
Rodrigo Arteaga.
Rodrigo Arteaga, doctor: "Si sufres ansiedad sin motivo, estas pueden ser las cuatro razones"
Aunque a veces creemos que la ansiedad solo la ocasiona el estrés de la vida diaria, puede estar influenciada por otros factores del estilo de vida.
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Según la OMS (Organización Mundial de la Salud), en su informe Mundial sobre la Salud Mental, más del 20% de la población mundial padecerá un trastorno de ansiedad en algún momento de su vida. En España, ya afecta a un 6,7% de población (8,8% en mujeres, 4,5% en hombres). Una cifra que aumenta hasta el 10,4% si se incluyen "signos/síntomas de ansiedad".
Uno de los factores que influyen en estas cifras son todos los motivos que pueden desencadenar una crisis de ansiedad. El estrés, la presión social, el trabajo, el estudio, los problemas en las relaciones, problemas de salud, diferentes traumas y un largo etcétera pueden estar detrás de esta sensación. Pero además, según los expertos, existen otros factores menos evidentes que pueden estar influyendo en este estado.
Aunque a veces creemos que solo la ocasiona el estrés de la vida diaria, en realidad "la ansiedad también puede estar influenciada por otros factores del estilo de vida", explica Rodrigo Arteaga, médico experto en salud metabólica y medicina funcional. Factores como la deficiencia de magnesio, la falta de vitamina B12, la resistencia a la insulina o la falta de vitamina D pueden ser la causa principal.
Deficiencia de magnesio
Uno de los factores que puede contribuir a la ansiedad es la deficiencia de magnesio, indica Arteaga. Este mineral desempeña un papel fundamental en la relajación muscular y en la regulación del sistema nervioso, además de ser imprescindible para más de 300 reacciones bioquímicas en el cuerpo.
"Si el cuerpo se encuentra en tensión constante, si cuesta conciliar el sueño, si hay una tendencia a apretar la mandíbula involuntariamente o si se experimentan espasmos musculares, como el temblor del ojo, puede ser una señal de que los niveles de magnesio son insuficientes", apunta. Incluso, en algunos casos, la falta de este mineral puede provocar episodios de taquicardia sin una razón aparente.
Para contrarrestar esta deficiencia, es recomendable incluir en la dieta alimentos ricos en magnesio como las semillas, el aguacate, las espinacas, las nueces y las almendras. Además, también podemos optar por la suplementación, especialmente en formas altamente absorbibles como el glicinato de magnesio, que pueden ser una excelente opción para mejorar los niveles de este mineral en el organismo.
Falta de vitamina B12
Otro factor importante que puede estar detrás de la ansiedad es la falta de vitamina B12. Esta vitamina es esencial para el correcto funcionamiento del cerebro y del sistema nervioso, además de ser un nutriente crucial para numerosos procesos biológicos como la síntesis de ADN y la producción de glóbulos rojos.
Una deficiencia de vitamina B12 puede manifestarse con "una sensación constante de fatiga, dificultad para concentrarse y episodios de lo que comúnmente se conoce como neblina mental", explica Arteaga, añadiendo el hormigueo o entumecimiento en las manos y los pies como otro síntoma.
A pesar de su importancia, según un estudio publicado en el National Institutes of Health (NIH), entre un 3% y un 43% de los adultos mayores tienen deficiencia de vitamina B12, siendo las mujeres de entre 40 y 60 años las más perjudicadas al respecto.
La vitamina B12 se encuentra principalmente en alimentos de origen animal como las carnes de calidad, los huevos y los pescados. Es fundamental asegurarse de consumir suficiente cantidad, especialmente en dietas vegetarianas o veganas, donde se debe considerar la suplementación para evitar deficiencias.
Resistencia a la insulina
La resistencia a la insulina es otro factor que podría estar contribuyendo a la ansiedad. Este problema metabólico, caracterizado por la dificultad del cuerpo para regular los niveles de azúcar en la sangre de manera eficiente, influye en nuestro estado de ánimo sin ni siquiera darnos cuenta.
Cuando se consumen alimentos ricos en azúcares o carbohidratos refinados, se experimenta inicialmente un aumento de energía, pero poco después se produce una caída brusca que puede venir acompañada de síntomas como irritabilidad, ansiedad intensa y antojos por más azúcar, explica el experto.
Esta montaña rusa de niveles de glucosa puede generar un estado de ansiedad persistente y afectar el estado de ánimo. Para mejorar esta condición, el experto recomienda reducir el consumo de azúcares y priorizar una alimentación basada en proteínas, grasas saludables y vegetales. Esto contribuye a estabilizar los niveles y a reducir la ansiedad asociada con estos desbalances metabólicos.
Falta de vitamina D
Por último, Arteaga enumera la falta de exposición al sol como otro factor que puede afectar el estado de ánimo y provocar síntomas de ansiedad. La luz solar es una fuente natural de vitamina D, un nutriente clave para el bienestar emocional y mental.
Cuando el cuerpo no recibe suficiente exposición al sol, se pueden experimentar síntomas como falta de motivación, sensación de pesadez emocional e incluso síntomas similares a los de la depresión. Esto sucede especialmente en aquellas personas que pasan la mayor parte del tiempo en espacios cerrados.
Para contrarrestar esto, el médico y divulgador recomienda "exponerse al sol al menos 15 minutos al día", preferiblemente en las horas de la mañana o al final de la tarde, cuando la radiación solar es más suave. Este simple hábito puede marcar una gran diferencia en el estado de ánimo y en la reducción de los niveles de ansiedad.