La Inteligencia Artificial ayuda a los coches eléctricos

La Inteligencia Artificial ayuda a los coches eléctricos Freepik

Motor

La Inteligencia Artificial da con la respuesta al mayor enemigo del coche eléctrico en invierno

Un equipo internacional de investigadores ha logrado avanzar en uno de los grandes retos del vehículo eléctrico: evitar que el frío extremo castigue la autonomía y la vida útil de las baterías.

Más informaciónAnder, analista de coches, habla sin tapujos sobre el Plan Auto 2030: “Vender eléctricos es fácil, producirlos requiere industria”

Publicada

El invierno sigue siendo una de las peores pruebas para cualquier coche eléctrico. Los fabricantes suelen someter sus modelos a ensayos en desiertos helados o regiones polares ya que es ahí donde las baterías muestran sus límites reales. Ahora, un estudio desarrollado por la Universidad de Chang’an, en China, junto a la Universidad Tecnológica de Queensland, en Australia, apunta a una posible solución que podría cambiar las reglas del juego.

Por qué el frío pone contra las cuerdas a las baterías

Según los expertos de Motor Pasión, las baterías de iones de litio sufren especialmente cuando el termómetro cae por debajo de cero. En esas condiciones, pierden capacidad, reducen su eficiencia y pueden presentar problemas de seguridad derivados del recubrimiento de litio. El resultado es conocido por muchos conductores: menos autonomía, recargas más lentas y un rendimiento claramente inferior.

Este nuevo trabajo parte de una idea clara: si el problema está en cómo se comportan los materiales a bajas temperaturas, la clave está en rediseñarlos desde la base.

Electrolitos capaces de funcionar a temperaturas extremas

El foco de la investigación se ha puesto en electrolitos diseñados específicamente para el frío. Se trata de compuestos que permiten que la batería cargue y descargue energía incluso en condiciones extremas, llegando a funcionar hasta los –80 ºC. La clave está en facilitar el movimiento de los electrolitos entre el ánodo y el cátodo, algo que normalmente se ve muy limitado cuando hace frío.

Para lograrlo, los investigadores han combinado ingeniería química avanzada con modelos de Inteligencia Artificial. La IA ha servido para analizar miles de combinaciones posibles de sales, disolventes, aditivos y polímeros, acelerando un proceso que de forma tradicional llevaría años.

Resultados prometedores más allá del coche eléctrico

Los ensayos no se han quedado en teoría. Algunos de los electrolitos desarrollados han permitido que las baterías mantengan casi toda su capacidad tras 300 ciclos de uso a –30 ºC, un escenario muy por encima de lo que soportan hoy la mayoría de sistemas comerciales.

Este avance no solo abre la puerta a coches eléctricos mucho más fiables en invierno. También plantea aplicaciones en ámbitos aún más exigentes, como vehículos destinados a misiones espaciales o drones que operan en regiones árticas, donde el frío extremo es una constante.