La 'royal', fotografiada durante el servicio del Día de la Commonwealth en marzo de 2025.

La 'royal', fotografiada durante el servicio del Día de la Commonwealth en marzo de 2025. Ben Whitley GTRES

Royals

Ana de Inglaterra cumple 75 años: la historia de la princesa discreta, amazona olímpica y mayor confidente de Carlos III

Pese a su perfil discreto, las contribuciones a la Corona británica y ciertas anécdotas personales de la 'royal' han alimentado titulares en todo el mundo.

Más información: Del intento de secuestro de la princesa Ana al asalto al cuarto de Isabel II: las otras 5 veces que peligró la vida de los Windsor

Elena Pérez
Publicada

Acumula cientos de actos en la agenda y un lugar destacado en la historia de la Corona. Protagonista de gestas deportivas, víctima de un intento de secuestro y veterana con toda una vida de servicio público a sus espaldas, este 15 de agosto, la princesa Ana sopla velas con la misma energía que la ha consolidado como pieza clave en el tablero real.

Un día como hoy, en 1950 nació en Clarence House Anne Elizabeth Alice Louise, la segunda hija de la entonces princesa Isabel y de Felipe de Edimburgo. Creció en el Reino Unido de la posguerra junto a su hermano mayor, Carlos, y después con los príncipes Andrés y Eduardo, ya instalada la familia en Buckingham tras la coronación de su madre en 1953.

Desde niña mostró una personalidad independiente y directa, rasgos que la harían destacar. Su educación combinó los estudios formales en el Benenden School de Kent con una intensa relación con la naturaleza y, especialmente, con los caballos, llegando a desarrollar una afición por la equitación que, en realidad, fue mucho más que un pasatiempo.

La amazona de Buckingham

Sus habilidades en esta práctica la llevaron a competir al máximo nivel. En 1971, a los 21 años, ganó el Campeonato Europeo de Concurso Completo montando a Doublet. Entonces, fue nombrada Personalidad Deportiva del Año por la BBC. En 1975, repitió éxito en la competición, haciéndose con dos medallas de plata.

Sin embargo, su momento de mayor visibilidad llegaría un año después, cuando representó a Reino Unido en las Olimpiadas de Montreal, convirtiéndose así en la primera integrante de la familia real británica en competir en unos Juegos. Durante la prueba de campo a través sufrió una caída que le provocó una conmoción cerebral.

La carrera deportiva no se limitó a su papel como amazona. Llegó a presidir la Federación Ecuestre Internacional entre 1986 y 1994, antes de ser sucedida en el cargo por la infanta Pilar de Borbón. Además, en 1988 pasó a formar parte del Comité Olímpico Internacional (COI).

Carlos III y la princesa Ana, a caballo, en el año 1969.

Carlos III y la princesa Ana, a caballo, en el año 1969. Gtres

Además, desde 1971 mantiene una relación estrecha con la Riding for the Disabled Association, de la que fue nombrada presidenta en 1986, trabajando para promover la equinoterapia entre niños y adultos con discapacidad.

Dos bodas y rencillas familiares

La vida amorosa de Ana también ha tenido algún que otro giro de guion. En noviembre de 1973 se casó con el capitán Mark Phillips, también jinete olímpico, en una ceremonia celebrada en la abadía de Westminster y retransmitida por televisión a millones de espectadores.

Entre los 1.500 invitados destacaban los reyes Constantino y Ana María de Grecia; los príncipes Rainiero y Grace —Kelly— de Mónaco; los entonces herederos de la corona de Noruega, Harald y Sonia; y los de los Países Bajos, Beatriz y Nicolás. Los reyes Juan Carlos y Sofía, por la fecha príncipes de España, también asistieron.

De ese matrimonio nacieron dos hijos: Peter, en 1977, y Zara, en 1981. Para muchos no pasó desapercibido el hecho de que ninguno de ellos recibiese título nobiliario, siguiendo el deseo de sus padres de darles una educación y vida lo más alejadas posible de la rigidez institucional.

Sin embargo, tras varios años de distanciamiento —y con el detalle de que Mark había tenido una hija, Felicity, fruto de una relación extramatrimonial con una profesora de arte en 1985—, la pareja anunció su separación y formalizó el divorcio en 1992. Pero la royal volvió a enamorarse y, ese mismo año, entonó de nuevo el 'sí, quiero'. 

Acumula cientos de actos en la agenda y un lugar destacado en la historia de la Corona. Protagonista de gestas deportivas, víctima de un intento de secuestro y veterana con toda una vida de servicio público a sus espaldas, este 15 de agosto, la princesa Ana sopla velas con la misma energía que la ha consolidado como pieza clave en el tablero real.

Un día como hoy, en 1950 nació en Clarence House Anne Elizabeth Alice Louise, la segunda hija de la entonces princesa Isabel y de Felipe de Edimburgo. Creció en el Reino Unido de la posguerra junto a su hermano mayor, Carlos, y después con los príncipes Andrés y Eduardo, ya instalada la familia en Buckingham tras la coronación de su madre en 1953.

Una imagen de la Familia Real británica de archivo.

Una imagen de la Familia Real británica de archivo.

Desde niña mostró una personalidad independiente y directa, rasgos que la harían destacar. Su educación combinó los estudios formales en el Benenden School de Kent con una intensa relación con la naturaleza y, especialmente, con los caballos, llegando a desarrollar una afición por la equitación que, en realidad, fue mucho más que un pasatiempo.

La amazona de Buckingham

Sus habilidades en esta práctica la llevaron a competir al máximo nivel. En 1971, a los 21 años, ganó el Campeonato Europeo de Concurso Completo montando a Doublet. Entonces, fue nombrada Personalidad Deportiva del Año por la BBC. En 1975, repitió éxito en la competición, haciéndose con dos medallas de plata.

Sin embargo, su momento de mayor visibilidad llegaría un año después, cuando representó a Reino Unido en las Olimpiadas de Montreal, convirtiéndose así en la primera integrante de la familia real británica en competir en unos Juegos. Durante la prueba de campo a través sufrió una caída que le provocó una conmoción cerebral.

La carrera deportiva no se limitó a su papel como amazona. Llegó a presidir la Federación Ecuestre Internacional entre 1986 y 1994, antes de ser sucedida en el cargo por la infanta Pilar de Borbón. Además, en 1988 pasó a formar parte del Comité Olímpico Internacional (COI). 

Además, desde 1971 mantiene una relación estrecha con la Riding for the Disabled Association, de la que fue nombrada presidenta en 1986, trabajando para promover la equinoterapia entre niños y adultos con discapacidad.

Dos bodas y rencillas familiares

La vida amorosa de Ana, conocida por ser la 'princesa rebelde' de Reino Unido, también ha tenido algún que otro giro de guion. En noviembre de 1973 se casó con el capitán Mark Phillips, también jinete olímpico, en una ceremonia celebrada en la abadía de Westminster y retransmitida por televisión a millones de espectadores.

Entre los 1.500 invitados destacaban los reyes Constantino y Ana María de Grecia; los príncipes Rainiero y Grace —Kelly— de Mónaco; los entonces herederos de la corona de Noruega, Harald y Sonia; y los de los Países Bajos, Beatriz y Nicolás. Los reyes Juan Carlos y Sofía, por la fecha príncipes de España, también asistieron.

De ese matrimonio nacieron dos hijos: Peter, en 1977, y Zara, en 1981. Para muchos no pasó desapercibido el hecho de que ninguno de ellos recibiese título nobiliario, siguiendo el deseo de sus padres de darles una educación y vida lo más alejadas posible de la rigidez institucional.

Sin embargo, tras varios años de distanciamiento —y con el detalle de que Mark había tenido una hija, Felicity, fruto de una relación extramatrimonial con una profesora de arte en 1985—, la pareja anunció su separación y formalizó el divorcio en 1992. Pero la royal volvió a enamorarse y, ese mismo año, entonó de nuevo el 'sí, quiero'. 

Sir Timothy Laurence, un oficial de la Marina Real que había trabajado anteriormente con su madre, se convirtió en el segundo esposo de Ana en una celebración mucho más discreta, con solamente treinta testigos.

La princesa Ana y Tim en una imagen de archivo en junio de 2011.

La princesa Ana y Tim en una imagen de archivo en junio de 2011. Gtres

En lo personal, sus romances no eran lo único que alimentaba titulares. También lo hacía su supuestamente turbulenta relación con la Princesa de Gales. La biógrafa experta en realeza Ingrid Seward explica en un reportaje publicado por Vanity Fair que "Ana fue indiferente hacia Diana desde el principio… la llamaba chica tonta".

La tensión entre las cuñadas era un secreto a voces en la familia. Incluso el reportero real Richard Kay llegó a confirmar que la hermana de Carlos III "no pasaba una a Diana… No le gustaba la forma en la que cumplía con su deber, ni cómo usaba las cámaras y los medios de comunicación para promocionarse. Ella tenía una idea mucho más tradicional de la monarquía y el deber real".

La princesa Ana se convirtió en la gran compañera de la reina Isabel II.

La princesa Ana se convirtió en la gran compañera de la reina Isabel II. Gtres

Al margen de esto, fue una fiel acompañante de su madre, Isabel II, en los años que precedieron su muerte. Permaneció a su lado en Balmoral hasta que falleció en septiembre de 2022 a los 96 años de edad. Ana heredó de la monarca el sentido del deber y se ha convertido, más aún desde su partida, en uno de los pesos pesados de la Corona británica.

Una royal fiel a su rol

En el plano institucional, ha desarrollado una trayectoria especialmente centrada en el trabajo de representación y apoyo a organizaciones benéficas. Es presidenta o patrona de múltiples entidades relacionadas con el deporte, la educación, la discapacidad... Destaca su vinculación a Save the Children, de la que es presidenta desde 1970.

Su agenda refleja una dedicación constante: durante mucho tiempo ha encabezado la lista de miembros de la Familia Real con más compromisos oficiales cumplidos. En 2024, asistió a más de 270 actos, a pesar de que estuvo tres semanas de baja por la conmoción cerebral que sufrió en un nuevo accidente hípico.

La princesa Ana y Timothy Laurence en un acto en Inglaterra en junio de 2013.

La princesa Ana y Timothy Laurence en un acto en Inglaterra en junio de 2013. Gtres

Descrita por su círculo cercano como una mujer tenaz —recordemos que en 1974 intentaron secuestrarla a cambio de dos millones de libras, ante lo que esta respondió un tajante "ni de coña"—, trabajadora y sin grandes pretensiones, ha dedicado su vida a reforzar el papel de la monarquía, a través de las numerosas causas sociales que abandera.

En los últimos años, ha desempeñado un rol clave como apoyo de Carlos III, asumiendo parte de las responsabilidades protocolarias y representativas de la Corona, en especial en aquellos momentos en los que coincidieron las bajas de este y de la princesa Kate Middleton por motivos de salud.

Aunque son cuatro hermanos, entre el Rey y Ana de Inglaterra existe, si cabe, un vínculo más cercano en comparación con Andrés y Eduardo. Bien por su cercanía en cuanto a edad —solamente se llevan dos años de diferencia— o por todas las vivencias que han experimentado juntos.

Un cumpleaños discreto

Con motivo de sus 75 años, la británica no ha programado grandes actos. Pasará el evento de forma privada, presumiblemente en la costa oeste de Escocia, donde está disfrutando de unas jornadas de descanso en compañía de su marido. Viven juntos en Gatcombe Park, una casa de campo situada en el condado de Gloucestershire.

Unos días antes de su aniversario de vida, el Palacio de Buckingham sorprendió con la publicación de un retrato oficial de la Princesa junto a Sir Timothy Laurence, realizado por el fotógrafo Chris Jackson antes del banquete de Estado celebrado en el castillo de Windsor el pasado mes de julio.

La princesa Ana y el vicealmirante Sir Tim Laurence asisten al banquete de estado en el Castillo de Windsor el 8 de julio de 2025 en Windsor, Inglaterra.

La princesa Ana y el vicealmirante Sir Tim Laurence asisten al banquete de estado en el Castillo de Windsor el 8 de julio de 2025 en Windsor, Inglaterra. Chris Jackson Getty Images para el Palacio de Buckingham

Para la ocasión, lució la tiara Festoon —una de las favoritas de su colección—, que estrenó en 1973 por su 23 cumpleaños. Combinó la joya con un vestido en tono marfil de Maureen Baker (visto anteriormente en el retrato con el que celebró sus 70 años en 2020) y una chaqueta bolero blanca adornada con joyas.

Su figura, marcada por el trabajo institucional y una vida alejada del protagonismo mediático que caracteriza a otros miembros de la familia, sigue siendo una de las más constantes de la monarquía británica. Por el momento, no hay visos de que Ana de Inglaterra se retire de sus funciones, con las que está profundamente comprometida.