La historiadora posa para MagasIN.

La historiadora posa para MagasIN. Laura Mateo

Cultura y planes

Mª Pilar Queralt: "Las mujeres con poder se han tratado en la historia como auténticas arpías"

Es una de las 'decanas' entre las historiadoras españolas. Lo sabe todo de las reinas europeas del pasado y es experta en biografías noveladas de mujeres fuertes y empoderadas

19 diciembre, 2022 01:54

Es usted autora (si no he contado mal) de 55 libros, entre biografías de personajes historicos y actuales, novelas, viajes... ¿cuántos ha vendido, entre todos ellos, aproximadamente?

Imposible calcular un número concreto pero, sin duda, sería una cifra elevada, sobre todo si contamos algunas de las traducciones que se han hecho de los mismos. Es muy gratificante pensar que, a través de tu trabajo, te comunicas con un público ta amplio y tan diverso. Estoy profundamente agradecida a mis lectores.

Pero, entre tantos y cuantos... ¿aproximadamente?

Insisto, no puedo darle un número concreto. Soy muy mala en matemáticas (ríe) y, además, nunca se me ha ocurrido hacer balance de mis ventas. Tal vez esté entre el medio y el millón de ejemplares; nada comparado con algunos best-sellers, pero piense que mis lectores pertenecen a un ámbito muy concreto y no demasiado numeroso: el de los aficionados a la historia divulgativa

¿Qué destacaría de La vida y la época de Fernando VII (1997) y de esta parte de nuestra historia?

Aunque desde mis años de carrera ya colaboraba en la revista Historia y Vida, decana de las publicaciones de historia españolas y de la que aún soy colaboradora asidua, La vida y la época de Fernando VII me abrió el camino a seguir en el ámbito de la biografía dedicada a un público amplio y no especializado.

La investigación que llevé a cabo me sirvio para aprender a diferenciar entre el personaje y la persona, algo que, desde entonces, siempre he tenido muy presente a la hora de abordar una biografía. Fernando VII fue, sin duda, uno de los monarcas más nefastos de la historia de España pero cuando te adentras en sus circunstancias personales entiendes por qué se dejo llevar siempre por una camarilla ruin e interesada.

Fernando VII fue un hombre de psicología compleja y un comportamiento político y privado muy discutible. Su actuación como monarca le ha valido el sobrenombre de “rey felón”, con eso se dice todo, y en lo personal, tras los que yo llamo “Borbones fieles” es decir Felipe V, Fernando VII, Carlos III y Carlos IV, Fernando VII fue un mujeriego empedernido.

Sus visitas a los burdeles de Madrid (sobre todo al que regentaba Pepa la Malagueña) eran conocidas por todos pero si pensamos que jamás contó con el afecto de su madre (que llegó a insultarle en cartas a Godoy), que su padre pensó en apartarle del trono en favor del favorito, o que sus tres primeros matrimonios fueron un fracaso, no es difícil encontrar una explicación a su vida disoluta que, sin duda, se debió a una constante búsqueda de afecto.

La prueba está en que, cuando contrajo matrimonio con María Cristina de Borbón, su cuarta y última esposa, de la que estaba muy enamorado, cesaron sus correrías nocturnas. Por cierto, parece ser que sufría priapismo y que su miembro viril tenía tales dimensiones que hubieron de fabricar un extraño dispositivo para que no hiriera a sus esposas durante el coito. Tal vez todo eso también tuvo algo que ver...

Con Madres e hijas en la historia (2002) inicia lo que ha sido una constante en su obra: dar a conocer a mujeres referentes para empoderar a las siguientes generaciones. ¿De cuáles hablaba en este libro?

Desde las Agripinas hasta Madame Curie, repasé la relación entre varias mujeres que fueron madre e hija y ambas dejaron su huella en la historia. Eran nueve “parejas” en total: las dos Agripinas, Isabel la Católica y Juana la Loca, Catalina de Aragón y María Tudor, Maria Teresa de Austria y María Antonieta, Mary Wollstonecraft y Mary Shelley, María Cristina de Borbón e Isabel II, Sissi y María Valeria, las Pankhurst y Marie Curie e Irene Joliot Curie.

De todas ella destacaria a las Pankhurst y a Marie Curie e Irene Joliot por una razón muy simple: fueron madre e hija, compartieron sentimientos pero también lucharon juntas por una misma causa, el sufragismo las primeras y la ciencia las segundas, lo que concluyó en una unión total y perfecta.

Publicó Novias reales (2004) con motivo del enlace de los entonces príncipes de Asturias, hoy reyes.  Lo cierto es que fue un libro oportuno, que no oportunista (ríe). En él repasaba las ceremonias nupciales de la casa real española desde las cuatro bodas de Fernando VII hasta el presente.

Me llamó la atención especialmente saber del llanto incontrolado de Isabel II, una jovencísima novia de apenas dieciséis años, cuando la obligaron a casarse con su primo homosexual, Francisco de Asís de Borbón, y su desesperación.

Ella tan voluptuosa y ardiente, lo resumió en el comentario que hizo años después al referirse a su noche de bodas: "Qué podía esperar de un hombre que llevaba más encajes que yo". Un matrimonio como tantos otros que contempla la historia y que son auténticos despropósitos cometidos en nombre de la razón de estado.

¿Alguna vez le ha costado empatizar con el personaje sobre el que está escribiendo?

La única vez que me ha ocurrido fue escribiendo la biografía de Tórtola Valencia, una mujer entre sombras (2005). La admiro profundamente como artista, me apasiona el círculo de intelectuales y artistas que siempre frecuentó, entiendo las dificultades por las que debió de atravesar durante el franquismo por su condición de lesbiana, pero me costó ser indulgente con su narcisismo desorbitado y sus continuos vaivenes ideológicos. 

En Agustina de Aragón, la mujer y el mito (2009), ¿qué descubrió que no se supiera de la célebre heroína de la guerra de la Independencia?

Agustina de Aragón es un personaje a descubrir. Desde 1908, con motivo del primer centenario de la Guerra de la Independencia, no se había escrito ninguna biografía de la heroína que fuera más allá de su actuación en el primer sitio de Zaragoza. En mi investigación llegué hasta un pequeño pueblo de Lleida, Fulleda, de donde eran originarios sus padres y donde aun se conserva el que fue solar familiar.

Asimismo descubrí a una mujer con profunda vocación militar cuya implicación en la guerra contra Napoleón fue más allá de lo sucedido en Zaragoza, seguí su trayectoria personal: dos matrimonios, la muerte de su hijo, sus amores ilegítimos con un destacado miembro del ejército, su ferviente defensa de la monarquia liberal que le costó el matrimonio con su segundo esposo, uno de los cabecillas del carlismo en Andalucía...

Seguí sus pasos hasta Ceuta, donde murió, e incluso supe de las penurias que atravesaron sus descendientes y que descubrió ABC a comienzos del siglo XX. Es más, despertó en mi una profunda simpatía por el papel, siempre ignorado, que juegan las mujeres en los conflictos bélicos, las penurias de la retaguardia, la desesperación que muchas veces lleva a cometer actos heroicos o imprudentes... Una serie de cuestiones que, lamentablemente, siguen estando hoy de actualidad.

¿De qué mujeres hablaba en Mujeres de vida apasionada (2010)? ¿cuál/es destacaría de todas ellas y por qué?

Sería excesivamente prolijo enumerarlas. Por las páginas del libro desfilan una serie de mujeres a las que perseguir un sueño o vivir libremente les costó la vida. Tengo una simpatía especial por Olympe de Gouges, la mujer que en plena Revolución Francesa advirtió que los revolucionarios se preocupaban mucho por los derechos del hombre pero olvidaban al cincuenta por ciento de la población, es decir obviaban a las mujeres, a las que seguían considerando ciudadanas de segunda clase.

Por eso, Olympe no tuvo empacho alguno en escribir la Declaración de derechos de la mujer y la ciudadana en donde reclamaba para la mujer el derecho al voto, el acceso al trabajo público y a la esfera política, poder ser dueñas y administradoras de su patrimonio; formar parte del ejército y lograr la igualdad de poder en el ámbito familiar y eclesiástico. Todo eso en 1791. Desgraciadamente, su acendrada defensa de los girondinos acabó por llevarla al cadalso durante el régimen del Terror.

Las mujeres de Felipe ll (2011) fue IX Premio Algaba de Biografías e Investigaciones Históricas.

Sí, Felipe II no fue solo el monarca solitario de El Escorial ni el sibilino gobernante que pretende la Leyenda Negra. Su vida estuvo marcada por diversas mujeres a las que siempre tuvo muy en cuenta, tanto en el plano afectivo (sus esposas, Isabel de Valois o Ana de Austria, o su madre, Isabel de Portugal), como en el político, encargando la gobernación de los Paises Bajos a su hija Isabel Clara Eugenia, por ejemplo.

También fue un joven galante al que su padre hubo de recomendar que se abstuviera de disfrutar de los placeres carnales en exceso, y tuvo varias amantes, la más conocida Isabel de Osorio. Todas estas mujeres aparecen en el libro y conforman un mosaico que descubre un Felipe II íntimo, alejado de su figura política.

¿Qué destacaría de Isabel de Castilla. Reina, mujer y madre (2012)?

Es un personaje fascinante lejos del mito que el franquismo creó en torno a su figura. Isabel de Castilla fue, además de reina, una mujer enamorada y celosa (tanto como la leyenda asegura que fue su hija Juana), que quiso cultivarse intelectualmente y se rodeó de los mejores maestros.

Fue también una madre entrañable que hizo de sus hijas las princesas más preparadas de Europa a decir del propio Erasmo, una soberana, en fin, que dictó un testamento ejemplar que debería conocerse más allá de los círculos académicos para desterrar tanto prejuicio como hay sobre su persona.

Usted demuestra en La sombra de Sissi (2016) que la emperatriz tuvo poco que ver con la imagen que tenemos quienes crecimos con las películas de Romy Schneider...

Efectivamente. He estudiado a fondo la figura de Elizabeth de Austria y poco o nada tiene que ver con la almibarada Sissi de Romy Schneider ni, por cierto, con la lujuriosa y desenvuelta Sissi de la serie La emperatriz, de Netflix.

De hecho, el libro debería haberse llamado Mas allá de Mayerling, ya que gira en torno a lo que representó la muerte del archiduque Rodolfo junto a su amante María Wetsera (un presunto suicidio o posible asesinato nunca aclarado) tanto a nivel familiar como político.

El título fue una imposición editorial, La sombra de Sissi no es propiamente una biografía de la emperatriz sino de todas las personas a las que ha eclipsado su figura: padres, hermanos y hermanas, esposo, hijos, nietos... hasta llegar al fin del Imperio en 1916.

De los Amores de leyenda (2022) ¿cuál/es destacaría y por qué?

Es un compendio de parejas célebres de todos los tiempos: unas míticas (como los amantes de Teruel, Juana la Loca y Felipe el Hermoso, Inés de Castro y Pedro I de Portugal...), otras reales (Gerda Taro y Robert Capa, Diego Rivera y Frida Kahlo, Victoria y Alberto del Reino Unido....), heterosexuales y homosexuales, etc... que, de alguna manera han condicionado el arte, la cultura, la ciencia...

Un total de 25 parejas en las que intento separar el mito de la historia como, por ejemplo, en el caso de los duques de Windsor donde explico que Eduardo VIII no abdicó solo por amor sino por consejo de Winston Churchill, escandalizado por las simpatías filonazis del monarca.

De todas las biografías que ha escrito, ¿cuál es la mujer qué más le ha fascinado y por qué?

No puedo resaltar una sola. Piense que la mujer ha sido sistemáticamente olvidada en los libros de historia. Mi propósito es escribir sobre aquellas que son desconocidas por el gran público o derribar los mitos que se han edificado sobre otras muchas.

De El parche de la princesa de Éboli y otras 350 anécdotas de la historia (2009), ¿podría decirme algunaque le hayan llamado más la atención?

Siempre es difícil escoger una. He escrito dos anecdotarios. El parche... y Protagonistas de la historia (2020). En este último solo aparecen anécdotas protagonizadas por mujeres.

Son dos libros escritos con el propósito de distraer al lector y demostrar que muchas veces una anécdota puede ser definitoria de quien la protagoniza. Es más, muchos docentes me han comentado que los utilizan como recurso nemotécnico en sus clases de historia.

Tal como éramos. Las niñas que fuimos y las mujeres que somos (2016). ¿Qué diferencias ve hoy entre unas y otras?

Abismal. Piense que las mujeres que nacimos en los años 50 del siglo XX aprendimos a escribir con plumilla y hoy somos unas expertas del Whatsapp; crecimos escuchando la radio y hemos visto nacer la televisión, el video, el reproductor de CD, la imagen en 3D…; compramos los primeros tocadiscos, disfrutamos con el walkman y ahora escuchamos música en MP3 o a través de Spotify.

Y no hablemos de que aquellas niñas educadas para ser madres o esposas, somos las que “asaltamos” la Universidad en los años 70, conquistamos el mercado laboral y conseguimos ser ciudadanas de pleno derecho.

El libro es, una crónica sentimental y distendida de la infancia y adolescencia de muchas mujeres de hoy en el que no he podido evitar que haya mucho de la propia memoria, en este caso de la niña urbana y de clase media que fuí.

La historiadora, en la redacción de magasIN.

La historiadora, en la redacción de magasIN. Laura Mateo

Los espejos de Fernando VII (2001) fue su primera novela histórica...

Sí, y le tengo un afecto especial. Está dividida en cuatro partes y cada una de ellas protagonizada por una de las esposas del rey: María Antonia de Borbón, Isabel de Braganza (fundadora del Museo del Prado), Josefa-Amalia de Sajonia (la reina poeta) y María Cristina de Borbón, regente durante la minoria de Isabel II.

Inés de Castro (2003) es la primera de la llamada “trilogía portuguesa” que continuó con Leonor (2007) y La rosa de Coímbra (2009) sobre el personaje de Isabel de Aragón, reina de Portugal. La primera le abrió las puertas de Portugal...

Sí, por eso no quiero pasarla por alto. Portugal siempre me ha acogido con afecto y simpatía y donde he logrado algunos de los mayores éxitos de ventas de mi carrera. La novela se incia en un mesón madrileño, cuando un misterioro personaje portugués narra a Velez de Guevara la historia que le permitirá escribir su drama Reinar después de morir.

Sigue con la narración de los amores entre Pedro I e Inés de Castro, haciendo hincapié en la relación de esta con Constanza, la esposa del príncipe portugués, y concluye con la trágica muerte de la dama de Castro.

Con estas tres novelas compone un fresco medieval basado en tres tipologías femeninas: la mujer mito, la mujer poderosa y la mujer mística. ¿Qué es lo que caracteriza a la mujer mito?

El medievo ha sido terreno abonado para el mito y muchos nombres femeninos medievales se conocen más por la leyenda que los envuelve que por su biografia real. Pensemos que uno de los grandes peligros que ha sufrido la mujer a través de la historia ha sido, además del olvido, la mitificación de su persona.

Por ejemplo, Leonor de Aquitania: una mujer culta y de gran intuición política, que fue duquesa de Aquitania, reina de Francia y de Inglaterra, ha sido tratada por la literatura y el cine como una muer sibilina, que envenenó a la amante de su marido e incluso mantuvo relaciones incestuosas con su tío Raimundo de Poitiers. Ese sería un buen ejemplo de como el mito desfigura la historia.

Otro tanto podría decirse de Inés de Castro, a la que la literatura del Siglo de Oro etiquetó como una simple mujer enamorada, cuando su papel como integrante del poderoso clan de los Castro fue decisivo en las relaciones entre Castilla y Portugal en el siglo XIV.

¿Y a la mujer poderosa?

En la Edad Media hubo muchas mujeres con poder pero muchas de ellas se han tratado como auténticas arpías: es el caso de Leonor Teles, una mujer con más capacidad de gobernar que su esposo, Fernando I, pero que ha sido entronizada como la “mala” oficial de la historia portuguesa.

Y, finalmente, nos encontramos con la mujer mística...

Aquella que, desde el claustro u otras posiciones de poder, se consagraba a la religión y al servicio de los más necesitados. Sería el caso, entre otras muchas, de Isabel de Aragón o, si lo prefiere, santa Isabel de Portugal que, en pleno siglo XIII, fundó una escuela para que las jóvenes de clase humilde pudieran aprender un oficio que les permitiera ser autosuficientes.

O aquellas que, desde el claustro, se consagraron al estudio, como Hildegarda de Bingen o Isabel de Villena, una actividad que la sociedad civil no veía con buenos ojos.

En Portugal es usted una de las autoras superventas: ¿qué hay en la Historia del país vecino que no encontremos en la Historia de España?

Son historias paralelas y frecuentemente entrelazadas. Lamentablemente, parece que pese a ser vecinos vivamos de espaldas. Portugal, además de un país bellísimo, posee una riqueza cultural, histórica y artística que muchas veces desconocemos en España.

De Alfonso, la dulcísima esposa (2004). ¿Fue la historia de amor de Alfonso XII y María de las Mercedes como nos la contaron y nos la cantaron?

Si, pero no tan edulcorada como la que encarnaron en el cine Vicente Parra y Paquita Rico. La malograda reina Mercedes era una mujer de carácter, culta y educada a la francesa por su liberal padre, el duque de Montpensier, con quien no dudaba en intercambiar correspondencia de carácter político durante su breve periodo como reina consorte, y de fuerte carácter.

Se enamoró de su primo Alfonso, cuando solo era una niña de doce años, y fue correspondida. Ambos tuvieron que luchar contra la oposición política y familiar para contraer matrimonio y la prematura muerte de la reina, a los seis meses de la boda, dejó devastado a su viudo.

Pero también es cierto que él no tardó en consolarse con la cantante Elena Sanz, por tanto cabe preguntarse qué hubiera pasado si el matrimonio hubiera durado más tiempo. Mejor, pues, dejarlo tal como lo quiere la leyenda romantica...

La pasión de la reina (2006), de alguna manera, es la continuación de la anterior.

Sí. Está escrita a modo de diario personal de la reina María Cristina de Habsburgo Lorena, se limita a los años de su matrimonio con Alfonso XII, y refleja su amor no correspondido por el monarca, la incomprensión de la corte, su lucha contra el “fantasma” de su antecesora en el trono y sus celos de Elena Sanz.

¿Cuál es su novela preferida?

Junto con Inés de Castro, Las damas del rey (2011), un relato semi-epistolar que toman como hilo conductor la vida de las tres esposas de Manuel I de Portugal: Isabel y María, ambas hijas de los Reyes Católicos, y Leonor de Austria, hija de Juana la Loca.

A través de ellas y mediante la aparición de secundarios como Catalina de Aragón, Juana de Castilla, o Margarita de Austria se compone un fresco “en femenino” de la Europa del siglo XVI. La novela tuvo una importante repercusión entre los lectores estadounidenses de habla hispana.

Y Una gota de rocío (2015) gira en torno a María Coronel, otra valiente cuya historia apenas se conoce...

Sí, la mítica dama sevillana que prefirió defigurarse con aceite hirviendo antes que ceder al galanteo de Pedro I el Cruel.

¿Qué diferencia hay entre la investigación para una biografía y la investigación para una novela histórica?

Ninguna. El rigor histórico es básico en ambos casos. La diferencia surge después, puesto que en el caso de la novela, los hechos pueden reinterpretarse a través de personajes secundarios que den amenidad al relato pero debe hacerse siempre sin alterar la verdad de los hechos.

De todas las reinas cuya historia conoce, ¿cuál es la qué más le ha fascinado y por qué?

Cada personaje tiene su interés, pero entre las “royals” diría que tengo fascinación por Elisabeth de Austria por su talante intelectual y su mentalidad liberal en un Imperio ya en decadencia. Sin embargo, como he dicho anteriormente, detesto las versiones que la quieren una almibarada Sissi o que la muestran como una narcisista que roza lo patológico.

¿Ha visto ya la película sobre ella que se acaba de estrenar?

No la he visto todavía pero, evidentemente, lo haré. Me ha gustado que su directora aclare que es una visión personal del personaje y que no debe tomarse como un fiel retrato de la emperatriz. Una actitud encomiable y honesta, pero me hace temer que la historiadora que hay en mí “sufra” durante el visionado...(ríe).

Me temo que la película siga la corriente actual que se empeña en comparar a Sissi con Lady Di, cuando no tienen nada en común, especialmente por el gran bagaje cultural de la emperatriz austriaca, algo de lo que Diana Spencer carecía.

Creo que podemos decir, sin temor a equivocarnos, que usted fue la escritora que puso de moda la novela histórica con personajes de mujeres cuya historia merecía ser contada.

Le agradezco el elogio pero no es del todo cierto. La biografía novelada de mujeres olvidadas o mal interpretadas por la historia cuenta con poderosos antecedentes que me preceden. Por ejemplo, Esa dama, de Kate O'Brian, sobre la princesa de Èboli en 1946 o Vindicación, de Frances Sherwood en 1993, sobre la pionera del feminismo Mary Wollstonecraft.

Y en España tenemos autoras como Almudena de Arteaga, Magdalena Lasala o María Teresa Álvarez, con las que he compartido intereses y espacios en las librerías (y que me disculpen tantas otras colegas que no cito en este momento pero que merecen un lugar de honor en el género de la biografía novelada).

En sus libros de viajes, ha recorrido Montserrat, el dragón dormido (2002); España: tierra, agua, fuego y aire (2002); Los mejores castillos de España (2004), La Sierra Norte de Madrid (2005); Barcelona desde el aire (2006); Ciudades españolas Patrimonio de la Humanidad (2007); Un país sorprendente (2006-2008), en coautoría con Javier Tomé y Susana Vergara; Destinos urbanos que te dejarán huella (2010) ¿por ejemplo?

Las ciudades de arte castellanas: Segovia, Toledo, Valladolid, Ávila... Sevilla o
Granada en Andalucia; Santiago de Compostela es mágica; me encantan Oviedo y Donosti... Pero, por supuesto, Barcelona y Madrid.

Es usted una viajera incansable. ¿Qué sitio del mundo le queda por conocer?

El mundo es inmenso y evidentemente conozco solo una pequeña parte. No he estado nunca en Extremo Oriente, por ejemplo.

¿Cuál es el lugar del mundo que más le ha gustado? Me gusta mucho Europa. De hecho es mi destino preferido y me costaría elegir un único lugar. Me fascina Francia y, por supuesto, París es para mi un destino siempre apetecible pese a las muchas veces que he viajado hasta alli. Otro tanto le diría de Italia: cualquier rincón del país me parece digno de ser vivido.

Ha sido premiada en varias ocasiones por sus artículos de viajes: ¿qué destacaron de ellos? Posiblemente mi condición de historiadora me lleva a profundizar en las raices de los lugares que visito. Mis artículos premiados sobre Flandes, por ejemplo, van más allá de su condición de destinos turísticos. Pasear por las calles de Brujas o Gante me transportó a los sigos XVI o XVII, Esa óptica es lo que destacaron los jurados que me concedieron el galardón.

Sus libros han sido traducidos al portugués, rumano, inglés, francés, alemán, ruso e italiano... ¿me he olvidado alguno?

No, pero piense que, a excepcion, del portugués, el resto ha sido la traducción puntual de algunas de mis obras de no-ficción o de viajes. Eso si, le diré que recientemente he tenido noticia de la traducción al japonés de Reyes y reinas de España.

Usted nació en Barcelona, de madre madrileña y padre catalán, ¿dónde vive en la actualidad?

Desde hace cinco años, resido en Cubelles una pequeña localidad de la costa, muy cerca de Barcelona, justo en la playa, lo que me permite estar en contacto perpetuo con otra de mis pasiones: el mar.

Pero me gusta calificarme de “barcelodreña” ya que mis raíces familiares, como demuestran mis apellidos, se reparten entre Madrid y Barcelona. La Ciudad Condal es mi cuna, el lugar en el que he crecido, pero siempre en feliz alternancia con largas temporadas en Madrid donde residía mi abuela y la totalidad de mi familia maternas.

Madrid es, una ciudad que llevo siempre en mi corazón, donde he pasado algunos de los mejores momentos de mi vida, donde tengo amigos y familiares muy queridos y cuya “joie de vivre” inspira mi día a día.

Es usted licenciada en Filosofía y Letras, especialidad en Historia Moderna y Contemporánea por la Universidad Autónoma de Barcelona, donde entre 1979 y 1982 ejerció como profesora de Historia de España en la Facultad de Ciencias de la Información. ¿Quién le inculcó la pasión por la Historia?

Sin duda, mi padre. Mi primer contacto con la historia fue un viejo tomo, de la bien dotada biblioteca de mi abuelo, que aún conservo. Se llamaba Portfolio de la historia de España y era una sucesión de láminas que llenaban mi imaginación infantil de actos heroicos, escenas palaciegas o mitos tradicionales.

Con los años descubrí que la historia era mucho más que eso. Era el álbum de familia de la humanidad y, por tanto, era obligado conocerla y, si era el caso, enseñarla. Con ese propósito, me licencíé y, desde entonces, me he consagrado a divulgar la historia. Es decir, a dar a conocer el pasado a un público lo más amplio posible y hacerlo en un lenguaje asequible para todos.

Para ello me he valido por igual del ensayo, la biografía o la novela histórica, un instrumento idóneo para llegar a un amplio segmento de lectores. Y en ello sigo, compaginando la investigación con el relato y las conferencias con los artículos en revistas especializadas, pero siempre sin perder de vista esa maravillosa maestra de vida que es la historia.

Está casada y es madre de dos hijos, José Ramón (1979) y Gloria (1982). ¿Alguno de ellos se ha dedicado a la Historia o la literatura?

Estoy felizmente casada y tengo dos hijos que han sido y son el motor de mi vida. Lo cierto es que ambos tienen mucho interés por la historia y el arte en todas sus manifestaciones, pero profesionalmente han escogido otros caminos. Mi hijo trabaja en una financiera y mi hija es abogada

Solo si se siente cómoda, ¿podría contarnos algo más de su vida para que la conozcan mejor nuestros lectores?

Es difícil hablar de una misma. Le diré que odio la violencia en todas sus manifestaciones y detesto los fanatismos políticos o religiosos. Soy feminista pero me irrita ver que, algunas de mis congéneres ven al hombre como nuestro enemigo.

Creo que ambos debemos ir de la mano en busca de una sociedad más justa e igualitaria y ahí entra el problema de la conciliación que nos atañe a todos y la necesidad de derribar, de una vez por todas, el llamado “techo de cristal” que, en determinados ámbitos, impide a la mujer ocupar puestos de responsabilidad.

He tenido la suerte de nacer en una familia que supo fomentarme la pasión por las humanidades y siempre agradeceré a mis padres que me inculcaran el amor por el estudio y la lectura, por el teatro, por el cine, por el arte en general. 

Es autora de Atlas ilustrado de Juan Carlos I (2011). ¿Pudo entrevistar al monarca? ¿A alguno de sus íntimos o colaboradores? Si hubiera una actualización hoy, ¿qué cambiaría o añadiría en 2022 a lo que escribo en 2011?

El libro de Juan Carlos I (2011) fue un texto para un libro ilustrado, no una biografía de investigación en profundidad y me limité a consultar bibliografía. Básicamente se centra en su labor a la hora de sentar las bases de una monarquía adecuada a las necesidades de la España del siglo XXI.

Evidentemente, puesto que está escrito hace muchos años, ahora el contenido sería distinto. Los escándalos han sido muchos y muy serios pero, de todas formas, creo que habría que poner las cosas en su sitio: ni fue el monarca y el hombre perfecto que se pretendía antes, ni el villano disoluto y corrupto por el que se le tiene ahora.
Como todo ser humano tiene luces y sombras. Dejemos que a historia le dé el lugar que le corresponda