Un perro desnutrido en la calle.

Un perro desnutrido en la calle. Istock

Mascotario

Un perro rescatado, desnutrido y sin fuerzas: "Cuando lo vi ahí, flaco, temblando, dije: 'Agárralo. Nos lo llevamos'"

Desde hace semanas daba vueltas por la calle, sin fuerzas para vivir, cuando una mujer se percató y lo llevó directamente al veterinario. 

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"Tenía tan poca agua en su cuerpo, que no tenía la piel normal", cuenta una chica anónima en un vídeo de Youtube. "La verdad que nunca quise tener un perro, pero Hércules me conquistó".

Su historia empezó hace cinco años, alrededor del 23 de diciembre, cuando la mujer que cuenta la historia fue a ver a su ahijada, en un barrio cercano a Pilar (Buenos Aires, Argentina), cuando le comentaron que había un animal dando vueltas desde hace unas semanas.

"¿Lo puedo ver?", le preguntó. "Cuando lo vi ahí, tirado, flaco, temblando, ella me dijo: 'Agárralo. Nos lo llevamos'. Y me fui directamente al veterinario".

Una situación crítica

Al llegar a la profesional, el diagnóstico no fue positivo. Hércules tenía todos los parámetros mal y estuvo en una situación crítica durante 10 días.

Tan solo le pudieron administrar una inyección de Ivermectina, para la sarna. Por otro lado, para cuidar su alimentación, la rescatadora se fue a la carnicería a comprar pollo, carne y morcilla.

"Durante los primeros 12 días no caminaba, se quedó en mi baño encerrado" dormido, como una pequeña rosca, debajo una manta verde.

El punto de inflexión

El cambio llegó cuando decidió sacarlo de la habitación y juntarlo con el resto de animales. "Ahí mejoró muchísimo", afirma. "Era diferente al estar en contacto con más personas y perros".

Para ayudarle a caminar, le ponían en las patas traseras un pañuelo y trataba de levantarlo para que hiciera un poco de ejercicio. "Hasta que, un día, mientras estaba sentada, Hércules se paró solo y empezó a andar".

"Venga bebé", le anima ella en el vídeo. El pequeño, sin carne, todo costilla, andaba lento para llegar a la mano de su salvadora y recibir amor a través del tacto humano.

"No me lo podía creer", exclama. A partir de ese momento, todo fue mejorando. Empezaron a salir a la calle por primer vez, con cuidado y con paciencia. 

Una nueva peluca

"Se le cayó todo el pelaje, quedó pelado", cuenta la joven. Hasta que un día, dos meses después, volvió a crecer: "Tenía un pelo increíble. Le creció hasta en la cola"

Una chica y un perro jugando en el suelo de una casa.

Una chica y un perro jugando en el suelo de una casa. Istock

Inicialmente, su dieta fue muy complicada. No comió de forma equilibrada hasta que no estuvo totalmente recuperado. "Ahí empezó a engordar".

Hubo dos ocasiones en que su estado fue grave y no quiso comer. "Era muy difícil saber cómo estaba. Solo necesitaba comida, mimos y nada más". Hércules empezó a jugar con los gatos, a correr por la casa, a aprender órdenes y, en resumidas palabras, a disfrutar de la vida.

Mucha gente se interesaba por él, por su energía. "Yo lo veo ahora y a veces me pongo a pensar cómo debe haber sido de pequeño. Y digo: '¿Cómo es posible que nadie lo levantase antes y que no se preocuparan por él?".

Un nuevo perro

Ahora, Hércules es supercariñoso, disfruta de los paseos con una dog sitter y juega todo el tiempo. Sin embargo, nunca pudo enseñarle bien más órdenes, pues se distrae constantemente y está estimulado por cualquier cosa.

Le encanta que la gente lo acaricie y disfruta mucho yendo al parque y corriendo. Aún está trabajando en su interacción con otros perros, ya que "hay razas que le gustan y otras que no".

Su dueña recuerda un episodio inusual. "El otro día se acercó una pareja con un perro bastante grande y al principio se asustaron de Hércules, pero luego cuando lo vieron tan chiquitito empezaron a reírse", cuenta.

La excepción 

La mujer que cuenta la historia explica que se dedica al rescate de animales. "Tengo dos gatos míos y seis recogidos". Admite que al principio fue difícil: "Iba sacando animales de la calle y les buscaba un hogar".

Hay quienes le preguntan si se queda con alguno y ella siempre responde que no puede. "Necesito tener la casa libre para que los nuevos puedan venir". Sin embargo, Hércules es una única excepción.

"Es como una buena niñera, ama a los pequeños y le encanta jugar con ellos. Aunque a veces es un poco rudo, ya que los agarra del pellejo y se los lleva".

Y es que este perro tuvo un impacto radical en su vida. "Llego a casa y la fiesta que me hace cuando me ve es difícil de explicar". Alegría, amor, fidelidad. Ese perro desnutrido se ha transformado en la cosa más bonita de su vida.

"Es difícil de explicar, pero nadie me da este tipo de lealtad", afirma conmovida. "Tener un perro te empuja a seguir adelante, cuidando a otro". Ese pequeño encontrado por la calle, ahora luce su pelaje oscuro saltando y corriendo feliz en el hogar que le salvó la vida.