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La cúrcuma, conocida popularmente como la "reina de las especias", es, posiblemente, la especia más beneficiosa que existe. Esta especia, originaria del sudeste asiático, se ha utilizado durante siglos en la medicina tradicional, especialmente en la medicina ayurvédica e india, como un remedio natural para tratar diversas dolencias.

Sus beneficios han sido ampliamente estudiados, destacándose como uno de los antiinflamatorios naturales más poderosos que existen, con un potencial notable para prevenir enfermedades crónicas como la artritis, la diabetes tipo 2 e incluso el Alzheimer o algunos tipos de cáncer.

Uno de los motivos de todos estos beneficios es su componente activo principal, la curcumina. Este compuesto se ha relacionado con diversos beneficios para la salud, incluida la prevención del cáncer colorrectal. Sin embargo, uno de los principales desafíos con este compuesto es que, por sí solo, el organismo lo absorbe de forma bastante limitada. Por este motivo, los expertos como el médico Carlos Jaramillo, resaltan la importancia de mezclarla con pimienta negra.

Cómo maximizar los beneficios de la cúrcuma

La curcumina es una sustancia natural que viene del tallo subterráneo de la planta de la cúrcuma. Es la responsable del color amarillo de la especia y, además, la gran responsable de bloquear uno de los factores metabólicos que promueven la inflamación, reduciendo los efectos de algunas enfermedades como la osteoartritis o el síndrome metabólico.

Sin embargo, según explica el médico e investigador Carlos Jaramillo, no siempre se consume correctamente y muchas personas cometen errores al mezclarla con otros ingredientes, como el limón y el jengibre, que "destruyen su principio activo". En cambio, si lo que queremos es aprovechar al máximo sus beneficios, "es fundamental combinarla con pimienta negra".

La pimienta negra contiene un compuesto llamado piperina, que ha demostrado potenciar de forma significativa la biodisponibilidad de la curcumina. La piperina actúa inhibiendo ciertas enzimas en el intestino que normalmente descomponen la curcumina antes de que esta pueda ser aprovechada por el cuerpo. Gracias a este efecto, la curcumina permanece en el torrente sanguíneo durante más tiempo, lo que permite que sus propiedades terapéuticas se maximicen.

De hecho, diversos estudios han mostrado que la combinación de cúrcuma con pimienta negra puede aumentar la absorción de la curcumina hasta en un 2.000%, lo que resalta la importancia de consumir estos dos ingredientes juntos si buscamos obtener resultados óptimos. Esta sinergia es especialmente relevante en el contexto de afecciones inflamatorias, dolores articulares, problemas digestivos e incluso para reforzar el sistema inmunológico.

Además de la pimienta negra, el experto recomienda mezclar la cúrcuma con grasa: mantequilla, aguacate, aceite de oliva… "La grasa ayuda a hacer una emulsión y esa mezquita que está haciendo de la cúrcuma con la grasa puede hacer que el paso por el estómago sea mucho más amigable", indica.

Carlos Jaramillo y la cúrcuma.

Sin embargo, según explica el experto, a la mayoría de la gente le gusta mezclar la cúrcuma con otros ingredientes como el limón o el jengibre. Lejos de potenciar sus beneficios, estos dos elementos "destruyen el principio activo que tiene la cúrcuma, que son los curcuminoides, compuestos muy sensibles".

De hecho, uno de los motivos de la popularidad de la cúrcuma en los últimos años son los llamados "shots" o "chupitos" que combinan esta especia con limón y jengibre. "Cuanto tomamos esos shots, simplemente se está tomando una cosa con sabor a cúrcuma, pero el beneficio antiinflamatorio ya no existe", explica Jaramillo.

No obstante, a pesar de sus amplios beneficios, la cúrcuma no es adecuada para todas las personas en grandes cantidades. Aquellos que estén bajo tratamiento con anticoagulantes o que presenten problemas de coagulación deben consultar con un médico antes de incorporar esta especia de forma habitual en su dieta, ya que podría aumentar el riesgo de hemorragias. Además, en personas con afecciones biliares, el consumo excesivo de cúrcuma podría agravar ciertos síntomas.

Otro de los beneficios de la cúrcuma es su versatilidad y facilidad para añadir a la dieta. Puede añadirse en un sinfín de alimentos y recetas como guisos, sopas, batidos o infusiones. También es común encontrar suplementos que combinan curcumina y piperina en proporciones adecuadas para garantizar su efectividad.

Los beneficios de la cúrcuma

La cúrcuma, conocida popularmente como la "reina de las especias", ha ganado reconocimiento mundial gracias a sus múltiples propiedades medicinales. Esta especia, originaria del sudeste asiático, se ha utilizado durante siglos en la medicina tradicional, especialmente en la medicina ayurvédica e india, como un remedio natural para tratar diversas dolencias.

Sus beneficios han sido ampliamente estudiados, destacándose como uno de los antiinflamatorios naturales más poderosos que existen, con un potencial notable para prevenir enfermedades crónicas como la artritis, la diabetes tipo 2 e incluso el Alzheimer o algunos tipos de cáncer.

Uno de los aspectos más destacados de la cúrcuma es su capacidad para reducir la inflamación crónica y aliviar el dolor articular. Este efecto se atribuye principalmente a la curcumina, su principal compuesto activo, que actúa inhibiendo ciertas moléculas asociadas con la respuesta inflamatoria del organismo. Gracias a esta propiedad, se ha convertido en un recurso natural altamente valorado por personas que padecen afecciones como la artritis reumatoide o la osteoartritis.

Cúrcuma.

Además de sus propiedades antiinflamatorias, la cúrcuma también desempeña un papel clave en la protección de la salud cerebral. La curcumina ha demostrado ser capaz de atravesar la barrera hematoencefálica, lo que le permite ejercer efectos neuroprotectores.

Esto se traduce en una posible reducción del riesgo de padecer enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer. Algunos estudios sugieren que la curcumina puede ayudar a prevenir la acumulación de placas amiloides en el cerebro, uno de los factores clave en el desarrollo de esta enfermedad.

En el ámbito digestivo, la cúrcuma favorece el funcionamiento del sistema gastrointestinal, ayudando a reducir la acidez estomacal, la hinchazón y el malestar digestivo. También se ha observado que puede estimular la producción de bilis, mejorando así el proceso de digestión de las grasas.

Sumado a esto, esta especia contribuye a regular los niveles de azúcar, siendo especialmente beneficiosa para personas con riesgo de desarrollar diabetes tipo 2. Al mejorar la sensibilidad a la insulina y controlar la glucosa en sangre, esta especia se convierte en un valioso aliado para mantener un metabolismo saludable.

La salud cardiovascular también puede verse beneficiada por el consumo regular de cúrcuma. Su efecto antioxidante y antiinflamatorio protege el corazón, ya que ayuda a reducir la acumulación de placas en las arterias y mejora la circulación sanguínea. De este modo, se asocia con una disminución del riesgo de enfermedades cardíacas y accidentes cerebrovasculares.

Este mismo efecto antioxidante combate el envejecimiento celular y protegen la piel del daño causado por los radicales libres. Gracias a esta acción, la cúrcuma puede ayudar a mantener una piel más luminosa, saludable y resistente a los signos del envejecimiento prematuro.

Asimismo, la cúrcuma tiene un impacto positivo en la microbiota intestinal, fortaleciendo el equilibrio de bacterias beneficiosas en el intestino, lo que contribuye a una mejor absorción de nutrientes y a un sistema inmunológico más robusto.