Un grupo de mecánicos trabajando en un taller. Istock
Máximo, experto en coches, sobre los modelos con las averías más graves: “Lo que más importa son los buenos hábitos”
El experto señaló que cada modelo alberga fallas muy específicas.
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Escuchar que un coche sufre una avería grave es una de las situaciones que más inquieta a cualquier conductor, especialmente cuando implica reparaciones costosas y fallos que podrían haberse evitado. En ese contexto, y con el único fin de prevenir toda esta clase de imperfectos, Máximo, especialista en coches del canal de YouTube Garaje Hermético, hizo un repaso en algunas de las averías más graves en modelos de gran popularidad y uso.
Las averías graves y la importancia del mantenimiento adecuado
El experto arrancó explicando que escuchar “una avería grave” en el coche provoca escalofríos y miedo a cualquier conductor, pero recordó que buena parte de esos problemas pueden prevenirse. Insistió en que el mejor mecánico “es el que no se necesita” y que la prevención empieza por entender qué causa esas averías. Tanto en cajas de cambios, correa de distribución o culata, la falta de mantenimiento, el desgaste o un uso incorrecto son desencadenantes habituales.
Máximo detalló que uno de los fallos más temidos está en las cajas de cambio, tanto manuales como automáticas, con reparaciones que pueden ir desde los 6.000 hasta más de 7.000 euros. En la mayoría de los casos, la causa es una fuga o un mantenimiento deficiente del fluido de transmisión. También advirtió que los cambios bruscos, tirones o ruidos deben llevar al conductor a un especialista antes de que el daño sea mayor.
Modelos propensos: cajas, correas y culatas en el punto de mira
El vídeo repasó modelos conocidos por problemas específicos en sus componentes. Citó la caja DSG DQ200 del Grupo Volkswagen, presente en Polo, Golf, Ibiza, León, A1 o A3, así como las PowerShift de Ford entre 2011 y 2016.
También mencionó fallos en las cajas CVT de Nissan, Renault y Jeep, especialmente en motores de bajo par. En cuanto a las correas de distribución bañadas en aceite, señaló el caso destacado de los motores 1.2 PureTech de Stellantis y los 1.0 EcoBoost de Ford fabricados entre 2012 y 2015.
Respecto a la culata, Máximo recordó que una rotura puede superar los 5.000 euros y suele estar ligada al sobrecalentamiento del motor. Identificó como problemáticos los motores EJ25 de Subaru, los 1.6 THP del grupo PSA y Mini, y la serie K de Rover. En todos ellos, la falta de estanqueidad por deformaciones derivadas del calor terminaba provocando averías de gran alcance en el motor.
Fallos ligados al uso: filtro de partículas, gripado e inyectores
El experto también analizó el papel que tiene el uso que se le da al coche en la aparición de averías. El filtro de partículas es especialmente vulnerable en recorridos urbanos y trayectos cortos, donde la regeneración no puede completarse.
Advirtió que cambiar este componente puede costar entre 1.500 y 3.500 euros, y citó los problemas de los primeros diésel con DPF, así como casos concretos como los Mazda Skyactiv-D o los 2.0 TDI de Volkswagen entre 2006 y 2008.
Entre las averías más graves, destacó el gripado del motor, asociado a falta de lubricación y alta temperatura, con reparaciones que pueden superar los 10.000 euros. Modelos como los BMW con motor N47, ciertos 2.0 TFSI del Grupo Volkswagen y nuevamente los 1.6 THP aparecen como propensos al consumo de aceite o a fallos que requieren una vigilancia constante del nivel. También repasó problemas de inyectores en 2.0 TDI con sistema bomba-inyector, motores TDCI de Ford o los 1.5 dCi de Renault.
Hábitos de conducción: la clave para evitar la mayoría de averías
Máximo subrayó que muchos fallos de embrague, bimasa o turbo no se deben a defectos de fabricación, sino a malos hábitos al volante. Conducir a muy bajas revoluciones en marchas largas, llevar el pie apoyado en el embrague, arrancar de forma brusca o exigir potencia con el motor frío acortan de forma radical la vida útil de estos componentes. En modelos diésel potentes o de uso urbano frecuente, estas prácticas pueden adelantar averías costosas.
La conclusión del experto fue clara: aunque hay coches más propensos que otros, la mayoría de las averías graves se originan por un mantenimiento deficiente y por costumbres incorrectas de conducción.