Scarlett Johansson como directora en el rodaje de Eleanor The Great.

Scarlett Johansson como directora en el rodaje de Eleanor The Great. These Pictures.

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Scarlett Johansson y Kristen Stewart se convierten en directoras: ser estrellas de Hollywood no es suficiente

Ambas han coincidido debutando el mismo año y en el mismo lugar, el Festival de Cannes, habituales en anteriores ediciones como actrices y jurado.

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En la cúspide de la fama, Scarlett Johansson y Kristen Stewart se han lanzado al vacío. Con una escueta red de contención y con muchos bríos, estas actrices poseedoras de sólidas y pujantes carreras decidieron ponerse al otro lado de la cámara.

Eleanor The Great, dirigida por Johansson, y The Chronology of Water, de Stewart, estrenadas por todo lo alto en el Festival de Cannes, constituyen la palpable constatación de un gran paso y de que ser estrellas de Hollywood no es suficiente.

Scarlett y Kristen no son las primeras celebridades cinematográficas que se convierten en directoras -Angelina Jolie y Maggie Gyllenhaal son casos recientes-, y la tendencia indica que no serán las últimas.

Sin embargo, llama la atención que ambas hayan coincidido como directoras debutantes el mismo año y en la misma arena, es decir, el Festival de Cannes, donde han sido habituales desde hace varias ediciones en calidad de actrices y de jurado.

Sus películas han formado parte de la sección competitiva Un Certain Regard, para la cual se seleccionan largometrajes fuera de lo común, que aportan algo diferente al cine.

Reza la razón de ser de esta sección como un trampolín para el reconocimiento internacional y un empujón para realizadores noveles. De manera que para estas estrellas hollywoodienses se trataba de una prueba de fuego.

Desde el anuncio de la programación del Festival de Cannes, Eleanor The Great y The Chronology of Water habían creado grandes expectativas, las entradas para todas las proyecciones se agotaron en cuestión de segundos.

Scarlett Johansson en el photocall de 'Eleanor The Great'.

Scarlett Johansson en el photocall de 'Eleanor The Great'. Gettyimages.

Fueron estrenadas con lleno total –en la sala Debussy de Cannes que alberga más de mil espectadores–, y las ovaciones de largos minutos al final de las proyecciones serían un anticipo de las buenas críticas que, horas más tarde, se publicaron en diferentes medios de comunicación.

Aunque Johansson y Stewart no ganaron ningún premio, se pueden considerar como triunfadoras. Con la distancia que da el festival concluido, es un buen momento para analizar las inquietudes y habilidades de ambas, así como sus motivaciones para lanzarse de lleno a la dirección.

Las ambiciones artísticas de dos estrellas

A simple vista, las carreras de Scarlett Johansson (Nueva York, 1984) y Kristen Stewart (Los Ángeles, 1990) tienen muchas similitudes.

Comenzaron desde niñas en la actuación, han protagonizado desde blockbusters hasta películas independientes, han trabajado con diferentes directoras y directores estadounidenses y de otros países.

También han estado nominadas al Óscar, han incursionado en diferentes ramas artísticas, son representantes de grandes marcas de lujo y figuran entre las actrices mejor pagadas del cine.

Siendo celebridades han sufrido el asedio de la prensa carnívora, pero de diferentes maneras han sabido plantarle cara.

Afectada psicológicamente por la persecución mediática tras el estrellato conseguido con la saga Crepúsculo (2008 - 2012), Kristen Stewart se ha referido abiertamente a su salud mental (ataques de ansiedad y pánico).

Mientras que Scarlett Johansson ha denunciado pública y legalmente el acoso de paparazzi y de ciertos medios.

Al pertenecer a la generación millennial, son mujeres que se han despojado públicamente de lastres sociales y hablan abiertamente de su sexualidad, tal es el caso de Stewart que se acaba de casar con la guionista y productora Dylan Meyer.

También se han encarado a los intentos de los grandes estudios de encasillarlas o de no cumplir con sus contratos, como la querella -ganada- de Johansson contra el coloso Disney en 2021.

El pleito fue originado por un cambio de estrategia en el estreno de Viuda Negra (de Cate Shortland), que al no ser exhibida en cines, impedía el beneficio monetario que figuraba en su contrato.

En ese camino para convertirse en directoras, aparte de acumular experiencia y conocimiento a través de todas las décadas trabajando desde la interpretación, también procuraron moldear sus visiones con diferentes propuestas audiovisuales.

Fotograma de la película 'Eleanor, The Great'.

Fotograma de la película 'Eleanor, The Great'. These Pictures.

Scarlett con el corto muy neoyorquino These Vagabond Shoes (como parte de la película ómnibus New York, I Love You, 2009), y Kristen con videoclips y cortometrajes como Come Swim (presentado en el Festival de Sundance, 2017) o Crickets (como parte de la antología de cortos hechos durante la pandemia, Homemade, 2020).

En el debut en la dirección de sus largometrajes también hay similitudes. Además de asumir un riesgo considerable (en varios niveles y aspectos), ambas han optado por películas independientes en las que han tenido control creativo.

Se decantaron por historias centradas en mujeres, que abordan de una manera muy particular los recuerdos y el dolor, y con las cuales establecen conexiones bastante personales.

La mezcla de todos estos aspectos, y tomando en cuenta que son celebridades cinematográficas, para Kristen fue un camino espinoso y lleno de obstáculos; en cambio, para Scarlett la producción resultó algo más llevadera.

Kristen, una cineasta con mayúsculas

Un aspecto notable de Scarlett Johansson y Kristen Stewart es que hablan abiertamente de dinero, y ahora como directoras alzan aún más la voz.

"Cuando hagas una película independiente, no la hagas por el dinero, ¡sorpresa, sorpresa…!", elegantemente Johansson sacó las garras en la sala Debussy en la presentación de Eleanor The Great.

La historia de Eleanor (June Squibb), una mujer de 95 años que se enfrenta al duelo y a la soledad, no era precisamente de las apetencias de financieros, como tampoco el relato de violencia, abusos y adicciones de Lidia (Imogen Poots), en The Chronology of Water.

A Stewart le tomó casi ocho años sacar adelante su película. Fundó una productora con Dylan Meyer (Nevermind Pictures), y tan férrea fue su lucha para encontrar financiamiento (en Europa halló gran parte del presupuesto), que en enero del año pasado hizo una 'declaración de guerra:' no volvería a actuar hasta concluirla.

También emprendió la adaptación del libro homónimo de Lidia Yuknavitch, en el que la reconocida autora californiana recoge sus memorias.

Publicado en 2011, Yuknavitch sorprendió al público -entre ellos a Kristen– con la manera tan descarnada de cómo narraba los recuerdos de su infancia y adolescencia, su prometedora carrera como nadadora olímpica truncada, y su tormentosa entrada en la adultez.

Todas estas fases vitales estaban marcadas por el abuso sexual por parte de su padre, la adicción a las drogas y al alcohol, para luego emprender un proceso de sanación a través de la literatura.

Kristen Stewart posando durante el photocall de 'The Chronology of Water'.

Kristen Stewart posando durante el photocall de 'The Chronology of Water'. Gettyimages.

Stewart había conectado de inmediato con el libro de memorias de Lidia Yuknavitch, pero su intención desde el principio no fue ni protagonizar ni hacer una adaptación de catálogo.

"La única razón para convertirlo en película es porque quiero que la gente vea la historia como yo la veo, de manera subjetiva, jugando con la narración visual", me comentó la intérprete en 2019.

Seis años más tarde, vemos en la pantalla precisamente lo que describió Kristen aquel día en la Mostra de Venecia. The Chronology of Water es un ejercicio introspectivo, visceral, sensorial y emocional.

Y como espectadoras, llegamos a sentir todas y cada una de las heridas, caídas e intentos de levantar vuelo de Lidia –Potts en una interpretación bestial–.

Pero también constatamos el alto sentido del riesgo con la propuesta de una directora que tiene una manera muy clara y personal de contar historias. Se puede decir que Kristen Stewart se ha bautizado como una cineasta con mayúsculas.

El día después del estreno mundial de la película, en una entrevista concedida a un medio francés, Kristen respondía a la pregunta de por qué quiso abordar temas tan escabrosos como los abusos sexuales y las adicciones.

"Ser mujer es de por sí una experiencia violenta, incluso si no has tenido las vivencias extremas que retratamos en la película", respondía Stewart.

“Lidia fue capaz de tomar esas vivencias desagradables para metabolizarlas y procesarlas, y así crear algo con lo que pudo vivir, encontrando la alegría".

"Sin ánimos de dramatizar", proseguía la directora, guionista y productora, "las mujeres somos secretos andantes, desde afuera no nos quieren ver ni escuchar, es mejor para los demás no expresar cómo nos sentimos porque incomoda…

La cuestión es que albergamos mucha violencia, incluso en las imágenes que consumimos. Somos increíblemente violadas sin parar".

Scarlett la grande

Desde que se diera a conocer que Scarlett Johansson debutaría en la dirección, la actriz ha contado a diferentes medios de comunicación que al ver de cerca cómo Robert Redford protagonizaba y dirigía El hombre que susurraba a los caballos (1998), donde ella interpretaba a Grace MacLean, se dijo que algún día se convertiría en directora.

A sus 12 años Scarlett, la edad que tenía cuando trabajó con Redford, no solamente lloraba como nadie en la pantalla grande, sino también supo vislumbrar un futuro trabajando con actores y lidiando con todos los aspectos técnicos que implican una producción cinematográfica por muy modesta que sea.

Scarlett Johansson junto al elenco de 'Eleanor The Great'.

Scarlett Johansson junto al elenco de 'Eleanor The Great'. Gettyimages.

Al fundar la compañía These Pictures, y después de estrenarse como productora de un par de películas (entre ellas La otra cara de la luna, 2024), casi tres décadas más tarde de haberse inspirado en Robert Redford, se topó con el guion de Tory Kamen, quien ya llevaba un buen tiempo tocando puertas para vender la historia de la nonagenaria Eleanor.

En este relato no había superhéroes, ni vertiginosas persecuciones, ni siquiera sexo o un tórrido romance, se trataba más bien de una pequeña historia sobre viejas y nuevas amistades, de convivir con el duelo y la soledad, pero también sobre el perdón.

Desarrollada en Nueva York, Eleanor The Great se centra en Eleanor (una extraordinaria June Squibb), que al morir su mejor amiga Bessie (Rita Zohar), una sobreviviente del exterminio de los judíos durante la Segunda Guerra Mundial, accidentalmente narra como propias las vivencias de Bessie.

La afinidad de Johansson con la historia de Eleanor se puede encontrar en varios aspectos. Por una parte, está el hecho de ser judía, por ende hay una clara intención de explorar la identidad hebrea y la memoria histórica de los sobrevivientes del Holocausto.

Por otra parte, está la relación bastante cercana que tuvo con sus abuelas, lo cual fortaleció el hilo emocional con el personaje de Eleanor.

A diferencia de Kristen Stewart, a Scarlett no le llevó mucho tiempo juntar el dinero para ponerse manos a la obra.

Para aquel momento estelar en la gala de los Óscar en marzo, cuando June Squibb y Scarlett Johansson se encargaron de presentar la categoría Maquillaje y Peluquería, ya la película se había terminado de rodar.

Apenas habían transcurrido casi dos años desde que Scarlett leyera por primera vez el guion de Tory Kamen.

Kristen Stewart como directora en el rodaje de 'The Chronology of Water?.

Kristen Stewart como directora en el rodaje de 'The Chronology of Water?. Nevermind Pictures.

Con Eleanor The Great Johansson mantuvo a raya sus ambiciones cinematográficas, decantándose por una escala más modesta, apoyándose sobre todo en las interpretaciones de un sobresaliente elenco.

Encabezado por Squibb, y en el que también figuran Erin Kellyman, Jessica Hecht y Chiwetel Ejiofor, es un debut bastante digno como directora, en el que se nota el trabajo con los actores, algo en lo que Scarlett puede declararse como toda una experta.

El resultado es una tragicomedia muy bien lograda, cuya frescura recuerda mucho las películas independientes de los años 90 y principios del nuevo milenio, pero con más capas narrativas.

Quizás más cerebral que el despliegue visceral de Stewart, pero no le resta mérito ni opaca el efecto arruga-corazones que tiene en el público.

Después de estrenarse como directoras en Cannes, aún queda el recorrido de sus películas hacia las salas de cine.

Por lo pronto, en estos días las imágenes de Johansson promocionando dos películas, La trama fenicia (de Wes Anderson) y la palomitera Jurassic World: El renacer (de Gareth Edwards), le están dando la vuelta al mundo.

Mientras que Stewart, en un plan más discreto, ultima los detalles de The Wrong Girls, el primer largometraje de Dylan Meyer, proyecto que también protagoniza.

Tanto a Scarlett Johansson como a Kristen Stewart se les acumulan rodajes y estrenos de diferentes producciones, pero queda claro que una vez pasada con sobresaliente la prueba del debut, ambas alternarán la interpretación con la producción y la dirección, porque definitivamente Hollywood ya no les basta.