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Paula Orell, psicóloga: "Tu madre tiene mucho que ver en cómo te relacionas contigo misma"

La psicóloga Paula Orell explica cómo el ejemplo materno influye en la forma en que nos tratamos a nosotros mismos.

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Las madres juegan un papel clave a la hora de construir la identidad femenina, tal y como destaca la psicóloga, Paula Orell, que ha lanzado una potente reflexión dirigida a todas aquellas que luchan con autoexigencia y la crítica interna, recalcando que muchos de estos patrones son originados en lo que se ha ido aprendiendo. La experta indica que las hijas replican las conductas observadas desde pequeñas.

En el vídeo que ha compartido en el que mantiene una conversación con una paciente, esta última destacaba que su madre le repetía de forma constante que dejará de exigirse tanto a ella misma. Sin embargo, cuando la psicóloga la preguntaba a la paciente acerca de cómo era su madre con ella misma, la paciente lo tuvo claro: “La verdad que muy exigente”. De esta forma, concluye que “tu madre tiene mucho que ver en cómo te relacionabas contigo misma”.

Para la experta lo más importante no son los consejos, sino el ejemplo que se da, de forma que, si la madre dice una cosa, pero lo que hace ella misma es otra cosa, de poco sirve. Esto se debe a las conductas heredadas que no se eligen, pues son comportamientos que no se eligen de manera consciente.

Todo tiene que ver con el hecho de que cuando una no sabía cómo ser, tuvo a su madre como referencia y, sin saberlo, fue copiando muchos de sus comportamientos. Esta influencia es una especie de guion no escrito que muchas personas repiten sin pararse a cuestionarlos. Es por ello por lo que Paula Orell insta a observar con atención todo aquello que molesta de la figura materna.

Esto es un reflejo de algo interno, de manera que todo lo que se ve en una madre que puede molestar, debería comprobarse en uno mismo, pues esta incomodidad puede llevar a mostrar algo que la propia persona también hace o reprime de manera intensa.

Sanación del vínculo materno

La psicóloga insiste en que lo primero que se debe hacer en este tipo de situaciones es tratar de liberarse de los patrones aprendidos a través del trabajo consciente del vínculo con la madre. Para Paula Orell, cuánto más se trabaje la relación con una madre, más libre se podrá ser y menos se repetirán esos patrones que una no desea. Esto no implica culpar, sino comprender el impacto profundo que tiene esa figura en el desarrollo personal.

El proceso de sanación de esa relación ayuda a la hora de poder entender mejor las propias actitudes de una persona, pero también contribuye a mejorar la relación con una misma. La experta destaca que cuánto más se sane la relación con una madre, más sana será la relación con una misma.

Orell hace hincapié en la necesidad de tomar conciencia del legado emocional que ha sido transmitido entre generaciones, destacando que las dinámicas familiares, sobre todo aquellas de las que no se habla, pueden moldear la percepción que una persona tiene sobre sí misma. Por este motivo, entender de dónde provienen algunos hábitos mentales, es un primer paso clave para su transformación.

La psicóloga propone que aquellos que se exigen en exceso, se juzgan a sí mismos con dureza o no se permiten mostrar debilidad, observen a su madre como el posible origen de estos patrones, pero también como elemento clave para poder superarlos.

La influencia de los padres en los hijos

Si nos preguntan acerca de algo que nos hayan transmitido nuestros padres y que haya sido importante para nosotros a lo largo de nuestra vida, es muy posible que pensemos en algo que hemos observado de su conducta de forma repetida. Esto habrá influido en nosotros tanto de forma positiva como negativa, y es muy probable que actuemos de una forma muy similar ahora siendo adultos.

Desde edades tempranas, un niño mira a sus padres y saca conclusiones de cómo funciona el mundo que le rodea y quién es él. Todos los niños nacen ya con un temperamento que influye en su propio carácter, y aunque los padres no pueden influir en la herencia genética, sí que pueden influir en lo relativo a la relación que establecen con su hijo. Este vínculo entre ambas partes es clave para el desarrollo emocional del niño.

Aunque los padres verán siempre a sus hijos a través de distintos filtros, en ellos influyen las normas, valores, creencias o conflictos que tengan en su vida. Estos filtros influyen en las expectativas que los padres tienen sobre sus hijos y muchas veces están presentes incluso antes de que el niño nazca.

Una vez que el bebé nace, pasa a ser parte de una familia en la que cada miembro interactúa con todos los demás, y todos influyen unos entre otros, pero ese estado emocional de sus progenitores influye de forma directa sobre el hijo. Mucho antes de que el niño pueda hablar y entender el lenguaje, habrá recibido millones de impresiones acerca de él mismo y de todo lo que le rodea.

Esto se debe a que los padres transmiten muchas cosas sin necesidad de usar el lenguaje, a través de otros canales a los que los niños son muy sensibles, como gestos, miradas, sonrisas, movimientos corporales, etcétera. No obstante, a través del lenguaje y los actos se influye notablemente en los hijos, cuya forma de actuar y relacionarse con los demás vendrá influenciada por sus progenitores.