Casa de Ana Obregón.

Casa de Ana Obregón.

Interiorismo

Así es el hogar más íntimo de Ana Obregón (70): recuerdos de Aless, lujos discretos y el refugio donde cría a Anita

En La Moraleja, la actriz combina elegancia clásica y espacios llenos de emoción para ella y su nieta, entre evocaciones de su hijo y un entorno cálido y personalizado.

Más información: El salón de Lara Álvarez (39) valorado en más de 20.000 euros: "No hace falta gastar una fortuna"

Publicada

Ana Obregón, a sus 70 años, vive actualmente en un elegante chalet de La Moraleja que combina comodidad, lujo discreto y profundo simbolismo familiar. Cada rincón está lleno de recuerdos, especialmente de su hijo Aless, cuyo retrato preside el salón principal.

El hogar está construido sobre una parcela familiar adquirida por su padre y remodelada para adaptarse a una vida tranquila junto a su nieta Anita. El jardín, con piscina y elementos de seguridad, refleja su priorización del entorno y la protección.

En el interior se mezclan lo clásico y lo moderno: techos altos, ventanales amplios, una decoración serena y piezas con significado. En un plano emocional, su casa es un refugio donde criar a Anita y honrar el legado de Aless.

El salón principal es un santuario de recuerdos: predominan los tonos claros, un gran retrato de Aless junto a su perra, y un elegante piano negro. La chimenea y muebles en blanco favorecen la luminosidad, conectando la estética relajada con la presencia emocional constante.

El dormitorio de su hijo sigue intacto, como memorial íntimo. Ana mantiene su ropa y objetos tal como estaban, simbolizando un puente entre pasado y presente. Esta decisión preserva su esencia y marca un vínculo constante con su historia.

Las estatuillas de budas en diferentes rincones añaden un aire espiritual y zen. Esta combinación de arte, símbolo y homenaje personal crea una atmósfera introspectiva, liberadora y llena de calma.

El hogar cuenta con una casita de muñecas de madera en el jardín, diseñada como un mundo de fantasía para Anita. Esa casita es un símbolo de la nueva etapa vital de Ana como abuela comprometida y creativa.

La decoración mezcla muebles refinados con funcionalidad, como en el comedor donde reina una mesa lacada blanca, sillas de piel curvadas y lámparas escultóricas. Cada elección conjuga estética contemporánea y uso familiar.

La piscina está vallada para mayor seguridad infantil. La entrada al chalet cuenta con porche acogedor, ladrillo visto y vegetación cuidada, componiendo una fachada que transmite elegancia sobria y vida serena.

Desde el nacimiento de Anita, la rutina de Ana cambió por completo. Dejando atrás hábitos frenéticos, prefiere dedicar tiempo al cuidado personal de la pequeña, cocinando purés, jugando o simplemente compartiendo el día a día.

La habitación de Anita refleja ese cariño: paneles rosas con cisnes, mobiliario infantil y ambiente acogedor. Fruto de una reforma reciente, es un espacio lleno de ilusión, donde la creatividad y el amor materno se materializan.

Dormitorio de Ana Obregón.

Dormitorio de Ana Obregón. TVE

El caos juguetón actual contrasta con el orden previo. Ana lo acepta como parte de la vida con un bebé, permitiendo que las risas y los sonidos ocupen rincones antes impolutos. Es una casa viva, no perfecta.

Después de momentos duros, Ana ha tenido nuevamente "dos cumpleaños": el suyo y el de Anita. Ahora celebra cada edad con luz, alegría infantil y recuperación emocional postduelo.

Ana Obregón con Anita en su casa.

Ana Obregón con Anita en su casa. @ana_obregon_oficial

Ha reducido su ritmo laboral para estar cerca de Anita. La maternidad tardía le ha enseñado a valorar lo sencillo: prescindir de cuidados estéticos y jornadas intensas para vivir presente.

La casa transmite sencillez sin renunciar al estilo. Las arrugas de Ana se potencian con su naturalidad, los muebles se eligen por calidez y los espacios se llenan de cariño y sentido.

El hogar de Ana Obregón en La Moraleja es un refugio personal que conjuga lujo comedido, homenajes emotivos y una vida dedicada a Anita. No es solo una casa de diseño, sino un espacio de reconstrucción vital y amor familiar.

Su casa demuestra que la elegancia puede combinarse con la autenticidad emocional. Es un lienzo lleno de recuerdos, transformado por la ilusión infantil y el deseo de una vida rica en afectos y serenidad.