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El Instituto Nacional del Cáncer (NCI) define la menopausia como la época en la vida de la mujer en la que los ovarios dejan de producir hormonas y se detienen los periodos menstruales. Es decir, uno de los puntos de inflexión más importante de la vida de millones de mujeres, que pone punto final a los años reproductivos.

La causa principal del paso de la etapa fértil a la menopausia radica en el envejecimiento ovárico, es decir, la pérdida de óvulos con la edad y la disminución de su calidad. Esta etapa se clasifica como tal cuando la mujer no ha tenido menstruación durante 12 meses seguidos no derivado de una condición médica previa.

Además de la interrupción definitiva de la menstruación, la menopausia supone una serie de cambios físicos que, en ocasiones, pueden acarrear problemas asociados como la ganancia de peso —u obesidad— o hipercolesterolemia. En este sentido, para prevenir este tipo de enfermedades, el experto Carlos Andrés Zapata recomienda dos frutas en especial: la manzana y la pera. 

Los beneficios de la manzana y la pera 

La manzana y la pera son dos de las frutas más populares en España. Su consumo está muy por encima de otros muchos alimentos con perfiles nutricionales excelentes y en ocasiones se ha tendido a subestimar su impacto debido a su ingesta aparentemente 'básica'. La realidad es otra completamente diferente.

El doctor Carlos Andrés Zapata destaca la importancia de incluir la manzana y la pera en la alimentación diaria de las mujeres, particularmente debido a dos razones fundamentales que contribuyen significativamente a la salud a largo plazo: controlan el peso y el colesterol.

A medida que pasan los años, es común que el cuerpo de la mujer tienda a ganar peso de manera gradual. Este fenómeno responde a múltiples factores, incluyendo alteraciones hormonales, disminución de la masa muscular y una posible reducción de la actividad física. En este contexto, las frutas como la manzana y la pera desempeñan un papel crucial.

La manzana, en particular, contiene fibra soluble, especialmente pectina, que genera una sensación de saciedad prolongada. Esto ayuda a controlar el apetito y, en consecuencia, la ingesta calórica diaria. Al sentirnos satisfechos por más tiempo, la tendencia a consumir alimentos altos en calorías o a picar entre comidas se reduce notablemente.

Además, ambas frutas poseen un índice glucémico bajo, lo que significa que no generan picos de insulina en el organismo. Esto es particularmente beneficioso para mantener estables los niveles de glucosa, lo cual también contribuye a la gestión del peso y a la prevención de enfermedades metabólicas como la diabetes tipo 2.

La estabilidad de la insulina no solo ayuda en el control del peso, sino que también previene la acumulación de grasa abdominal, una preocupación común durante la menopausia debido a los cambios hormonales.