En una Europa del siglo XVIII donde la guerra era cosa de hombres, la cordobesa Ana María de Soto se enfrentó a los cánones establecidos e ingresó en la Armada española. La ministra de Defensa, Margarita Robles, se ha referido a esta mujer pionera como una figura "valiente" que al alistarse asumió los valores que la Armada "siempre" hace suyos: la disciplina, el coraje, el sacrificio y el amor a España.

Robles no ha querido perderse la presentación de la novela Hija del Mar, escrita por la historiadora y periodista Alicia Vallina, que narra la vida de Ana María de Soto, la mujer que tuvo que ocultar su condición de mujer para entrar en la Armada. En este sentido, ha querido recalcar que los valores que presentan los hombres -y la mujer- de Hija del mar están vigentes en las actuales Fuerzas Armadas.

Así, ha elogiado la labor los marinos que aparecen retratados en la novela, quienes son capaces de "dar su vida" en "la batalla" o a causa de enfermedades como el "escorbuto" y a pesar de ganar unos sueldos "miserables". El acto, que ha tenido lugar en el Centro Superior de Estudios de la Defensa, recupera el pasado de Ana María de Soto en un libro, el cual según su autora esta no es "solo" una historia de mujeres, y ha apreciado a los hombres que acompañaron a la joven española y "arriesgaron su prestigio" al reconocerla como soldado.

Robles preside el acto de presentación de la novela 'Hija del Mar', de Alicia Vallino. Marco Romero Ministerio de Defensa

"Ana María es nada más y nada menos que una mujer valiente que supo enfrentarse a sus miedos para lograr obtener el premio de la redención y de la libertad", ha comentado Vallina sobre su obra. La novela comienza con el hastío de la protagonista por un matrimonio impuesto. Nacida en Aguilar de la Frontera hacia el año 1775, huyó de casa y se cambió de nombre. A partir de entonces sería conocida como Antonio, y fue capaz de engañar a la marina durante cinco años.

Época convulsa

Se enroló en el batallón de marina número once y embarcó en la fragata Mercedes.  Estuvo presente en la batalla naval de Cabo San Vicente, que tuvo lugar el 14 de febrero de 1797 en el extremo occidental de la costa portuguesa del Algarve. Frente a las fronteras lusitanas, batalló una escuadra española al mando del teniente general José de Córdova contra otra británica bajo las órdenes del vicealmirante John Jervis.

Por aquel entonces, España era aliada de la Francia revolucionaria, y se enfrentó a los ingleses en una sangrienta contienda desfavorable para los españoles. Asimismo, luchó con las lanchas cañoneras en la defensa de Cádiz el año 1797. La escritora toma estos acontecimientos para relatar con maestría la época convulsa que vivía el Imperio español. Pero Hija del mar no solo se detiene en las hazañas bélicas. Las inquietudes vitales de Ana María de Soto se palpan en la publicación de Plaza & Janés Editores.

"En su viaje, Ana María no solo conocerá el éxtasis y el dolor del primer amor, sino también tendrá que hacer gala de toda su valentía y arrojo para sobrevivir en un mundo de hombres, donde cada paso en falso puede suponer para ella el mayor de los desastres", se concreta en el libro. Así, la amistad, el honor, el miedo o la traición están patentes en la obra de Vallina.

Batalla del Cabo de San Vicente (1797).

La aventura de la cordobesa, no obstante, terminaría con una revisión médica que destapó el secreto en 1798. Lejos de ser castigada, la heroína que les había acompañado en la mar fue distinguida por su valor por Carlos IV "en atención a las acciones de guerra en que participó, a su heroicidad, acrisolada conducta y singulares costumbres con que se ha comportado durante el tiempo de sus apreciables servicios".

Ana María de Soto fue respetada por sus compañeros, pero jamás pudo volver junto a ellos en la odisea que le había hecho libre. Se le otorgó una licencia de estanco en Montilla, dónde se estableció a vivir junto a sus padres y donde falleció en 1833. "Podemos decir que fue la primera mujer, sin duda, en la historia de España, enrolada en este cuerpo del ejército y probablemente una de las primeras del mundo", afirma el cronista oficial aguilarense, Diego Igeño, a Efe.

Mujeres en la Armada

Desde 1798 han pasado más de dos siglos. Sin embargo, tal y como ha subrayado la escritora Alicia Vallina, tan solo hace 33 años que las mujeres pueden acceder a todas las "armas", "cuerpos y "escalas".

Ha puesto como ejemplo a la general Patricia Ortega, la primera mujer en incorporarse -legalmente- a las Fuerzas Armadas. También ha querido mencionar a Esther Yáñez, la primera en estar al frente de un barco de guerra. Desde entonces, numerosas mujeres se han adentrado en este mundo que hasta 1988 era enteramente masculino. Ana María de Soto fue quien derribó ese muro, la pionera de tantas otras que ahora cuenta con un libro que relata su vida.