
El llanto de la mujer ha tenido diferentes papeles a lo largo de la historia.
¿Se puede llorar sin límite de tiempo? De las antiguas plañideras a las llorerías actuales
Derramar lágrimas ha sido considerado 'de chicas', también ha sido un trabajo, pero la ciencia es clara respecto a esta acción que expresa emociones.
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Aunque parezca sorprendente, la frase 'no me quedan lágrimas' es real, siempre y cuando lleves haciéndolo un determinado tiempo. Al menos así lo ha afirmado el neurocientífico Eduardo Calixto, doctor en fisiología cerebral y académico de las facultades de Medicina y Psicología de la Universidad Nacional Autónoma de México. "No podemos llorar más de 12 minutos seguidos", explica.
Lo cierto es que esta acción es tan importante que es lo primero que hacemos al nacer. El llanto, durante los primeros meses de vida, es todo para los seres humanos, pues a través de él expresamos aquello que se nos pasa por la cabeza: dolor, miedo o incluso hambre. Y de ahí la expresión 'el que no llora, no mama'.
Tras el llanto, los ojos se limpian, la mente se despeja e incluso se crean vínculos sociales. De hecho, para las mujeres derramar lágrimas ha sido hasta un oficio, pues no hace tantos años se pagaba a plañideras en los entierros. Pero, ¿qué hay tras el arte del llanto? ¿Por qué los expertos afirman que no podemos hacerlo durante más de un tiempo establecido? ¿Qué ocurre en nuestro cerebro y por qué es tan incontenible?
Lágrimas por dinero
En muchas ocasiones se utiliza la expresión 'llorar como una mujer' para referirse a la debilidad del género femenino. Sin embargo, durante muchos años, ese acto era pagado como parte de los entierros de personas que aquellas que parecían sufrir ni siquiera conocían.
Según los historiadores, el origen de las plañideras podría estar en el antiguo Egipto, donde eran tratadas como diosas. En el caso de España, su oficio se sostuvo hasta bien entrado el siglo pasado y estuvo tan arraigado en la sociedad que incluso Federico García Lorca las retrató en sus poemarios.
Con la Guerra Civil y la dictadura, el arte del llanto femenino quedó relegado y, durante las últimas décadas, ha tomado un rumbo diferente. Ahora, con la llegada de las redes sociales, pasó algo más desapercibido (se muestra casi siempre alegría) y no fue hasta la época de la pandemia cuando comenzó a darse importancia a la expresión de las emociones.
Tanto es así que hoy en día las lágrimas se han vuelto a comercializar, aunque no como en la época de las plañideras. En 2021, Madrid acogió por un tiempo y de la mano de una empresa de servicios psicológicos un espacio llamado 'La Llorería', que estaba pensado para sollozar y reflexionar sobre la salud mental. Sin embargo, también recibió grandes críticas por banalizar una problemática que afecta a miles de personas.
¿Se pueden contar?
¿Podrías echar la cuenta de cuántas lágrimas has dejado caer por tus mejillas a lo largo de tu vida? Probablemente no, pero sí que hay una forma de contabilizar cuánto lloramos, y nos la ha dado la ciencia. "No podemos hacerlo por encima de los 12 minutos, siempre que lo hagamos de manera continuada", ha explicado el experto en fisiología cerebral Eduardo Calixto.
Este hecho tiene que ver con diferentes factores fisiológicos y afecta por igual a hombres y mujeres. Pero, ¿cuál es su explicación científica? Lo cierto es que el cuerpo necesita descansar por intervalos tras el desgaste de glucosa: nuestro cerebro recibe aproximadamente un litro de sangre por minuto, pero, cuando lloramos, necesitamos 1,25 l, lo que hace que se oxigene más y acabemos exhaustos.
Además, según los expertos, el llanto es la emoción que más energía consume en nuestro cuerpo. Esto explicaría que, tras la llantina, nos sintamos cansados, con hambre o incluso con sueño. Pero no todo es negativo, pues también provoca en nosotros un efecto reparador: el cerebro libera endorfinas, por lo que somos capaces de sentir alivio, esperanza o tranquilidad.
'Lágrimas de cocodrilo'
Esta expresión es comúnmente utilizada para hacer referencia a alguien que finge su llanto, o que no es del todo real. Pero, ¿es que los cocodrilos son unos mentirosos?
No, no lo son, pero lloran mientras matan a sus víctimas y se las comen. Esto no es por una razón sentimental, sino más bien por una cuestión biológica: cuando respiran mientras mastican, presionan sus glándulas lacrimales y lloran.
En algunos humanos ocurre algo parecido, lo que la ciencia llama síndrome de Bogorad. Esta es una condición poco común por la que una persona puede segregar lágrimas mientras come.