Una niña susurrando al oído de un perro.

Una niña susurrando al oído de un perro. Istock

Mascotario

Crean una IA capaz de hablar con perros y gatos y el resultado es muy sorprendente: así traduce su lenguaje

Varias tecnologías están empezando a interpretar ladridos y maullidos para mejorar la comunicación y el vínculo entre las personas y los animales. 

Más información: Los gatos pueden hablar con los humanos: estas son las claves para entender qué nos dicen con sus orejas o cola

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Desde hace generaciones, las personas se han preguntado si sus mascotas de compañía logran entenderlas o si intentan comunicarse con ellas.

En la actualidad, las tecnologías de inteligencia artificial (IA) están abriendo un camino inédito: descifrar los sonidos y gestos de perros y gatos para interpretar lo que quieren expresar, transformando la manera en la que nos relacionamos con ellos.

Desde 2020, los avances en IA aplicada a la comunicación entre especies han crecido de forma acelerada. Científicos de todo el mundo trabajan en sistemas capaces de analizar señales acústicas, visuales y emocionales emitidas por los animales que viven con nosotros.

El propósito no es que lleguen a hablarnos con palabras, sino saber qué se esconde detrás de un ladrido, un maullido o incluso una mirada.

Reconocer una voz

Uno de los desarrollos más relevantes proviene de un equipo de la Universidad de Míchigan y el INAOE de México, que empleó el modelo Wav2Vec2, creado originalmente para la detección de voz humana, y lo adaptó para canes.

La IA fue entrenada con grabaciones de 74 ejemplares en situaciones emocionales controladas, como alegría, miedo, frustración o juego.

Logró identificar al animal, su raza, sexo y estado anímico, clasificando 14 tipos de vocalización en tres categorías, todo con una precisión cercana al 70%.

Este trabajo supone la primera vez que un sistema diseñado para comprender la comunicación humana se aplica con éxito a la canina.

El lenguaje oculto

En la Universidad de Milán, otro grupo de investigadores registró maullidos de gatos en distintos contextos cotidianos: esperando comida, durante el cepillado o en momentos de aislamiento.

Con esos datos entrenaron a un algoritmo capaz de reconocer la situación asociada a cada sonido, alcanzando un 96% de exactitud. El estudio confirmó que los gatos adaptan su vocalización a sus necesidades, y que una IA bien entrenada puede diferenciar estos matices con gran fiabilidad.

De esta línea de investigación surgió MeowTalk, creada en 2020 por Javier Sánchez, exingeniero de Amazon Alexa.

Esta aplicación, que ya ha procesado más de mil millones de maullidos, puede identificar hasta nueve intenciones comunicativas habituales, como "Quiero jugar" o "Dame de comer", y personalizarse para cada gato.

Sin embargo, pruebas realizadas por la investigadora Charlotte de Mouzon demostraron que todavía comete errores: a veces interpreta como afecto lo que en realidad es una demanda de alimentación.

Un gato estirado en la pierna de una persona.

Un gato estirado en la pierna de una persona. Istock

Cuando el rostro habla

No solo la voz revela lo que se siente. Aplicaciones como Tably analizan el rostro del gato para detectar padecimientos usando la Escala de Grimace Felina, que mide cambios sutiles en orejas, ojos, bigotes y hocico.

En Japón, el sistema CatsMe! alcanzó en 2024 una precisión superior al 95% en la detección automatizada de dolor, gracias al análisis de miles de imágenes.

Investigaciones recientes muestran que humanos y perros comparten hasta un 38% de expresiones faciales, y con los gatos la coincidencia llega al 34%, un dato clave para entrenar sistemas capaces de leer emociones en distintas especies.

Impacto y utilidades

Estas tecnologías tienen el potencial para mejorar el bienestar animal, permitiendo hallar de forma temprana dolor, ansiedad o aburrimiento. Igualmente, también funcionan para fortalecer el vínculo entre personas y mascotas, reduciendo frustraciones y fomentando la empatía.

Y, en cuanto al lado práctico, apoyar a veterinarios y educadores en la detección objetiva y rápida de malestar, priorizando la atención en refugios.

Algunas soluciones ya disponibles son:

  • MeowTalk: traductor de maullidos.

  • Petpuls: collar que analiza las emociones de los perros.

  • Tably: detector facial de dolor felino.

  • FluentPet: botones que permiten 'formar' frases simples.

  • Zoolingua: proyecto en desarrollo para traducir de manera multimodal (sonidos, gestos, expresiones).

Desafíos y límites

Aunque prometedoras, estas herramientas aún enfrentan retos:

  • Dificultad para interpretar el contexto de la señal.

  • Necesidad de adaptarse a la personalidad y forma única de comunicación de cada especimen.

  • Evitar un antropomorfismo excesivo.

  • Ampliar las bases de datos a más especies y situaciones.

  • Recordar que nada reemplaza la observación directa y el vínculo humano-animal.

El futuro se orienta hacia modelos más completos que integren audio, vídeo y datos fisiológicos, con traducciones bidireccionales y sistemas adaptados al 'vocabulario' de cada individuo.

Más que sustituir nuestra conexión con ellos, la IA busca enriquecerla, ofreciéndonos herramientas para escuchar mejor y cuidar con mayor sensibilidad a quienes nos acompañan.