
Sede de la multinacional castella y leonesa, Gestamp
Las firmas españolas de componentes en Norteamérica: Gestamp busca ser rentable en EEUU y CIE crecer en México
La multinacional burgalesa Antolin, centrada en un plan de desinversiones, vendió el año pasado una planta en Estados Unidos.
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La guerra arancelaria abierta por la Administración Trump ya no sólo es que sacuda los cimientos de los tratados comerciales en todo el mundo. También socava las relaciones que se han tenido durante muchos años al otro lado del Atlántico. En el caso del sector del automóvil, el magnate norteamericano se ha propuesto 'Hacer América grande otra vez'.
Esta decisión implica volver a llenar las factorías norteamericanas de trabajadores, pero la tarea es sencilla. El principal motivo es que Estados Unidos dejó hace mucho tiempo de ser una economía industrializada para centrarse de lleno en el sector servicios. Ahora, los consumidores estadounidenses se verán abocados a un incremento de precios y los fabricantes norteamericanos, formados por General Motors, Ford y Stellantis verán mermadas sus cuentas a lo largo de 2025.
En el caso del automóvil patrio, ninguno de los vehículos que se produjeron en España en 2024 llegó a Estados Unidos. Hasta entonces llegaban a las costas estadounidenses modelos fabricados en la factoría valenciana de Almussafes, como la Ford Transit y la Tourneo Connect, y de la planta que Mercedes-Benz tiene en Vitoria, con la Clase V y la Vito, los cuales se homologaban como taxis.
La industria auxiliar del automóvil, por su parte, sí se verá más afectada por las tasas al 25% impuestas por el presidente Trump. España, uno de los principales productores de vehículos y que cuenta con un importante sector de la industria auxiliar del automóvil, tiene hasta tres grandes compañías expuestas, en mayor o menor medida, a estas decisiones.
Gestamp, CIE Automotive y Antolin son las tres grandes compañías en la que todas ellas cuentan con producción en Estados Unidos. Esta industria se caracteriza por situarse cerca de las factorías de vehículos, con el objetivo de ahorrar costes logísticos en la producción.

Trabajadores en una fábrica de automoción.
Según datos de la patronal del sector (Sernauto), Estados Unidos fue el octavo socio comercial del sector de proveedores de automoción, con una cifra de facturación de 1.021 millones de euros.
En el contexto global, suponen el 4% de la cifra total de las exportaciones. Pese a que no es un guarismo elevado, la patronal reconoce que se trata de un "mercado estratégico, con alto valor añadido y dependencias directas".
Gestamp busca ser rentable en EEUU
En el caso de Gestamp, la compañía presidida por Francisco J. Riberas, presentó el año pasado el denominado Plan Phoenix. Con él, la multinacional vasca se centra en el crecimiento y consolidación de las operaciones en Estados Unidos. El programa persigue la mejora de la eficiencia y eficacia de las operaciones en esta región, así como la consolidación de la organización y la cultura de Grupo.
Dicho programa, que tiene tres años de duración, busca duplicar el margen de rentabilidad en algunas factorías norteamericanas y situarla en los niveles de la región europea. En Estados Unidos, Gestamp cuenta con 11 fábricas y otras cuatro en México. Con esta situación, la compañía no tendría que hacer grandes movimientos con el fin de evitar las tasas impuestas por Estados Unidos.
En 2024, Gestamp recortó su cifra de negocios en Estados Unidos un 2,4% en tasa interanual, hasta situarla en los 1.775,1 millones de euros. Una cifra que equivale al 74% de los ingresos en la región de Norteamérica.
En términos de rentabilidad, Gestamp se anotó un margen del 7%, excluyendo los costes del Plan Phoenix. Asimismo, la compañía logró recortar las pérdidas antes de impuestos en el país un 20,2%, hasta situar los números rojos en los 121,8 millones. La compañía contaba al cierre de 2024 con un total de 4.021 empleados en Estados Unidos, 135 menos que el ejercicio anterior.
CIE Automotive busca crecer en México
Otra de las grandes compañías con presencia en Estados Unidos es CIE Automotive. La multinacional vasca, al contrario que Gestamp, tiene mayor presencia en México que en Estados Unidos. Así, mientras que en el segundo mercado más grande del mundo CIE cuenta con cinco fábricas, en México tiene 12.
La compañía también está centrada en crecer en México por lo que, en el peor de los escenarios, se vería obligada a trasladar parte de su producción de un lado a otro. De hecho, CIE Automotive sigue centrada en incrementar su presencia en México.
CIE Automotive cerró el ejercicio 2024 con unos ingresos de 1.217,5 millones de euros en Norteamérica, un 1,3% menos en la comparativa interanual. El beneficio de la compañía en Estados Unidos registró un incremento del 9,2%, hasta alcanzar los 71, millones de euros.
En el caso de México, CIE Automotive recortó el beneficio un 6,3%, hasta situarlo en los 95,8 millones. En términos laborales, la firma vasca recortó la plantilla en 361 trabajadores, hasta situarla en los 1.259 trabajadores. En dicha región, la rentabilidad alcanzada por la compañía se situó en el 18,8%, en línea con el año anterior.
Antolin, centrada en un plan de desinversiones
Otra compañía española con presencia en Estados Unidos es Antolin. La multinacional burgalesa está centrada en un plan de desinversiones con el fin de equilibrar su balance. El año pasado Antolin llevó a cabo el cierre de una planta en Alemania, un contrato de sale and leaseback' en España y otro contrato similar de una planta en Estados Unidos.
En este último caso, Antolin recibió por esta transacción 10,9 millones de euros y el contrato de arrendamiento durará 10 años. Al cierre del tercer trimestre del año (últimos datos disponibles) el monto total de las desinversiones de Antolin ascendía a 111 millones de euros, lo que representa cerca del 75% de desinversión para el periodo 2024/2025, fijado en 150 millones de euros.
El beneficio antes de impuestos logrado por la compañía burgalesa en 2023 se situó en los 11,18 millones de euros, en un ejercicio en el que se anotó unas pérdidas de 7,41 millones. En 2023, la multinacional burgalesa se quedó cerca de lograr números negros tras reducir las pérdidas un 97% y situarlas en los 6,7 millones. La plantilla estaba compuesta ese año por 2.708 trabajadores, 610 menos en comparación con 2022.