Autoras de palabra con Rosa, Noemí Casquet
Noemí Casquet: "De repente tuve un orgasmo, vi a Dios y dije '¿esto qué es?'. Nadie me había contado eso"
La escritora especializada en sexualidad triunfa con su nuevo libro, 'Pirómanas', y repasa su propia revolución interna a nivel emocional y erótico.
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Noemí Casquet regresa con Pirómanas (Planeta 2025), una obra profundamente transformadora que guía a las mujeres hacia la sanación y la reconexión con su esencia más auténtica. En este libro, nos invita a explorar y reclamar nuestra identidad, recuperar nuestro poder, potenciar nuestro placer y construir un amor sano, libre de las imposiciones sociales.
Reconocida como una de las voces hispanohablantes más influyentes en el ámbito de la sexualidad, la autora comparte su proceso personal de autodescubrimiento, confrontación de miedos y liberación. El libro es una llamada a la acción para todas aquellas mujeres que buscan sanar, transformar y romper con los patrones limitantes, caminando juntas hacia el empoderamiento y la autenticidad.
“Este libro narra la historia de una mujer que, con el corazón roto y dos gatos a sus pies, bajó hasta las profundidades de su ser para iluminar las tinieblas y se encontró con mentiras, monstruos, presagios y una caja de cerillas medio llena”, adelanta.

La escritora, con su nuevo libro.
Mencionas en tu libro que podemos transformarnos radicalmente si dejamos caer una cerilla en los grandes focos.
El poder, el placer y el amor son esenciales en la vida humana, pero especialmente para las mujeres, que no somos neutrales ante ellos. Han estado siempre vinculados a conceptos sociales, colectivos y sistémicos, a los que nos hemos sometido durante siglos. Ahora es el momento de ser conscientes de quiénes somos, de nuestro poder, de cómo ejercerlo, de disfrutar del placer y de definir el tipo de relaciones que queremos tener.
¿No hay nada que de más miedo que una mujer imparable?
Sí, absolutamente. Una mujer imparable es una mujer que tiene demasiado fuego y eso da mucho miedo. A nivel histórico, esto se puede comprobar. Primero tenemos que saber quiénes somos para buscar esa identidad. Sobre todo dejar a un lado quiénes creemos que somos para entender quiénes somos en realidad.
¿El ser pirómana lleva intrínseco la devastación total?
No es necesario destruirlo todo para que haya crecimiento. Puede que en ciertos aspectos de tu vida te sientas bien y no te resuene lo que se plantea en el libro, porque ya estés satisfecha o hayas roto con ciertos patrones. También es posible que no te encuentres en el momento adecuado para tomar conciencia de eso o, simplemente, no quieras enfrentarlo. Sin embargo, hay cosas que aún no hemos resuelto y que seguimos ignorando, esas pequeñas hierbas mustias en nuestro jardín que van creciendo poco a poco y van comiéndose otras partes. Y fingimos demencia de puta madre.
¿Qué ocurre en Noemí para que escarbe en sus bolsillos, encuentre una caja de cerillas y prenda fuego?
Ocurrió una mentira, mucha hipocresía, una ruptura muy sonada, y ser consciente de la manipulación recibida. Darme cuenta de que no era quien realmente era y me daba mucho miedo ser quien considero que soy. Además, el poder y el ganar dinero me llevaron a un punto donde lo único que estaba haciendo era una performance de lo que nos habían dicho que tienes que ser, cuando estás en ciertos ámbitos, y no es así.
De repente tuve un orgasmo y vi a Dios en un momento y dije, '¿esto qué es? ¿y por qué?'. En ese momento llevaba casi 10 años divulgando sobre sexualidad y nadie me había contado esto. Fue también una revolución en mi placer. En general, ha sucedido también una ruptura de mi patrón con los hombres. He vivido muchos incendios para poder parir Pirómanas. De ahí que este libro sea el que más nerviosa me ponga y más ansiedad me genere.
Esta es una frase que mencionas en el libro: "Por más que intentemos identificar nuestros comportamientos y pensamientos, en el fondo hay un hombre en nuestro interior que nos observa y nos dicta nuestros pasos".
La frase de Margaret Atwood, "hay un hombre en la cabeza de toda mujer", me impactó profundamente porque refleja una realidad que vivimos constantemente. Incluso cuando estamos solas, sin maquillaje o sin depilarnos, nunca somos neutrales ante nuestro reflejo. Siempre hay una voz que nos dice cómo debemos ser, y puede provenir del sistema patriarcal que nos condiciona. Es fundamental cuestionar si nuestros pensamientos realmente nos pertenecen o si están influenciados por esa mirada externa.
¿Pero la visión es de un hombre?
El sistema en el que vivimos tiene una visión patriarcal. Cada vez nos estamos deconstruyendo más, pero esa mirada suele estar relacionada con cómo satisfacer ese sistema, independientemente de tu orientación sexual o a quién quieras contentar. Toda la educación que hemos recibido es en base a eso.
¿Qué es el techo del cemento?
El techo de cristal se refiere a los obstáculos externos que impiden a las mujeres alcanzar puestos de poder. El de cemento, en cambio, es el que nos ponemos nosotras mismas, al no querer más responsabilidades debido a la carga mental que ya enfrentamos o al síndrome de la impostora, que nos hace dudar de nuestra capacidad para acceder a esos puestos. Este impide ver las oportunidades de poder, ya que nosotras mismas no creemos que podamos alcanzarlas.
¿Cómo podemos romper la relación tóxica entre lo que la sociedad espera de nosotras y lo que realmente somos?
Lleva tiempo y a veces duele, pero el primer paso es tomar conciencia. Hay que cuestionar los patrones impuestos por la sociedad y entender que no nos definen. El proceso comienza al escuchar nuestra voz interna y ser capaces de decir 'esto soy yo', sin filtros ni expectativas externas. Luego, el hacer debe surgir de lo que realmente deseamos y disfrutamos, no por lo que se espera de nosotras. Al aceptar quiénes somos, vamos deshaciendo las capas sociales impuestas.
También hablas mucho sobre las contradicciones que nos habitan. ¿Cuál es la más difícil de aceptar como mujer?
La contradicción entre ser fuertes y vulnerables. La sociedad nos exige actuar con resiliencia y manejarlo todo, pero a veces también necesitamos pedir ayuda, rendirnos sin sentirnos fracasadas. Romper esto es esencial para sanar y liberarnos, ya que implica reconciliar lo que el mundo espera de nosotras y lo que realmente necesitamos.
¿Qué le dirías a una mujer que está buscando liberarse de esos moldes, pero siente que todavía no sabe cómo hacerlo?
Es importante entender que está bien no saber por dónde empezar. La libertad no tiene un manual, solo un camino de autoconocimiento que se recorre paso a paso. La honestidad contigo misma es clave, y si no tienes fuerzas para cambiar hoy, no te sientas mal. La presión de estar siempre bien supone un obstáculo. Acepta tu imperfección, busca espacios auténticos y recuerda que tu proceso de liberación es único. No necesitas hacerlo perfecto, solo avanzar a tu ritmo.
A lo largo de la historia que has escrito, parece que la idea de los “monstruos” es central. ¿A qué te refieres?
Son esa parte de nosotras mismas que no queremos ver, y representan tanto nuestros miedos internos y creencias limitantes, como las presiones externas y expectativas sociales que distorsionan nuestra autoimagen. Confrontarlos es necesario para comprender y transformarlos, ya que, en lugar de eliminarlos, debemos aprender a convivir con ellos y ver lo que nos pueden enseñar.
¿Por qué el silencio tiene un papel tan importante en el proceso de transformación?
Es esencial para reconectarnos, ya que nos permite reflexionar y escucharnos sin las distracciones del mundo exterior. Es un espacio para la introspección, el reencuentro y la calma, donde podemos integrar nuestros aprendizajes y descubrir lo que realmente necesitamos y deseamos.
Para cerrar, Noemí, si tuvieras que dar un consejo a todas las mujeres que están leyendo tu libro, ¿cuál sería?
Que no tengan miedo de ser ellas mismas, de escuchar su voz interna y de abrazar su poder. Que no teman romper con lo que no les sirve, de destruir lo que hay que destruir para dejar espacio a lo nuevo. Que aprendan a amarse sin reservas, a aceptarse tal cual son, con todas sus contradicciones. Y, por último, que recuerden que la liberación es un proceso, no un destino. No hay prisa, solo el compromiso con una misma.