Alfonso reveló que un día de movilización llega a 200 euros solo en gastos directos.
Alfonso, dueño de una empresa de recambios, no se corta la lengua sobre la industria: “Vehículo industrial parado es un viaje perdido”
El especialista fue claro al mencionar que la variedad de vehículos complica la gestión de recambios y acelera todos los procesos.
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El transporte vive un momento de exigencia máxima: más modelos, más electrónica, más presión por la eficiencia y una cadena logística que no admite pausas. En este escenario, Alfonso, director general de Urvi, una red líder de recambios para vehículo industrial en España y Portugal, explicó cómo ha evolucionado el sector y por qué hoy la formación, la tecnología y la rapidez de respuesta son determinantes.
Un sector que ya no se parece al de hace 20 años
En una plática en el canal de YouTube Rutas de Éxito, Alfonso recordó que la pandemia marcó un punto de inflexión: se pasó de trabajar con grandes stocks a realizar previsiones más ajustadas ante la multiplicación de modelos y referencias. A esto se suma la irrupción de la electrónica, que obliga a talleres y flotas a apoyarse en herramientas de diagnóstico y conectividad para realizar incluso reparaciones básicas.
También señaló que la variedad de vehículos actuales complica la gestión de recambios y obliga a los proveedores a ser más ágiles. Según explicó, los especialistas del transporte han pasado de depender del “papel y estantería” a tener que digitalizar sus almacenes para no perder ritmo frente a la demanda del mercado.
En uno de los puntos más contundentes de la conversación, Alfonso afirmó: “Vehículo industrial parado es un viaje perdido”. Según detalló, cada día de inmovilización puede suponer más de 200 euros solo en costes directos, sin contar mano de obra, penalizaciones o pérdida de mercancía. A esto se añade la complejidad de asistencia nocturna o desplazamientos internacionales, que encarecen aún más cualquier incidencia.
Electrificación, conectividad y la realidad tecnológica del transporte
El especialista también fue claro respecto al futuro energético: el eléctrico tendrá hueco en la última milla, pero no sustituirá al diésel en largo recorrido a corto plazo. Argumentó que España carece de infraestructuras preparadas para camiones eléctricos y que los riesgos operativos, baterías, carga, protocolos de emergencia, siguen sin resolverse en su totalidad.
Además, subrayó que la conectividad será imprescindible para diagnósticos predictivos, mantenimiento programado y reducción de costes. Para Alfonso, la tecnología debe integrarse desde el almacén hasta la flota, permitiendo anticipar averías y optimizar cada kilómetro recorrido.
Finalmente, lanzó una reflexión sobre el relevo generacional: el sector necesita más mecánicos especializados, más conductores y más profesionales que entiendan la dimensión tecnológica del vehículo industrial. “El transporte es vital para la vida diaria; si no lo cuidamos, tendremos problemas serios”, señaló. Para él, comunicar esta realidad es esencial para atraer a las nuevas generaciones.