
Vicky y Victoria.
Así es la impresionante cocina del caserío en El Rocío de la madre de Vicky Martín Berrocal: puro encanto andaluz
Victoria, la madre de la diseñadora, abre las puertas de una cocina donde la tradición convive con toques industriales. Un espacio amplio, luminoso y lleno de carácter, en pleno corazón de El Rocío.
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La cocina del caserío de Victoria, madre de Vicky Martín Berrocal, es una de esas estancias que no se olvidan. Situada en El Rocío (Huelva), este espacio destaca por su amplitud, su estilo atemporal y una mezcla muy personal entre lo andaluz, lo funcional y lo emocional.
Lejos de seguir modas pasajeras, esta cocina apuesta por la autenticidad. En ella se respira historia, carácter y mucha vida, con materiales que resisten el paso del tiempo y una decoración que invita a quedarse. La luz natural entra a raudales por los ventanales, potenciando los acabados metálicos y los suelos de barro cocido.
Victoria ha querido que su cocina sea el centro de la casa, un espacio abierto y acogedor donde compartir comidas en familia, charlas largas y recetas heredadas. El resultado es un ambiente rústico con guiños industriales, donde lo acogedor y lo práctico conviven en perfecta armonía.

Victoria en su cocina. @albadiazmartin
Uno de los elementos que más llama la atención de esta cocina es el frente de baldosas hidráulicas. Estampadas en tonos neutros, aportan textura y alma al conjunto. Este recurso, muy presente en las casas andaluzas de antaño, se reinterpreta aquí con un enfoque contemporáneo.
El mobiliario combina madera oscura con superficies de acero inoxidable, una elección práctica y elegante. Las encimeras metálicas aportan un toque profesional, mientras que las vitrinas abiertas dejan a la vista vajillas de cerámica tradicional. Un equilibrio entre tradición y modernidad que enamora.
La cocina no solo es bonita, también está pensada para vivirla. Es abierta, funcional y con vistas al jardín. Desde los fogones se puede ver la vegetación del exterior, lo que refuerza la sensación de conexión con la naturaleza tan propia de El Rocío.
Además, hay una gran mesa central de madera maciza, perfecta para reunir a la familia y los amigos. Las sillas de enea y los detalles artesanales —como las lámparas de forja o los botes de loza— dan ese punto cálido que solo tienen las cocinas de verdad.
Más allá de lo estético, esta cocina refleja el alma de una mujer con arraigo. Victoria ha sabido volcar su historia, su gusto y sus recuerdos en cada rincón. No faltan detalles florales, ni toques de color que recuerdan al sur, ni los azulejos típicos de las casas de campo andaluzas.
Los colores predominantes son el blanco roto, los tonos tierra y los acentos metálicos. Todo se equilibra con una distribución inteligente que aprovecha al máximo el espacio sin renunciar a la amplitud.
Lejos de la estética impersonal, la cocina de la madre de Vicky Martín Berrocal transmite autenticidad. No es una cocina de catálogo, sino un lugar vivido, real, donde cada objeto tiene una historia. Desde la alacena recuperada hasta el suelo de barro manual, todo tiene intención.
Esta estancia es una muestra de cómo el interiorismo puede ser también un ejercicio de memoria, de identidad y de belleza funcional. Y sin duda, se ha convertido en uno de los rincones más especiales del caserío de El Rocío.
En cada rincón se percibe el cuidado por los detalles. Desde las puertas de madera envejecida hasta los tiradores de latón, todo está pensado para transmitir una estética atemporal. Incluso los utensilios colgados a la vista aportan ese aire de cocina vivida, donde el uso no resta belleza, sino que la multiplica.
Los textiles también juegan un papel clave. Cortinas de lino natural, paños bordados y manteles con estampados florales refuerzan la esencia sureña del espacio. Elementos sencillos que aportan calidez y autenticidad, y que convierten esta cocina no solo en un lugar para cocinar, sino en el verdadero corazón del caserío.