Las coautoras Sara Gutiérrez y Eva Orúe: “Unos calcetines pudieron originar un grave conflicto internacional”
Autoras de palabra con Rosa se cita con las autoras de la obra 'En el Transiberiano' en su casa. La historia de un tren que consiguió forjar su relación aún más.
12 abril, 2024 02:07Autoras de palabra con Rosa tiene una cita en casa de Sara Gutiérrez, médica especializada en oftalmología, periodista y traductora, y Eva Orúe, periodista en prensa, radio y televisión, corresponsal en Londres, París y Moscú.
Eva dirige la Feria del Libro de Madrid y es una de las Top 100 Mujeres Líderes en España. El motivo de mi visita es la publicación de su último libro En el Transiberiano (Reino de Cordelia, 2024).
Se trata de una historia personal acerca del tren que forjó un imperio y en el que ellas afianzaron su relación. Un tren que como tal no existe y sobre el que se ha escrito mucho. No así, su historia del Transiberiano, contada a dos voces. Sara, narra la parte más personal y Eva la histórica y literaria.
Unos calcetines
El momento de conocerse no está exento, de lo que podríamos llamar una anécdota. Todo fue por culpa de unos calcetines que estuvieron a punto de provocar un conflicto internacional.
Eva quería comprarse unas botas de esquiar y previamente, en la calle, sacó de su mochila unos calcetines para probarlas. Iba a ser acusada de contrabandista. Sara dijo sin que le temblase la voz que no tenían ningún problema en conocer la comisaría y sus calabozos. Aquello fue suficiente como para disuadir a la policía.
Eva, llegó a Rusia, de manera muy apresurada y sin apenas hablar una palabra de ruso, en un momento muy difícil, cuando Yeltsin bombardeó el parlamento. "Digamos que hice un cursillo acelerado. Tuve el coraje de contar lo que estaba ocurriendo de una manera sencilla", apunta Orúe.
En 1994 Eva ganó, por su labor en Rusia, el Premio del Club Internacional de Prensa al mejor trabajo periodístico extranjero.
Subirse al Transiberiano, en el verano de 1994, cuando hacía dos años y medio en los que había finalizado la perestroika, fue una idea de Sara, su visado estaba a punto de caducar y ya había recibido el título que tenían que darle y que debía homologar en España.
"Y Eva, no acababa de dar señales claras de qué podía ser el futuro", apunta Sara.
Y continúa: "Así que consideré que era una buena idea pulsar la realidad histórica de Rusia, aquella que estaba alejada de su capital, y, al mismo tiempo, pensé que tantas horas en tren, aunque lo hiciéramos por tramos para ir conociendo el país, daría para hablar y aclararnos de cuál podría ser el futuro, el nuestro”.
Relación antes que una carrera brillante
Treinta años después tenía muy claro lo que quería contar. "Venía de vivir sin condicionantes sociales, y pensé, que porqué iba nadie a ningunear mis relaciones que no eran de segunda, no eran vergonzosas, ni vergonzantes, sabía que profesionalmente no quería ser de perfil bajo, ni tampoco me lo iba a permitir, y que si seguía con Eva, prefería renunciar a una carrera brillante y elegir una vida feliz",. asevera Sara.
Y añade: "En el mundo periodístico, eran tal vez un poco más tolerantes, aunque no lo tenía claro, y mantuvimos una relación de ficción que era absurda porque era evidente".
"Y, ahora ya desde la distancia de lo vivido, sé que fueron vidas normales, de gente normal que se truncaron algunas cosas por condicionantes sociales", concluye.
Eva, que es quien lleva la parte periodística, apunta que “sobre el Transiberiano se ha escrito mucho, pero es más que un tren, en el que todo cambia. Un país como Rusia en el que los zares jamás han visitado la zona siberiana, lo que supone ir sin apearse del tren".
La obra es magnífica con todos "sus defectos, con toda su crueldad, con todo su dolor. Sin olvidar que cambió el país y nos cambió a todos porque tuvo efectos políticos, económicos y militares", concluye.
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