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Belleza

Cristina Lobato, maquilladora: "Aplicar mucha máscara de pestañas puede hacer que tus ojos se vean más pequeños"

En lugar de resaltar los ojos y realzar la expresión del rostro, el exceso de máscara puede generar un efecto apelmazado.

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La máscara de pestañas es un indispensable del maquillaje. Además de tener múltiples ventajas estéticas, es uno de los cosméticos más fáciles de emplear y, de forma general, aquel por el que empiezan todas las personas que quieren aprender a maquillarse.

Este producto, que tiene origen en el siglo XIX, es capaz de transformar por completo nuestra mirada en cuestión de segundos. Añade volumen e intensidad, y también puede proporcionar un efecto de alargamiento y definición.

Sin embargo, y a pesar de sus beneficios, un uso extremo del mismo puede llegar a ser contraproducente. Según la maquilladora Cristina Lobato, "aplicar un exceso de máscara de pestañas puede hacer el ojo mucho más pequeño".

Por qué no aplicar un exceso de máscara de pestañas

Como ya hemos comentado, la máscara de pestañas es, posiblemente, el cosmético más fácil de emplear de todos. Cuenta con un aplicador muy intuitivo y, para conseguir el efecto deseado, simplemente tenemos que añadir capas.

Sin embargo, esta facilidad puede funcionar como un arma de doble filo y, aunque las capas de producto nos ayuden a conseguir unas pestañas largas y definidas, un exceso puede provocar un apelmazamiento.

En lugar de resaltar los ojos y realzar la expresión del rostro, el exceso de máscara puede generar un efecto apelmazado, donde las pestañas se agrupan en bloques o se forman grumos visibles que endurecen la mirada y le restan naturalidad.

Cuando aplicamos demasiado 'rimmel', nuestras pestañas tienden a perder su forma y flexibilidad. Esto puede hacer que se vean más cortas de lo que realmente son, ya que el peso del producto hace que se doblen o se caigan hacia abajo.

Esta misma acumulación también suele provocar que las pestañas se adhieran entre sí, eliminando su definición individual.

Como resultado, en lugar de una mirada abierta, definida y llamativa, conseguiremos una apariencia más cargada, cerrada e, incluso, "mucho más pequeña", indica Lobato.

En su lugar, la experta aconseja trabajar con dos productos, el rizador, que trabaja las pestañas desde la raíz, y una máscara de pestañas ligera, que nos defina y alargue.

El rizador, utilizado correctamente, ayuda a levantar y curvar las pestañas, lo que abre el ojo de manera inmediata y crea un efecto visual de mayor amplitud.

La experta, además, recomienda utilizar una máscara de pestañas que priorice la definición y el alargamiento, ya que este tipo de fórmulas permite separar cada pestaña y destacar su forma natural sin apelmazarlas.

Además, el producto y su aplicador también juega un papel importante. Aquellos que tienen cerdas más finas o de silicona suelen distribuir el producto de manera más uniforme, facilitando la separación de las pestañas y evitando la formación de grumos.

En cualquier caso, siempre vamos a poder corregir nuestro error aplicando poco producto y, posteriormente, peinando nuestras pestañas con un cepillo limpio.