A una mujer le hacen una ecografía de riñón.

A una mujer le hacen una ecografía de riñón. Freepik

Salud y Bienestar

Cólicos renales, un problema frecuente en el embarazo: ¿son peligrosos para el feto?

La presión del útero sobre los riñones durante el embarazo puede generar cólicos renales. Si bien no son excesivamente peligrosos, el dolor prolongado puede provocar el parto prematuro.

3 diciembre, 2021 01:08

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Durante el embarazo es normal sentir molestias en la zona lumbar, pero debemos estar atentas ya que un dolor fuerte del riñón puede ser indicativo de cólico renal.

Formar piedras (litiasis o cálculos) en el riñón durante el embarazo es algo poco frecuente, apareciendo en 1 de cada 1.500 embarazos, siendo algo más prevalente si la mujer gestante ya padecía este problema. Con cálculos o sin ellos, el dolor por cólico renal es el motivo de consulta no ginecológico más común durante el embarazo, en un Servicio de Urgencias de Hospital. No suele ser una patología grave y difícilmente afecta al curso del embarazo.

El cólico renal es un intenso dolor en el riñón que se produce por la obstrucción aguda e inesperada de la vía urinaria, siendo la litiasis la causa más común de provocarla. Entre las funciones del riñón está la de eliminar productos de desecho a través de la orina. Si se dan determinadas condiciones físicas y bioquímicas necesarias en el ambiente urinario, ciertas de estas sustancias pueden llegar a acumularse en una zona concreta del riñón, cristalizar y formar un cálculo.

Esta litiasis renal, ya formada en el riñón, puede quedarse alojada y saliente en alguna de las cavidades renales o intentar salir al exterior por el fluir de la orina. En este proceso de migración a través del uréter (conducto que une el riñón con la vejiga), puede encontrarse con zonas más difíciles de atravesar y, por tanto, no poder progresar, pudiendo así quedarse allí atrapada e impactada suponiendo un obstáculo para el transcurrir de la orina desde el riñón hacia la vejiga.

Se dice que un cólico renal concluye cuando el cálculo responsable es eliminado. Luego lo esperado es la expulsión, y lo más frecuente es que sea de manera espontánea.

Puede ocurrir que la migración del cálculo, desde el riñón a la vejiga y luego al exterior, no provoque una obstrucción de la vía urinaria y, por tanto, podrían oponerse de manifiesto el cólico renal; es decir, en ocasiones se produce la expulsión de la litiasis sin ningún síntoma de dolor.

Sin embargo, lo más habitual es que en el transcurrir del cálculo por la vía urinaria éste se impacte en algún trayecto y produzca una obstrucción aguda a la salida de la orina, la cual comienza a almacenarse por encima de la zona del cálculo. El aumento de la presión en el riñón es lo que va a ocasionar este intenso dolor. El dolor se localiza en la región lumbar, de manera brusca, como un golpe fuerte. Se suele acompañar de náuseas y vómitos, mal estar general, escozor al orinar, ganas de ir constantemente al baño (urgencia), micciones frecuentes (polaquiuria) o incluso observar sangre en la orina (hematuria). En los casos más graves podría aparecer fiebre. ¡¡Atención a esta última circunstancia!!

Cólicos en el embarazo

Durante el embarazo se producen cambios diversos en la anatomía de la vía urinaria (en ambos lados). Esto va a favorecer tanto las infecciones de orina como la formación de litiasis en el riñón. Es manifiesto un aumento en la actividad en la filtración del riñón con el consiguiente aumento de la cantidad de elementos de desecho, que una vez en la orina (solutos) pueden llegar a convertirse en cristales, y éstos en verdaderos cálculos. Esto, unido a la compresión que el útero hace sobre la vejiga y las vías urinarias, suponen un cierto obstáculo a la salida de la orina, y predispone a la mujer embarazada a la formación de litiasis en el riñón y a poder tener un cólico nefrítico cuando el riñón intenta expulsar el cálculo al exterior.

Pero debemos tener en cuenta que no todos los cólicos en el embarazo son producidos por litiasis renales. Se puede presentar el dolor del cólico simplemente por la dilatación renal que se produce por esta compresión uterina, que es mayor en el segundo y tercer trimestre del embarazo; y más frecuente en el lado derecho por la dextrorrotación del útero, sin que haya una litiasis subyacente. Muchas veces no podemos saber si este dolor cólico es de causa litiásica o compresiva, pero el tratamiento realizado para ambos casos será el mismo, explicado más adelante.

Si la causa del cólico renal es una litiasis, será más frecuente que ocurra en aquellas mujeres que ya tenían cálculos antes del embarazo y/o que tienen una historia litiásica previa. Pero como hemos comentado, el embarazo en sí, por las condiciones anatómicas, físicas y bioquímicas que se producen en la vía urinaria, favorecerá que se desencadene el cuadro con más facilidad.

Tener piedras en el riñón no afecta directamente al feto ni a su desarrollo durante el embarazo. No produce malformaciones ni impide el crecimiento del bebé. Pero el dolor prolongado que produce el cólico renal sí puede presentar un parto prematuro (que el bebé nazca antes de la fecha prevista). Por tanto, es fundamental que, junto al ginecólogo, el urólogo oriente el mejor diagnóstico y ofrezca los mejores tratamientos en cada caso.

Diagnóstico y tratamiento

Cuando el urólogo tiene la sospecha de que nos encontramos ante un cólico renal llevará a cabo una serie de estudios de diagnóstico, entre los que se incluyen una analítica completa y una ecografía abdominal. Ésta no supone ningún riesgo para el feto ni para la madre. Permite identificar la litiasis en el riñón y/o imágenes (hidronefrosis-dilatación renal) indirectas de que esta piedra se encuentra en algún lugar de la vía urinaria, habitualmente en el uréter.

El tratamiento principal del cólico renal es la medicación analgésica para el control del dolor. Los analgésicos son fármacos seguros durante el embarazo, pudiendo administrarse por vía intravenosa en caso de no ser resolutivos por vía oral. Sólo se administrará antibiótico si el cólico se asocia a una infección urinaria. En estos casos estamos ante una situación más grave, lo que denominamos el cólico renal complicado (séptico) que precisa un abordaje veloz y preciso.

El calor local con una bolsa de agua caliente puede ayudar a aliviar este dolor. En caso de presentar náuseas y vómitos se puede administrar medicación para controlarlos. Tras la aplicación de estas medidas, lo esperado es la expulsión espontánea de estos cálculos y no requerir más tratamiento. La hidratación, bien mediante sueroterapia intravenosa o por vía oral será necesaria durante estos momentos, pero sobre todo es esencial, en el momento de favorecer la expulsión del cálculo, y básica, en evitar formar nuevos cálculos.

El cólico renal complicado, séptico, anúrico o rebelde al tratamiento analgésico convencional, es menos frecuente, pero no por ello raro. Cuando la litiasis obstruye completamente la vía urinaria, y la orina no puede salir (anuria), cuando el cólico cursa con fiebre provocando una sepsis, o cuando es imposible controlar el dolor con la analgesia convencional, es necesario realizar la derivación urinaria.

Es una intervención quirúrgica realizada por el urólogo mediante la cual se resuelve la obstrucción y se facilita el paso de la orina acumulada en el riñón por encima de la obstrucción. Se coloca un catéter a lo largo del uréter, o desde el riñón directamente al exterior a través de la piel (nefrostomía) para permitir la salida de la orina. Se puede y se debe hacer si esta grave situación ocurre durante el embarazo. Rara vez hay que recurrir a tratamientos para destruir o extraer la litiasis responsable. Esta actuación se traslada hasta después del parto.

*La doctora Blanca Gómez-Jordana Mañas es médico residente del Servicio de Urología del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz.