Paula, propietaria de 30 años.
Paula, propietaria de 30 años, sobre cómo logró comprarse su casa: "Han sido dos años duros, pero lo he conseguido"
La joven ha compartido con EL ESPAÑOL cómo ha vivido el proceso de comprar una casa, con sus desafíos y problemas.
Más información: María Rueda, dueña de una mercería con más de 100 años en Madrid: "La diferencia entre continuar o morir es adaptarte"
No todo el mundo puede presumir de haber conseguido una casa antes de los 30, y menos aún en los tiempos que corren. Pero Paula, una joven navarra de 30 años, lo ha logrado. Hace dos años decidió dar un paso importante en su vida: comprarse una casa en Olite, en el mismo pueblo donde nació y creció.
La vivienda, situada cerca del casco viejo del pueblo, perteneció a su familia desde hace décadas. En su día fue el hogar de su abuelo, y tras su fallecimiento permaneció alquilada durante varios años. Cuando los inquilinos se marcharon, Paula vio claro que era su oportunidad.
"Siempre había soñado con tener mi casa en Olite. Cuando supe que quedaba libre, no lo dudé", cuenta con una sonrisa. Aun así, reconoce que el proceso no fue sencillo. "Han sido dos años duros, pero lo he conseguido", afirma orgullosa.
"Fue un acuerdo familiar, pero como cualquier compra, con sus trámites, papeleos y muchas decisiones por tomar", recuerda. Una vez con las llaves en la mano, llegó la parte más intensa: la reforma integral.
"Decidí empezar de cero. Tiré paredes, cambié la distribución, renové la instalación eléctrica, fontanería, todo. Quería que la casa tuviera mi estilo y fuera funcional, pero sin perder el alma de lo que fue la casa de mi abuelo", explica.
El proceso de obras se alargó varios meses y requirió una inversión importante, pero Paula no se arrepiente. "Ha sido agotador, sobre todo compaginarlo con el trabajo y los gastos, pero cada vez que entro por la puerta pienso que ha valido la pena", dice mientras recuerda los primeros días viviendo entre cajas y pintura fresca.
Hoy, la vivienda luce totalmente renovada: moderna, luminosa y acogedora. Aun así, conserva algunos elementos originales que conectan con su historia familiar, como algunos muebles de la familia, restaurados por la joven.
Para Paula, poder establecerse en Olite significa más que tener un techo propio. Es una forma de mantener el vínculo con sus raíces. "Aquí tengo a mi familia, mis amigas, mi vida. No me imagino en otro sitio", asegura.