La artista multidisciplinar Jara Bedmar, creadora de Umami Neila Art

La artista multidisciplinar Jara Bedmar, creadora de Umami Neila Art Magdalena Siedlecki Cedida por Jara Bedmar

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Jara Bedmar, la periodista que lo dejó todo para pintar poemas: "Si fuera rica, haría esto gratis para siempre"

La creadora de Umami Neila Art nos abre las puertas de su universo para descubrir cómo nace su proceso creativo y cuál es su inspiración.

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Alba López
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Umami Neila Art es el 'alter ego' de Jara Bedmar, periodista, comercial y comunicadora creativa y pintora de poemas. Sentimientos visibles, convertidos en arte, que se escriben primero, para pintarse después y que se quedan y permanecen.

Soñaba con ser poeta, por eso estudié Periodismo y Comunicación Integral”, nos cuenta Jara. Pero durante sus primeras prácticas en grandes medios nacionales, sintió que algo le faltaba.

Y terminó sumergiéndose en la farándula poética madrileña, leyendo versos en cafés históricos como el Gijón y el Oriente, rodeada de los nietos de la Generación del 27.

A partir de esta premisa, abordamos las siguientes preguntas para conocer más sobre ella.

Vienes del periodismo y la comunicación comercial. ¿Qué te hizo decidirte por el mundo del arte y dejar atrás este otro?

Aunque vengo de la prensa y la publicidad, nunca dejé de ser poeta, creativa y curiosa. Empecé vendiendo productos y ahora me vendo a mí, a mi arte.

De pequeña ya pintaba, escribía y espiaba con una lupa, como el inspector Gadget; incluso le cogía la gabardina a mi padre para jugar.

Nunca aspiré a grandes cargos ni quise jugar al juego empresarial. Lo mío es conectar con las personas. Y si encima me pagan por ello, es un regalo.

Si fuera rica, haría esto gratis siempre. Umami Neila Art me permite ser todo lo que soy, y eso me hace sentir profundamente afortunada.

¿Recuerdas la primera vez que un poema te pidió ser pintado?

Un autor muy reconocido me dijo una frase que, al mismo tiempo, me bloqueó y desbloqueó: “Eres un diamante en bruto, pero te falta mucha lectura para que tus versos brillen”.

En ese momento, me paralicé. Sentía que no llegaba a la altura de aquellos grandes poetas. Entonces, mi psicóloga me dio un consejo que cambió todo: “Desbloquea tu disciplina con otra disciplina".

Y con veintiún años, compré mi primer lienzo y comencé a plasmar en él todo lo que sentía.

“No solo es decoración, es de corazón” es la frase que define muy bien tu proyecto. ¿Cómo nació este claim tan potente?

Simplemente, se me ocurrió, llevo toda la vida inventándome slogans para todas las acciones especiales del sector editorial, lifestyle, eventos...

Fue de esas frases típicas que utilizas al principio para mandar a algún cliente.

¿Por qué pides a tus clientes tres colores y tres canciones antes de empezar una obra?

Porque una vez me devolvieron una de ellas, la primera de 91. Desde entonces empecé a pedir colores específicos. Resulta que el tono principal de aquel cuadro era el del uniforme del cliente, que era fisioterapeuta.

Me dijo que le encantaba, pero que le recordaba mucho al trabajo. Gracias a ese error me di cuenta de que mucha gente asocia colores con sentimientos o conceptos.

Me dan tres mínimo, que no tienen por qué ser los protagonistas de la obra, y los incorporo en la pintura. Cuando el poema está terminado y paso al lienzo, le doy al play con las canciones que me han indicado.

Alicia en los mundos de Neila.

Alicia en los mundos de Neila. Cedida por Jara Bedmar

De todas las historias que te han confiado para transformar en arte, ¿hay alguna que haya dejado huella en ti o que te sorprendiese?

La primera clienta que se acercó a mí por las redes sociales se llamaba Isabel. La recuerdo con muchísimo cariño, no solo por la entrega que puse en la obra y lo bonita que quedó, sino también por lo que vino después.

Al año siguiente, la vida se llevó a su hijo pequeño en un accidente. De las pocas personas fuera de su círculo con las que quiso hablar fue conmigo. Eso demuestra que vienen por la parte tangible —llevarse un poema pintado—, pero que se quedan por la intangible.

Por eso la familia de Umami Neila Art me tiene loca de amor. Isabel y la historia de su hijo me acompañan a día de hoy.

¿Qué inspiró la creación de Umami Neila Art?

Cuando en 2019 perdí el trabajo que tenía en una editorial, me puse a vender acciones especiales en el sector lifestyle, pensando que me iba a comer el mundo. Pero al final, fue el mundo quien me comió a mí.

Después llegó el confinamiento y todo cambió. En ese momento, me di cuenta de que era una conectora de personas y una poeta.

Tenía lienzos en casa, así que cogí el teléfono, empecé a hacer entrevistas a gente conocida y después, gracias al boca a boca, también a desconocidas. Todo para estar más cerca del ser humano y poder vivir de ello.

En cuanto al nombre, nació de dos conceptos muy distintos 'Umami' es el quinto sabor, el más difícil de definir, pero también el más esencial. Así entiendo yo el arte que hago.

Y 'Neila' es alien al revés. Viene de una historia personal significativa: un tío mío, muy querido, falleció de cáncer. Solía bromear con el tumor que tenía en la tripa y lo llamaba “el alien”.

Darle la vuelta a esa historia triste y transformarla en algo tan bonito fue mi forma de rendirle homenaje.

¿Qué buscas captar exactamente en esa primera toma de contacto para empezar a crear?

La charla puede durar todo lo que el cliente quiera. En estas conversaciones, busco que la persona se sienta cómoda y libre para contar lo que quiera, sin prisas, porque mi objetivo no es vender algo rápido, sino crear una conexión duradera.

Quiero fidelidad. Me encanta cuando me dicen: “Te llamo porque me han hablado maravillas de ti…". ¡Qué alegría! Eso me llena de satisfacción.

También les hago partícipes del proceso creativo, enviándoles avances y viendo sus reacciones hasta saber si están listos para la obra final.

Es muy emocionante y requiere mucha introspección, porque no la doy por terminada hasta sentir ese pellizco interior que me dice que ya está acabada.

¿Qué te resulta más desafiante: contar historias ajenas o propias a través del arte?

Hoy, ajenas. Acercarme al corazón de las personas desde el mío, supone doble desafío.

¿Qué retos te presenta el tamaño del cuadro y cómo adaptas tu método de trabajo?

Las dimensiones siempre suponen un reto, especialmente por el tema del secado. Para una obra grande de 3x2 metros, tuve que reservar un garaje y usar una escalera para hacerlo cómodamente.

Trabajo en mi casa porque de momento no tengo estudio. Y cuando pinto, la lleno de plásticos y me pongo el mono, como en la serie Dexter, porque aquí hay que reinventarse.

Los lienzos pequeños también presentan dificultades, ya que el espacio limitado complica la expresión. Aunque me fascinan las cosas minúsculas, como los miniperfumes. De hecho, prefiero usar botes pequeños de pintura.

¿Has aprendido algo nuevo sobre ti con Umami Neila Art que quizás antes no sabías?

Definitivamente, me ha revelado una capacidad de empatía y escucha mucho más profunda de lo que creía posible.

He aprendido que mi arte no solo es una forma de expresión personal, sino un puente real para conectar con las historias y emociones de otros.

Y que se puede llegar a fin de mes y tranquila trabajando en algo que te apasiona y te gusta. Me siento realizada y feliz.

La Comunidad de Magas está sorteando un cuadro personalizado por Jara Bedmar. Si quieres que tu alma se vea reflejada en arte, apúntate y ¡mucha suerte!

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