensación de no tener control. Pero también hay salida".

Encontrar apoyo en el entorno es fundamental para superar estos traumas.

Encontrar apoyo en el entorno es fundamental para superar estos traumas. Foto de Priscilla Du Preez 🇨🇦 en Unsplash

"Reconstruir la autoestima es aprender a darte la importancia y el cariño que mereces. Apostar por ti, por tu pasión, y salir de donde no es tu sitio. Eso es lo mejor que puedes hacer por ti, por tu proyecto de vida y por quienes te rodean".

La reconstrucción

Muchas mujeres están encontrando en la terapia, el arte, el deporte o incluso en nuevas trayectorias profesionales un camino de vuelta a sí mismas.

"Cuando dejé aquel entorno tóxico pensé que había fracasado. Hoy sé que fue mi renacimiento. Me formé, monté mi proyecto y estoy más fuerte que nunca", confiesa Elena, de 38 años.

Porque el cuerpo que grita también puede sanar. Y cada historia de reconstrucción es, en el fondo, una historia de fuerza, de transformación, de amor propio.