Las citas 'afterwork' son habituales y ayudan a desconectar.
Qué es el 'afterwork' saludable: las alternativas a las cañas después del trabajo que sí te recargan de energía
Quedar después de la jornada laboral ayuda a desconectar, pero hay que variar en cuanto a los planes que se pueden hacer.
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Escena típica: sales de trabajar, quedas con alguien y, sin pensarlo mucho, acabas en el bar de siempre con cañas y tapas. ¿Planazo? Pues depende. Porque lo que empieza como un “venga, una rapidita para airearme” acaba en tres rondas, media ración de bravas y esa sensación de “mañana me arrastro”.
No me malinterpretes: no se trata de demonizar la caña, sino de cuestionar el piloto automático. El problema no es tomarte algo, sino que tu única opción de afterwork sea eso.
¿Por qué buscamos quedar después del trabajo?
Es fácil: necesitamos desconectar. Después de una jornada laboral, el cuerpo viene cargado de estrés y la cabeza pide recompensa (y encima con la excusa del síndrome posvacacional).
Biológicamente, buscamos dopamina: esa hormona que nos da sensación de placer inmediato. El bar nos la da rápido: conversación, comida y bebida. Pero como todo lo que viene en fast mode, luego pasa factura, en forma de digestiones pesadas, sueño revuelto y cansancio acumulado.
¿Qué pasa si elegimos siempre el mismo plan?
Establecer rutinas de este estilo puede ser muy nocivo para nuestra salud mental y física. La cita de media semana se convierte en ese “aliciente”, el descanso pasa a un quinto (o sexto) plano y al día siguiente el trabajo es pura frustración.
Vamos, que a corto plazo mola, pero a medio te pasa factura en energía, salud y hasta en el humor.
Un taller de cerámica puede ser una buena alternativa. iStock
Alternativas saludables y disfrutonas
No hablamos de sustituir las cañas por agua con gas y cama. Se trata de probar otros afterworks que también molan y no te dejan KO.
Algunas ideas:
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Paseo antes de cenar: suena básico, pero charlar mientras caminas es terapéutico. Y sí, cuenta como ejercicio.
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Yoga suave o estiramientos con música: 30 minutos y sales como nueva.
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Quedar para un té o kombucha: mismo ritual social, sin resaca digestiva.
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Plan creativo exprés: taller de acuarela, cerámica, escritura… Nada de tres horas, con una ya sales con otra energía.
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Plan activo: bici, patines, bailar salsa. Sudar un poco quita estrés mejor que una caña.
¿Cómo incorporarlo poco a poco?
Mi recomendación es que la transición sea lenta. Proponerte empezar a cuidarte es algo que aparece todos los septiembres, y quiero ayudarte a que este año sea posible. Por eso, empieza por no borrar el bar de tu vida, la idea no es prohibir, sino alternar.
Trata de incorporar una vez por semana un afterwork diferente y observa cómo te sienta. Involucra a tu entorno y será más fácil. Si siempre quedáis en el bar, propón otra cosa; a veces la gente solo sigue la corriente.
Cuando lo hayas conseguido, conviértelo en ritual: igual que el viernes se asocia con cañas, que el martes sea tu día de yoga, por ejemplo.
El 'after work' como espejo
Lo que eliges al salir de trabajar dice mucho de cómo te cuidas. Si tu único recurso es el bar, quizá lo que buscas es anestesiar el cansancio. Cuando te das la opción de sumarte a planes distintos, empiezas a ver que la desconexión puede ser nutritiva, divertida y hasta más memorable que otra ronda de patatas alioli.
El verdadero afterwork no es lo que bebes, sino cómo eliges recargar. Puedes seguir con la caña de siempre, pero ten claro que hay opciones que no te roban la energía, sino que te la devuelven.
Así que la próxima vez que alguien te diga: “¿Una cañita para desconectar?”. Responde: “Vale, pero esta vez nos desconectamos en un paseo”. Quién sabe, a lo mejor acabas siendo la influencer de citas post-trabajo saludables de tu grupo.