Un perro y un gato juntos.

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Mascotario Día Mundial de los Animales

Dando voz a los animales para que cuenten su verdad

El conocimiento sobre los animales ha evolucionado rápidamente en los últimos años, para que la voz de un animal se transforme en algo válido ante jueces, fiscales, abogados y la sociedad. 

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José Antonio Allende
Publicada
Actualizada

Cada año, el Día Mundial de los Animales nos recuerda que, aunque no puedan hablar con palabras como nosotros, los animales tienen historias que contar. Historias de abandono, maltrato, bienestar, sufrimiento silencioso o abandono, entre otros.

La fidelidad, la lealtad y hasta la paciencia de un animal con su propietario o tutor no siempre se ve correspondida. Situaciones a veces inexplicables e injustificadas esconden un comportamiento impropio del que se supone es su propietario/tutor responsable.

Ante cualquier indicio o sospecha por parte de un facultativo de un posible episodio de maltrato animal, su compromiso profesional y deontológico determina la denuncia de los hechos o sospechas.

La simple denuncia debe ir acompañada del correspondiente informe pericial debidamente estructurado y fundamentado a fin de determinar si hubo o no un delito de maltrato.

El profesional más adecuado para llevar a cabo esta tarea será sin lugar a dudas un facultativo veterinario que cuente además con la formación adecuada y específica en el ámbito del maltrato animal.

El derecho animal y el paradigma del reconocimiento

Durante décadas, los animales fueron vistos legalmente como meros bienes o "cosas". Con el gran avance de la concienciación social y las reformas legislativas, han podido evolucionar sus derechos básicos de bienestar.

Sin embargo, ese paso legal solo cobra sentido cuando existe un mecanismo que logre conectar los hechos con la evidencia científica. Y ahí cobra protagonismo la pericia veterinaria: es la herramienta técnica que dota de voz real a esos seres "sintientes" que no pueden defenderse por sí mismos.

Ese puente entre el animal y los lenguajes veterinario y jurídico, es el que transforma
lesiones, estrés, negligencia o muerte en pruebas, en hechos con legalidad jurídica.

Cuando decimos "dar voz a los animales en los procesos", hablamos de articular sus realidades vividas a través de ciencia, rigor y objetividad. ¿Qué hace un perito veterinario para que la justicia escuche la verdad?

Para que la voz de un animal se transforme en algo válido ante jueces, fiscales, abogados, y en definitiva, ante la sociedad, se requieren varios pasos con rigor técnico y metodológico.

A destacar:

  1. Evaluación clínica y diagnóstica

    Lo primero es analizar al animal (o los animales) involucrados: examen físico, pruebas complementarias (analíticas, radiografías, ecografías, necropsias si hay fallecimiento) y recoger toda información previa disponible (historial veterinario, tratamientos, alimentación, entorno).

  2.  Inspección de la escena y recogida de prueba

    Muchas veces el maltrato o daño no solo se manifiesta en el animal, sino en el entorno: marcas físicas, objetos, rastros de sangre, restos de sustancias tóxicas, señales estructurales en instalaciones o refugios. El perito veterinario también debe verificar estas evidencias circundantes, coordinando con forenses, policías o agentes de protección animal.

  3. Determinación de causas y cronología

    Uno de los retos mayores es responder preguntas fundamentales: ¿cuándo ocurrieron las lesiones? ¿Qué mecanismo las produjo? ¿Fueron intencionales o resultado de negligencia? ¿El animal pudo recibir atención y no la obtuvo?

    Un perito veterinario debe reconstruir esta cronología basándose en los hallazgos clínicos, los cambios biológicos esperados en tejidos, y la coherencia interna de los hechos.

  4. Cuantificación de daños (físicos, morales y económicos)

    No basta con decir que un animal sufrió: hay que valorar el alcance del daño. Esto incluye los costos veterinarios para restituir su salud, los tratamientos de rehabilitación, el lucro cesante (por ejemplo, en animales de producción o de trabajo), y en algunos casos el daño moral (para el propietario o para la sociedad) cuando se prueba que la acción lesionó el vínculo afectivo.

    En España, abogados destacan que no solo deben cuantificarse los gastos veterinarios, sino también "el beneficio que un animal muerto o dañado deja de procurar" y el sufrimiento causado.

    5. Redacción del dictamen pericial

    Este es el documento clave: un informe técnico que presenta los hechos observados, las pruebas, la metodología empleada, los razonamientos lógicos, las conclusiones y, cuando proceda, recomendaciones (por ejemplo, cuidados, seguimiento, medidas cautelares). El informe debe ser comprensible para personas no expertas pero respetando toda la rigurosidad científica.

    6. Ratificación y defensa en sede judicial

    En muchos casos, el perito veterinario será llamado a ratificar su informe ante el tribunal, explicar sus hallazgos, responder preguntas de las partes y aclarar posibles objeciones. En ese momento se pone a prueba su capacidad para traducir lo técnico en argumentos que el juez pueda valorar y contrastar.

Gracias a esas fases, lo que fue silencio empieza a tener presencia jurídica: el sufrimiento del animal se vuelve parte del proceso. Casos reales que demuestran que la voz no es simbólica.

En España, en agosto de 2025, un veterinario y el dueño de un cachorro fueron condenados por cortar las orejas del animal sin justificación médica.

El tribunal estimó que no existían enfermedades que justificaran la intervención y que la mera operación sin necesidad constituía un menoscabo grave a la salud del animal. Esa condena gira sobre la capacidad de que el maltrato sea valorado jurídicamente mediante pruebas técnicas.

Este tipo de casos muestran que la justicia, cuando cuenta con elementos científicos, puede sancionar incluso actuaciones que, en apariencia, "se escapan" de lo evidente.

Obstáculos y desafíos: la voz no siempre es escuchada.

Dar voz no es fácil. Estos son algunos de los principales retos:

Falta de peritos veterinarios en nómina pública. Muchos juzgados no cuentan con veterinarios forenses de planta y deben recurrir a peritos privados, lo cual a veces genera demoras o desacuerdos en la provisión de fondos.

Desde diferentes instancias se plantea la creación de un cuerpo de peritos veterinarios.

Limitaciones en la provisión de fondos para peritajes privados. En algunos casos, las autoridades deniegan la provisión económica necesaria para que un perito realice su trabajo, lo que reduce la capacidad de ofrecer pruebas adecuadas.

Dificultad para traducir lenguaje técnico. Un informe plagado de términos médicos incomprensibles no sirve: hay que lograr un equilibrio entre la precisión científica y la claridad para que el juez o jurado lo entienda.

Presiones y objeciones de las partes contrarias. En procesos adversos, es habitual que abogados de la parte demandada intenten desacreditar al perito o impugnar metodologías. Por eso el perito debe estar preparado para defender su labor.

Limitaciones de tiempo y medidas cautelares. En procedimientos urgentes de protección, es esencial que el perito actúe con rapidez para que el tribunal imponga medidas de protección al animal mientras dure el proceso.

Una justicia más humana gracias a la ciencia. Cuando la justicia escucha el sufrimiento animal, no solo sanciona, sino que envía un mensaje social: los animales importan, y sus vidas cuentan.

La figura del perito veterinario convierte el dolor invisible en juicio visible, la indiferencia en responsabilidad y el silencio en palabra científica.

En el Día Mundial de los Animales, celebrar no basta: es momento de exigir que esas voces realmente se tengan en cuenta.

Al fortalecer la especialización y la presencia de peritos veterinarios en los procesos judiciales, estamos construyendo un sistema en el que los que no pueden hablar sí pueden ser escuchados. Así lo vemos en PERIVET y ese fue el motivo principal de nuestra creación.