Retrato de la abogada, fundadora del despacho que lleva su apellido.

Retrato de la abogada, fundadora del despacho que lleva su apellido. Cedida

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Mar de Pedraza, más de 20 años en la élite legal española, tajante: "La justicia como 'show' destruye a la sociedad"

La madrileña es la única mujer con su propio despacho en la lista de Chambers and Partners, que destaca a los mejores abogados en distintas prácticas.

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Según el Barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) de julio de 2025, la corrupción y el fraude representan una de las grandes preocupaciones de los españoles (25,3%), solo por detrás de la vivienda. Con un constante goteo de casos que erosionan la confianza ciudadana, los juzgados, a pesar de su evidente saturación, no dan tregua ni en verano.

Mar de Pedraza (Madrid, 1973) es una de las voces más respetadas en el campo del derecho penal económico de nuestro país. En 2011 fundó su despacho tras una trayectoria de 15 años en firmas de primer nivel, como Baker McKenzie y Garrigues. Es una de las grandes referentes en su área y ha llevado casos de máxima relevancia tanto en España como fuera.

Experta en delitos de guante blanco, lleva siendo seleccionada 17 años consecutivos por el ranking de Chambers and Partners, reconocido por destacar a los mejores abogados en diversas prácticas. En la lista, es la única mujer de su área con despacho propio, pero rehúye de cualquier intento de colocarse medallas. Aunque confiesa: "Tengo fama de dura, será porque no doy una pelota por perdida nunca".

Desde joven tuvo claro su camino. Sin referentes más allá de la ficción —era fanática de la serie Anillos de oro, en la que Ana Diosdado e Imanol Arias interpretaban a una pareja especializada en causas matrimoniales—, con ocho años decidió que quería ser "abogada, o abogado, ambos me valen; yo soy de las feministas que se preocupan más por la igualdad de derechos y oportunidades", dice.

Retrato de la reconocida abogada, especializada en derecho penal económico.

Retrato de la reconocida abogada, especializada en derecho penal económico. Cedida

Se licenció en Derecho por la Complutense. Fue letrada de Garrigues y, más tarde, socia en Baker McKenzie. "Era un mundo de hombres. Pero disfruté y aprendí muchísimo, y todo eso es lo que me ha llevado a tener lo que hoy llaman marca personal", asegura.

Si bien el mundo jurídico ha sido históricamente masculino, considera que ahora atraviesa un proceso de cambio relevante. No obstante, persisten retos como la escasez de referentes femeninos en puestos de liderazgo, los sesgos inconscientes y las dificultades para equilibrar la vida profesional con la personal. 

Cuando fundó su bufete, su hijo tenía siete meses: “Conciliar en esta profesión no es fácil; hay que estar dispuesto a sacrificar determinadas cosas y tener ayuda”. En su equipo ha habido durante años una gran presencia femenina, algo que considera fruto natural del compromiso con el talento y no un objetivo de cuotas: "Busco a personas apasionadas, me da igual si son hombres o mujeres".

El eterno debate moral

De Pedraza Abogados mantiene una estructura boutique y se especializa tanto en litigación penal como en asesoramiento preventivo. En su despacho, se toma cada caso como si fuera el único: "He defendido a personas con las que no comparto absolutamente nada". ¿Cómo se hace eso? "Desde el rigor y el convencimiento intrínseco de que todo el mundo tiene derecho a una defensa eficiente y eficaz", responde.

Y añade, sobre el dilema ético que puede plantear la profesión: "Los abogados, cuando empezamos en esto, siempre hablamos mucho de la aventura profesional, de si estamos preparados para todos los casos. Yo recuerdo que, cuando era joven, decía: puedo defender a cualquiera menos a un violador, porque creo que ahí pesa más mi condición de mujer que mi puesto".

Mar de Pedraza frente al objetivo.

Mar de Pedraza frente al objetivo. Cedida

Sin embargo, recuerda, "en 2002, estaba de viaje con unas amigas, y les dije: creo que me he hecho mayor. Sería capaz de defender a un violador, pero siempre preferiré no hacerlo. La realidad es que, aunque a mí me caiga mal el cliente, o incluso sepa que ha delinquido, mi obligación será enfrentarme con todos los argumentos. Si no sé hacerlo estoy fallando a la sociedad, porque es el deber que juré".

Afortunadamente, De Pedraza reconoce haberse encontrado solamente con un "conflicto moral", aunque no entra en detalles por priorizar la discreción que la caracteriza a lo largo de la entrevista: "Fue hace muchos años. Defendíamos a un señor con mucha relevancia internacional que me parecía lo peor del mundo, contrario a mis ideas. Me costó, pero dije: eres una profesional, sabes hacerlo".

Y lanza una comparación con otras profesiones: "Es como el médico que auxilia sin distinguir entre ladrón y atacado. Auxilia para que la persona sobreviva. Los abogados tenemos una obligación constitucional que hemos asumido voluntariamente". La guía una máxima: "Si no crees en esto con todo tu cuerpo, mejor no lo hagas".

La justicia como show

En los últimos años, la justicia se ha ido convirtiendo en un producto audiovisual más. El goteo de filtraciones en los medios y el ruido de las redes han desplazado el foco de los tribunales a los platós. Sobre esta creciente espectacularización, comenta: "Creo que no ayuda ni a las víctimas ni al sistema. Los extremos son un problema para el presente y el futuro".

De Pedraza considera que vivimos en un mundo tan desbordado por las redes y la inmediatez "que cualquier persona con un perfil público cree que sabe más que tú". Por eso, defiende el rigor como principio rector. "Informar, sí; opinar, no. Mi forma de trabajar es esa, da igual si es un asunto pequeño o el tema más comentado. Hacer show nos destruye como sociedad".

Cuando se le pregunta por el tensionado estado de la justicia, no duda: "Está saturada. Es la prima pobre. A nadie le interesa, porque no da votos, así que no se invierte en ella ni se intenta que sea más equilibrada". En cualquier caso, cree que la solución no está solo en los recursos, sino en entender el sistema como un todo. "En un mundo ideal, jueces, fiscales y abogados pasarían por los tres roles".

También defiende la importancia del equilibrio personal en una profesión tan exigente. “Disfruto mucho del autoconocimiento y llevo años integrando la meditación y el mindfulness en mi vida", algo que traslada al propio bufete. Actualmente, cursa un máster en Desarrollo Personal y Liderazgo, convencida de que cuando te nutres por dentro, eso se refleja también en el trabajo.

De Pedraza Abogados está especializado en ofrecer una defensa robusta y estratégica en el ámbito del derecho penal corporativo.

De Pedraza Abogados está especializado en ofrecer una defensa robusta y estratégica en el ámbito del derecho penal corporativo. Cedida

La abogada observa con interés la entrada de la inteligencia artificial en el ámbito legal. Considera que puede resultar útil, sobre todo, en la fase previa del trabajo: "Estamos todo el día leyendo, manejando miles de folios. Hay casos que se ganan o se pierden por detalles como la cabecera de un fax. En eso, la IA puede ser una ayuda".

No cree que estas herramientas vayan a sustituir el trabajo del abogado, pero sí que pueden mejorar su rendimiento si se usan bien: “Nos puede hacer mejores”. Para ella, la clave está en formarse y no tener miedo: "No podemos ir contra el progreso. Hay que buscar cómo integrarla con sentido y buscando el bien común".