Autoras de palabra con Rosa, María Oruña

Protagonistas

María Oruña: "Me gusta plantear el crimen como si fuera un juego. Sería una asesina fría y cruel"

La escritora gallega publica 'El albatros negro', una historia de tesoros escondidos y muerte ambientada en su Vigo natal.

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Rosa Sánchez de la Vega
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María Oruña, reina del misterio, acaba de publicar El albatros negro (Plaza&Janés), un thriller histórico y científico, donde unas muertes inexplicables, un tesoro escondido en la ría de Vigo y un secreto oculto de hace más de tres siglos harán que te sumerjas en una gran aventura.

La escritora logra una trama que navega entre el misterio, las aventuras de viejos corsarios y la historia, al conjugar tres estilos y dos tiempos: el actual y las guerras que se libraron en el Atlántico entre holandeses e ingleses allá por el siglo XVIII. Producto de aquellas batallas duermen en el mar grandes fortunas.

Solo ya la portada del libro sorprende, porque no ves un albatros negro que haría referencia al título, sino una mariposa que tiene que ver con un personaje real que has rescatado.

La cubierta es cosa del equipo de Plaza & Janés. La mariposa es espectacular y esa tormenta que se intuye dentro de las alas, también. En cuanto al título, los albatros son aves que los antiguos marineros creían que traían buen augurio y que cuando morían, sus almas perduraban en su vuelo. Me pareció una metáfora muy chula para la novela.

Y en cuanto al personaje real, se trata de María Sibylla Merian, a quien doy voz a través de Miranda. Es una de las mejores entomólogas (estudian los insectos) que hayan existido. Me alucina que no se conozca casi nada de ella, porque tiene una vida increíble.

La autora posa con su libro.

La autora posa con su libro. Miquel Olive

¿Y cómo la descubriste?

Por casualidad, buscando el contexto sociocultural y médico en un libro de enfermedades del s. XVII. Su historia estaba en un párrafo en el que hablaba de unas hierbas que ella sabía que utilizaban las esclavas para abortar en Surinam. Y me pregunté qué hacía una alemana en el año 1699 investigando bichos en aquellas tierras. Me puse a investigar y supe que era para mi novela.

Uno de esos tesoros más codiciados y enigmáticos se esconde en el océano Atlántico. ¿Quién tiene la clave para localizarlo?

La historiadora naval Lucía Pascal, un personaje muy interesante. Es una anciana y creo que resulta muy importante incluir personas mayores en las tramas, porque si no parece que en las novelas solo hacen cosas interesantes los de 20 o 30 años. Ella es quien ha llevado a cabo la investigación y une los tiempos de la historia entre el siglo XVIII y el XXI.

Nada como la demencia que padece esta anciana para no tomar en serio aquello que bien pudiera serlo...

Me has recordado al último capítulo de El Quijote, porque es absolutamente conmovedor. Cuando él muere, se da cuenta de que cuando realmente estaba loco es cuando más vivo estaba y mejor había vivido. Quiero trasladar a los lectores ese ánimo de volver a ser niños, de dejarse llevar por la curiosidad y por lo imposible.

El libro está ambientado en Vigo. ¿Qué llegó antes, el tesoro o el escenario?

Primero llegó el tesoro, porque no me agradaba mucho la idea de tocar mi refugio. Mi tierra es como una zona inviolable, donde no quería hacer literatura, sino mi vida. Y buscando un tesoro real, sí jugueteé con la idea de Vigo, aunque sé que solo teníamos los Galeones de Rande, de una batalla de 1702, pero era un tema muy esquilmado desde hace siglos. Entonces abandoné la idea, y me puse a buscar hacia la flota de las Indias, en la época de los tesoros perdidos. Ahí es cuando encuentro uno vinculado a estos galeones, y ahí decidí que esta novela era para Vigo.

¿Qué has descubierto de tu ciudad que ya no existe?

La verdad, bastantes cosas. No sabía que había sido amurallada hasta finales del siglo XIX y que esa fortificación se tiró por un motivo urbanístico ridículo. Desconocía que el horroroso Ayuntamiento se hizo utilizando la mitad del espacio del Fortín de San Sebastián, de modo ilegal. Me doy cuenta de que nos cargamos todo, cualquier vestigio de la historia.

La escritora, en su Vigo natal.

La escritora, en su Vigo natal. Miquel Olive

¿Qué es para ti un tesoro?

Mi familia. Y tener ganas de hacer cosas, contar con un lugar donde ir y mantener la ilusión, porque cuanto más nos desgasta la vida, es más fácil sentirse desgastado también por dentro. Un tesoro para mí es tener algo que me motive cada mañana para levantarme.

¿Es esta tu obra más personal?

No sé, pero sí es la que más me ha costado decidir si ambientarla o no en casa. Al final dije: "Venga, a lo loco, que la vida dura poco, que sea Vigo".

¿Qué pensarán los vigueses de tu novela?

Espero que descubran con otros ojos la ciudad. Tampoco es una novela con una vocación local, sino atemporal, y sin localización concreta. Valdría que sucediera esto en cualquier otro lugar.

No solamente es Lucía la persona que muere, hay más. Sé que en tus novelas no te conformas con una sola víctima. ¿Qué tipo de asesina eres?

Yo sería muy fría y muy cruel.

Con esa contundencia, me has dado un poco de miedo.

Te voy a contar una anécdota que a mí me estremeció. Cuando mi hijo leyó a lo largo del verano pasado todas mis novelas, le pregunté si no le parecía raro verme ejecutar crímenes en ellas, y me contestó que si yo matase de verdad, sería mucho peor. "Serías más fría, una ejecutora", dijo. Me quedé helada.

¿Te das cuenta de que coincides con la definición de tu hijo?

En realidad soy una persona muy tranquila, no demasiado paciente, pero evito deliberadamente los conflictos. Pero si me provocan y me enfado, tengo muy mal genio. Igual que es difícil provocarme la carcajada, también lo es que me enfade de verdad. Aunque me cuesta mucho tomar la decisión de devolverla, una vez que lo hago no hay vuelta atrás.

En la novela citas varias veces a Emilia Pardo Bazán, imagino que es una gran referente.

La nombro, primero porque es gallega, segundo porque parece que siempre hay que citar a Agatha Christie; yo, desde luego, no. Emilia Pardo Bazán, con La gota de sangre, escribió la primera novela negra antes que nadie, solo que no siguió en este registro y probó otros temas.

A la hora de escribir una nueva historia, ¿piensas primero en la víctima o en cómo matarla?

Siempre lo segundo. Me gusta plantear el crimen como si fuera un juego, aunque ya sabemos que la vida real es una cosa muy seria e irreversible. Pero me gusta jugar con la ciencia forense y por eso no paro de leer ensayos sobre este tema. Y si encuentro algo concreto que me interesa, me lo anoto porque sé que algún día lo utilizaré. Entonces, sí primero juego con el detalle forense y luego hago la estructura de la narración; la trama.