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Laura adopta a Spud, un toro de 826 kilos que ama jugar al fútbol: "Le encanta, revienta todos los balones que usa"

Laura cuenta la historia de su mascota y su amor por las pelotas: se alinea frente a una portería improvisada y empuja para marcar su gol.

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Angelica Rimini
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Spud, un toro de 826 kilos, ama jugar a fútbol. "Como un niño pequeño, le encanta. Revienta todos los balones que usa", cuenta Laura, su tutora, en un vídeo de YouTube.

No entiende de medias tintas: cuando juega, entrega todo su peso y su fuerza, y por eso revienta casi todas las pelotas que tocan sus pezuñas. Laura, su tutora, lo observa entre divertida y resignada mientras se acumulan los restos de balones destrozados en el campo.

No es un jugador delicado; se lanza sobre los balones, los empuja con el hocico y los persigue a toda velocidad por el prado. Esa energía descomunal tiene una consecuencia clara: hay que comprar pelotas nuevas casi cada día.

Una pelota especial

Laura confiesa que durante mucho tiempo no consiguió encontrar una sola que no terminara explotando a los pocos minutos de juego. Para Spud, cada estallido supone una pequeña decepción, porque nunca quiere que el partido termine.

La frustración del toro es evidente cuando el balón desaparece bajo su propio ímpetu. Se queda quieto, mira a su alrededor y parece no comprender por qué el juego ha acabado tan pronto. Por eso, cuando Laura por fin localizó un balón especialmente resistente, la rutina cambió por completo.

Esa pelota aguantó embate tras embate, y Spud se obsesionó con ella de inmediato, siguiéndola sin pausa y protegiéndola casi como si fuera su tesoro.

Una nueva vida

La historia entre ambos empezó cuando Laura todavía estaba en la universidad. Fue reclutada para jugar al fútbol durante su último año y decidió inscribirse en un curso académico que cambiaría su vida para siempre.

Empezó un curso donde tenía que criar animales. Allí le asignaron a Spud, que entonces era un animal joven y curioso, y ella tuvo que responsabilizarse de su bienestar durante un largo periodo. Entre tareas diarias, paseos y cuidados, el vínculo entre los dos fue creciendo hasta volverse inseparable. "Y, para abreviar, me lo llevé a casa conmigo".

Su experiencia futbolística no fue dejada a un lado, sino que se refleja constantemente en sus juegos con el toro. Sus encuentros son como partidos serios.

El animal participa activamente, alineándose para ir a por un gol. Spud persigue el balón, se alinea frente a una portería improvisada y empuja para "marcar" su propio gol. Incluso el padre de Laura se suma a menudo, lo anima, le habla y trata de mantenerlo activo, como si dirigiera a un delantero estrella.

Paz y confianza

Un día, la animalista decidió meterse dentro de una pelota de zorbing para ver su reacción. Se le acercó lentamente, dejó que la oliera para reconocerla y le invitó a jugar con ella.

Laura y Spud comparten una conexión emocional profunda. "Creo que siente paz y confianza cuando me ve", concluye Laura. "Creo que felicidad también".