Prevenir el cáncer de cuello de útero (cervical): síntomas y factores de riesgo

Prevenir el cáncer de cuello de útero (cervical): síntomas y factores de riesgo

Salud y Bienestar

Prevenir el cáncer de cuello de útero (cervical): síntomas y factores de riesgo

La infección por el virus del papiloma humano (VPH) es uno de los factores de riesgo más importantes para desarrollar cáncer de cuello uterino y vulva.

30 septiembre, 2022 11:56

El cáncer cervical o de cuello uterino es el segundo cáncer más común entre las mujeres de más de 45 años. En España, cada año se diagnostican cerca de 2.000 casos nuevos y se calcula que es la causa de muerte de cerca de 700 mujeres.

La edad media de diagnóstico de cáncer de cérvix son los 48 años. La mitad de los casos se diagnostican antes de los 35 y sólo el 10% en personas mayores de 65. En menores de 20 años es muy poco frecuente.

El cáncer del cuello del útero se produce por la aparición y crecimiento de células tumorales en el cuello uterino o cérvix, la parte inferior del útero que se conecta con la vagina. Según la OMS, este tipo de cáncer se podría reducir notablemente gracias a la vacunación, la detección precoz y la aplicación de tratamientos en fases tempranas de la enfermedad. Detectarlo a tiempo es clave para un buen pronóstico.

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La infección por el virus del papiloma humano (VPH) es uno de los factores de riesgo más importantes para desarrollar cáncer de cuello uterino y vulva. Se calcula que el VPH es la causa fundamental en más del 99% de los casos.

El VPH es la infección de transmisión sexual más habitual. Dado que no presenta síntomas, muchas de las personas infectadas la desconocen y, por tanto, es más fácil que la transmitan.

Hasta el 90% de las infecciones por el VPH se eliminan sin tratamiento durante los dos primeros años; pero hay algunas que se cronifican y son las que pueden producir lesiones precancerosas que pueden convertirse en un cáncer invasivo.

Factores de riesgo

Los elementos que suponen un mayor riesgo de sufrirlo son:

- Inicio de las relaciones sexuales antes de los 15 años

- Tener múltiples parejas sexuales

- Que el compañero/a sexual haya tenido muchas parejas sexuales

- Mujeres inmunodeprimidas

- Antecedentes de enfermedades de transmisión sexual

- No usar anticonceptivos del tipo "barrera" en las relaciones sexuales

- Tabaquismo

- No seguir revisiones periódicas

- Antecedentes de displasia vulvar o vaginal

Síntomas

En cuanto a los síntomas, en las primeras etapas, es posible que no haya síntomas. De ahí que las revisiones periódicas, indicadas cada 3 años, sean necesarias.

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En fases tempranas pueden ser una señal de alarma el sangrado fuera del periodo de la menstruación, también después de mantener relaciones sexuales o de exploraciones ginecológicas. Otras de ellas podrían ser el flujo anormal y con mal olor. Aunque, estos síntomas también se asocian con otras enfermedades

En fases más avanzadas pueden aparecer otros síntomas específicos como el dolor en las relaciones sexuales, dolor pélvico y dolor de espalda, sangrado, sangre en la orina o en las heces, pérdida de peso y del apetito, molestias al orinar, sensación de estrechamiento o la hinchazón de una pierna o de ambas, por la retención de líquidos. Lo que se conoce como "edema".

Detectarlo cuanto antes es clave y por este motivo, las revisiones periódicas son esenciales.

Pruebas detectoras

En las fases iniciales, se utilizan dos pruebas para detectar el cáncer de cuello uterino:

- Prueba de Papanicolau o citología cervicovaginal. Consiste en extraer una muestras de células del cuello del útero y del fondo vaginal para analizarlas.

-Prueba para detectar el VPH.

Si en ellas se detecta alguna anomalía, se recomienda efectuar otros estudios complementarios para confirmar o descartar una sospecha diagnóstica como son:

-La colposcopia, que es el examen del cuello uterino con una lente de gran aumento que permite detectar cambios en el aspecto de los epitelios

-La biopsia cervical que consiste en la extracción de una pequeña muestra de tejido del cuello uterino para que se pueda analizar en el laboratorio de Patología con un microscopio.

Una vez determinada la existencia de cáncer de cérvix, cuando se trata de una lesión invasiva es necesario proceder a la estadificación con pruebas de imagen (usualmente con RNM Pélvica, TAC abdominal o mejor y PET), que ayudarán a evaluar el alcance de la enfermedad.

Cuatro fases

Estas herramientas ayudarán a definir en qué fase de la enfermedad se encuentra la paciente, que se clasifica en 4 estadios:

Estadio I: Cuando la lesión está localizada en el cuello del útero.

Estadio II: Cuando el tumor afecta el cuello uterino con extensión o a la parte superior de la vagina.

Estadio III: Cuando el tumor del cuello uterino además se ha extendido a la parte inferior de la vagina y/o la pared interna de la pelvis.

Estadio IV: Extendido a otros órganos del cuerpo: vejiga, recto, o bien en forma de metástasis en los pulmones, hígado o huesos, entre otros.

En cuanto al tratamiento del cáncer del cuello uterino, depende del estadio en que se encuentra.

Cuando el cáncer está limitado en el cuello del útero y no es un tumor invasivo y, por tanto, se denomina "carcinoma intraepitelial" o carcinoma "in situ", se lleva a cabo un tratamiento local: la conización.

En tumores de pequeño tamaño a pesar de ser invasivos se puede realizar una extirpación exclusivamente del cuello de matriz (procedimiento llamado "traquelectomía") o en casos un poco más avanzados hay que realizar una extirpación completa de la matriz (histerectomía) asociando el estudio de las cadenas ganglionares de drenaje procediendo a una linfadenectomía.

En el caso de carcinomas avanzados, el tratamiento recomendado es la combinación de quimioterapia con radioterapia.

En los casos que se presentan con metástasis, la enfermedad es irreversible y son necesarios tratamientos de quimioterapia y algunos estudios han demostrado la actividad de la inmunoterapia, a veces combinada con quimioterapia, para evitar la progresión de la enfermedad.

Prevención

Ahora bien, ¿es posible prevenirlo? En efecto es posible, pero es necesario tomar diferentes medidas que harán que nuestras posibilidades de contraer este tipo de cáncer disminuyan notablemente, como son:

- Revisiones ginecológicas periódicas cada tres años con toma de muestras para estudio de citología (prueba del Papanicolau) a la que se puede asociar en ocasiones el estado de infección por HPC.

- Vacunación del Papiloma Humano en adolescentes antes de tener relaciones sexuales.

- Uso de preservativo.

- Evitar las relaciones sexuales antes de los 15 años.

- Evitar múltiples parejas sexuales.

- Evitar parejas que hayan tenido múltiples parejas sexuales.

- Evitar el hábito de fumar.

*El doctor Agustí Barnadas es el responsable del Programa de Cáncer de Mama y del Cáncer Ginecológico en el Centro Médico Teknon e IOB.