Imagen de ilustración.

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Estilo de vida

María Sánchez, maquilladora, 52 años: "Para combatir la flacidez del rostro, aplico el truco de la diadema invertida"

Las primeras arrugas suelen aparecer entre los 25 y 30 años, aunque esto puede variar según factores individuales y estilo de vida.

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Las arrugas son pliegues en la piel que aparecen en todas las personas como parte del proceso natural de envejecimiento. Aunque son un proceso natural y no comprometen la funcionalidad cutánea, estos signos de la edad son el motivo principal de consulta estética.

Son muchos los procedimientos estéticos a los que se puede recurrir en busca de neutralizar estas líneas de expresión; sin embargo, no siempre es la opción más sencilla y económica.

Por este motivo, cada vez más expertas en maquillaje ofrecen técnicas y trucos que pueden replicar ese efecto de centro estético, pero por un rato. De acuerdo con la experta María Sánchez, uno de sus favoritos es la diadema invertida: aplicar base en la zona de piel que rodea la mandíbula.

El truco de la 'diadema invertida'

A medida que pasa el tiempo, la piel cambia y las necesidades de cuidado y de maquillaje varían según la etapa de la vida. Lo que funciona bien para una piel joven puede no ser lo más favorecedor para una piel madura, y viceversa.

Además, cuando nuestra piel va perdiendo firmeza y aparecen las primeras arrugas, es importante tener en cuenta una serie de técnicas si no queremos conseguir un efecto no deseado, y marcar más la textura y las líneas de expresión.

De acuerdo con la maquilladora María Sánchez, el truco de la diadema invertida es una de las técnicas que siempre utiliza para mitigar los efectos del paso de la edad.

Para ello, la experta aplica base "alrededor del tercio inferior", es decir, en la zona de piel que rodea la mandíbula, justo debajo del pómulo, y justo debajo de donde aplicaríamos el contorno y bronceador.

Sánchez sigue la forma de una "diadema invertida" que va desde una oreja hasta la otra, en forma de U. Sin embargo, es importante realizar la técnica una vez hemos acabado de maquillarnos todo el rostro, y hemos aplicado otros productos como el colorete o el bronceador.

Aplicar una capa adicional de base, o incluso de corrector en un tono ligeramente cercano al color natural de la piel o más clarito, puede redefinir el contorno facial.

Al hacerlo en forma de "diadema invertida", es decir, dibujando con precisión desde la parte inferior de las orejas, a lo largo de la línea mandibular, descendiendo suavemente hacia el mentón y subiendo de nuevo hacia el otro lado del rostro, se crea un marco limpio y visualmente levantado.

El objetivo es crear una ilusión óptica de firmeza y esculpido. La aplicación de la base atenúa la transición entre el cuello y el rostro, al tiempo que suaviza sombras naturales que puedan acentuar la flacidez.

Mientras el colorete aporta frescura y el bronceador profundidad, esta capa final de base actúa como un velo perfeccionador que redefine contornos con precisión.