Almudena, profesora, en el videopódcast Contratiempos.
Almudena, profesora, sobre los colegios privados en España: "Me dijeron que solo podían repetir 2 personas de 100"
Según Raboso, el prestigio académico del sector privado responde a dinámicas empresariales orientadas a mantener a las familias satisfechas.
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En España, la educación pública sigue siendo la opción mayoritaria: el 66,8 % del alumnado de enseñanzas no universitarias está matriculado en centros públicos, frente al 24,5 % que acude a colegios concertados y el 8,6 % que lo hace en privados sin financiación pública, según los últimos datos del Ministerio de Educación, Formación Profesional y Deportes.
Esta preferencia tiene, en muchos casos, un componente económico evidente; sin embargo, también existe un factor social muy arraigado: según los informes, los alumnos de los centros privados obtienen mejores resultados que los de la pública. Unos datos que, en cambio, se matizan cuando el rendimiento se pone a prueba en escenarios comunes como la Selectividad.
Son precisamente estos escenarios los que han llevado a muchas personas a preguntarse si las notas se "regalan" en centros privados y concertados. Frente a esa visión extendida, ha sido Almudena Raboso, profesora de Filosofía en la Comunidad de Madrid, quien ha explicado cómo funcionan estos centros y qué dinámicas se ocultan.
Las dinámicas de los colegios privados y concertados
Almudena Raboso, profesora de Filosofía en la Comunidad de Madrid y portavoz del colectivo "menos lectivas", participó en el videopódcast de Contratiempos para hablar de lo que ocurre dentro de la educación privada y concertada, a diferencia de la pública.
Este debate se debe, principalmente, a la percepción de muchas personas acerca de las notas en estos centros, donde se cree que "se regalan" con el fin de preservar su imagen de éxito académico y fidelizar a las familias.
Según Raboso, el supuesto prestigio académico del sector privado es "un absoluto bulo" que no responde a la realidad del aula, sino a dinámicas empresariales orientadas a mantener a las familias satisfechas.
La profesora explica que estos centros operan con la lógica del cliente: el estudiante —o, más aún, sus padres— tiene la razón. En ese contexto, describe presiones para "rascar o subir nota" o repetir recuperaciones tantas veces como sea necesario hasta que la asignatura termine aprobada.
"En un centro en el que trabajé, a mí me llegaron a decir claramente y sin parches, que en primero de la ESO solo podían repetir dos personas de todo el curso", es decir, de todas las clases de Primero del colegio, confiesa Raboso.
La razón, explica la profesora, era que el centro "ya tenía todas las matrículas puestas" y "todas las plazas cubiertas" para el año que viene. En estos casos, la rentabilidad económica del centro prevalece sobre la necesidad educativa de un alumno de repetir para asentar los conocimientos.
@contratiemposct ✏️ Cuando las lógicas empresariales dominan la educación. Atención a esto que nos contó Almudena Raboso sobre la privada y la concertada. 🎙 Puedes ver el episodio completo en Youtube o escucharlo en Spotify y el resto de agregadores. #podcast #contratiempos #educacion #publica #menoslectivas #ratio #precariedad #privada #concertada #feminismo ♬ sonido original - Contratiempos
Raboso subraya además que este modelo, que opera siguiendo intereses privados, se financia con dinero público. Señala que el gobierno regional destina fondos y becas al Bachillerato privado restando recursos a la red pública.
Sin embargo, al mismo tiempo, en los colegios privados o concertados los trabajadores tienen condiciones laborales notablemente peores: jornadas más largas, más horas lectivas, menor salario y prácticas irregulares que reducen su remuneración real.
Para la profesora de Filosofía, existe un deterioro en la educación pública y, en especial, la madrileña. La Comunidad de Madrid, afirma, arrastra una "situación bastante mala" porque las plazas no se estabilizan y los docentes no pueden consolidarse en un mismo centro ni participar de proyectos educativos a largo plazo.
Este escenario se agrava porque Madrid es la única autonomía que no ha revertido los recortes de 2011: ni ha recuperado los 11.000 docentes despedidos, ni ha reducido las ratios ni las horas lectivas.
Esa carga lectiva superior —18 horas semanales en Secundaria, al menos dos más que en otras comunidades— repercute en la calidad del trabajo docente y en la organización del propio centro. Madrid, además, es una de las regiones con el coste de vida más alto, lo que se traduce en que sus profesores trabajen más horas, cobren menos y vivan en un entorno más caro.
Raboso también señala mecanismos de segregación dentro de la propia escuela pública, especialmente a través del programa bilingüe.
La separación entre grupos acaba reflejando diferencias socioeconómicas de origen, ya que el nivel de inglés en edades tempranas suele depender de la capacidad familiar para pagar academias o intercambios. Este sistema, afirma, puede llegar a producir "grupos gueto" dentro del mismo centro.
Frente a este panorama, Raboso defiende la importancia de que el profesorado se movilice y explique a su alumnado por qué lo hace. Asegura que es "superinteresante" dialogar con los estudiantes sobre las huelgas, explicarles que perder salario en esos días es una decisión acertada.
Además, la docente explica que es importante que entiendan que el estrés, el agobio o la ansiedad que ven en sus profesores procede de un sistema que no da tiempo para corregir, preparar clases o atender a las familias.
Según relata, cuando los alumnos entienden que la lucha es por ellos, por su educación y por los derechos de quienes les seguirán, se crea una relación más empática y un compromiso mayor con la defensa de la escuela pública.