Retrato de Irena Sendler en 1942.

Retrato de Irena Sendler en 1942. Teresa Prekerowa

Magas-Mujeres en la Historia

Irena Sendler, la enfermera polaca que salvó a 2.500 niños del ocaso de la tiranía nazi en el gueto de Varsovia

Conocida como 'el Ángel de Varsovia', esta mujer audaz desafió al régimen de Adolf Hitler mediante mecanismos heterodoxos y poco convencionales.

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El 1 de septiembre de 1939 el mundo, tal y como se conocía entonces, asistió al principio del fin. Con el estallido de la Segunda Guerra Mundial se vivieron años de destrucción, devastación y muerte que, inevitablemente, desembocaron en la reconfiguración del mapa geopolítico mundial.

En los seis años que duró la contienda, más de 70 millones de personas perdieron la vida. Sin embargo, no fueron únicamente los combates bélicos los responsables de dichos decesos, sino que el epicentro de la crueldad se situó en las atrocidades acometidas por regímenes totalitarios como el nazismo.

La violación sistemática de los derechos humanos de la comunidad judía, así como de la etnia gitana o de los prisioneros de guerra contrarios al régimen extremista, echaron por tierra los avances sociales característicos de inicios del siglo XX.

Es precisamente en este infierno donde resurge, con más fuerza que nunca, el espíritu bondadoso y empático de aquellos individuos capaces de cambiar el curso de la historia. Son estos 'ángeles caídos del cielo' los que nos hacen mantener la fe en la humanidad. Este es el caso de Irena Sendler.

La enfermera polaca nació el 15 de febrero de 1910 en Varsovia -capital de Polonia-, en el seno de una familia católica. Cuando la joven tan solo tenía 7 años, su padre murió de tifus, enfermedad que contrajo mientras trataba a pacientes con pocos recursos.

Con un sentido de altruismo y empatía heredados de su progenitor, ya en la universidad se distinguió de sus compañeros por su férrea oposición a la política discriminatoria existente en 1935 contra los judíos. Estos estaban obligados a ocupar escasos asientos, reservados únicamente para ellos, evitando su relación con el resto de estudiantes. La joven polaca rechazó dichas acciones y fue suspendida de forma temporal en la Universidad.

Irena Sendler desempeñando su labor de ayuda social.

Irena Sendler desempeñando su labor de ayuda social. Anna Mieszkowska

Durante su estancia en la facultad, comenzó a entretejer amistades con grupos de trabajadores sociales polacos y una vez finalizados sus estudios, comenzó a trabajar en corporaciones de ayuda social.

Cuando tuvo lugar la invasión alemana de Polonia, Irena tenía 29 años y era empleada en el Departamento de Bienestar y Salud Pública de Varsovia. Más tarde, en noviembre de 1940, los nazis ordenaron el confinamiento de todos los judíos polacos -cerca de 450.000 personas- dentro de un gueto para hacinarlos y marginarlos.

Las condiciones del lugar eran insalubres, había sobrepoblación y los brotes epidémicos eran el pan de cada día. Los judíos habitantes allí solo tenían dos salidas: enfermar o morir. Por ello, como trabajadores del Departamento de Salud, Sendler y sus compañeros, pese a tener firmemente prohibido la prestación de ayuda a judíos, se las ingeniaron para obtener un permiso de entrada y salida del gueto y atender a los enfermos.

En primer lugar, optaron por introducir camufladamente medicinas, ropajes limpios y objetos necesarios para la supervivencia de los integrantes del gueto. Cualquiera de estos hechos significaba un gran riesgo para la seguridad de los trabajadores del Departamento de Salud, y más incluso desde 1941, cuando el auxilio a judíos tenía como consecuencia la pena de muerte -para la persona detenida en sí y para sus familiares-.

Tales corolarios no amedrentaron a Irena ni a sus colegas, sino que, por el contrario, engrosaron el firme pensamiento de brindar una mayor asistencia a los desposeídos de la ciudad.

Irena comenzó entonces a confabular distintos mecanismos heterodoxos para ayudar a escapar del Gueto de Varsovia a los más pequeños: escondidos en sacos de patatas, metidos en ataúdes, a través de cloacas y túneles extremadamente estrechos, e incluso en ambulancia fingiendo que eran portadores de enfermedades muy infecciosas.

Algunos de los niños del Gueto de Varsovia salvados por Irena y su equipo.

Algunos de los niños del Gueto de Varsovia salvados por Irena y su equipo. The Grosby Group

Cada vez que conseguía liberar a un niño del infierno, guardaba los papeles identitarios de este como un tesoro capital para que así pudieran ser identificados al finalizar la contienda.

Sin embargo, la situación empeoró en el verano de 1942, cuando el régimen nazi determinó acabar con el hacinamiento del Gueto de Varsovia y las deportaciones al campo de concentración de Treblinka, mayoritariamente, se intensificaron. Más de 280.000 judíos fueron enviados al horror en los trenes de la muerte.

Como consecuencia, se desarrolló el Zegota, un Consejo de Ayuda a los Judíos, en vigor hasta el fin de la guerra. Sendler, conocida con el seudónimo de Jolanta durante la contienda, presentó un papel memorable dentro de esta organización que sirvió como una especie de aparato protector para aquellos judíos que habían sobrevivido al ostracismo ocultos.

Parte de un informe para Heinrich Himmler durante el levantamiento del Gueto en mayo de 1943.

Parte de un informe para Heinrich Himmler durante el levantamiento del Gueto en mayo de 1943. Jürgen Stroop

La enfermera polaca, junto con su equipo, además de otorgar alimentos y medicamentos de primera necesidad, entrelazó una red de refugios en residencias privadas para salvaguardar a los huidos, mientras les conseguían identidades falsas y una nueva residencia.

Meses después del derribo definitivo del Gueto de Varsovia, en otoño de 1943, Irena fue constituida directora de la sección infantil del Zegota. Durante su dirección, muchos niños fueron acogidos por familias polacas, por orfanatos católicos -principalmente el de Rodzina Marii en Varsovia-, o bien por organizaciones de monjas para niños expósitos -en Turkowice o Chotomów, cerca de Lublin-; y una vez allí, adquirían un nuevo nombre y memorizaban plegarias cristianas.

Desgraciadamente, en octubre de 1943, Irena Sendler fue detenida por la Gestapo días después de ser desmantelado todo su entramado por una trabajadora de una lavandería -utilizada para resituar a los infantes- que tras ser fustigada por la policía del régimen nazi, incriminó a Irena.

Sendler fue internada en la prisión de Pawiak, y pese a las incesantes torturas y golpes, jamás reveló información confidencial. Por tanto, fue trasladada a una nueva prisión para ser fusilada. Pero, como si de un golpe de suerte se tratara, uno de los guardias custodios la dejó escapar tras ser sobornado por miembros de la resistencia secreta.

Una vez libre, Irena no se rindió y retomó su puesto en el Zegota donde trabajó como enfermera para ayudar en el alzamiento de Varsovia, en agosto de 1944. Su experiencia próxima a la muerte no la intimidó y continuó con su incomparable tarea de asistencia social hasta el fin de la contienda. Sin embargo, tuvo que vivir en el anonimato, y por ende, no pudo acudir al réquiem de su madre.

Al terminar la Segunda Gran Contienda, Irena Sendler rehizo su vida, aunque nunca se desvinculó de las labores comunitarias en su Varsovia natal. Esta mujer coraje y de compromiso férreo con la justicia social logró salvar la vida de aproximadamente 2.500 niños en el Gueto de Varsovia.

Retrato de Irena Sendler el 13 de febrero de 2005.

Retrato de Irena Sendler el 13 de febrero de 2005. Mariusz Kubik Wikimedia Commons

En 1965, la institución israelí Yad Vashem le otorgó el título de 'Justa entre las Naciones' y plantó un árbol en su honor en el inicio de la Avenida de los Justos de las Naciones -vereda en honor a las víctimas del Holocausto- en Jerusalén.

Irena Sendler, apodada como 'el Ángel de Varsovia' también fue condecorada públicamente e incluso con 98 años fue nominada al Premio Nobel de la Paz. Esta mujer sin igual, en su lecho de muerte el 12 de mayo de 2008, sentenció que "cada niño salvado con mi ayuda es la justificación de mi existencia en la Tierra, no un título para la gloria".