Entre finales de mayo y principios de junio comienza la época de "caza" en el mundo laboral. Muchas empresas comienzan a lanzar ofertas de empleo en distintas plataformas. Empieza la temporada.
Sin embargo, no siempre se tiene suerte a la primera. Hay veces que ni a la segunda, ni a la tercera. O, en el caso de Inés, nunca si se trata de Málaga.
Durante tres meses buscó trabajo relacionado con su experiencia previa: tareas de pintura tanto de interiores como de exteriores, mantenimiento general y manejo de maquinaria. Aunque optó también por aquellos que nunca había ejercido.
Con más de 100 currículums enviados a todo tipo de empresas, entregados en mano a diferentes tiendas, no recibió respuesta alguna. Ahí fue cuando llegó Noruega. Ya conocía el país, "tengo familia allí que también emigró en busca de una vida mejor", cuenta la joven.
Las cosas fueron diferentes en el norte de Europa. "En menos de dos días tras empezar a buscar, ya tenía cuatro ofertas de trabajo sobre la mesa", comenta. Allí no les importa la edad ni la experiencia, valoran otros aspectos como tener iniciativa.
La joven trabaja en un catering de eventos, aunque sus tareas varían en función del día. Desde decorar el lugar con flores y servir a los clientes, hasta tareas de jardinería o limpieza de vajilla.
Mientras que en Málaga no le brindaron oportunidad alguna, en Noruega las tuvo antes de llegar, incluso siendo de fuera. En cambio, aquí, confiesa que se sintió ignorada como candidata, a pesar de contar con experiencia laboral fuera de España y hablar varios idiomas.
Inés nota una gran diferencia entre Málaga y Noruega. En la Costa del Sol "exigen muchísimo, pagan muy poco y las jornadas laborales que ofrecen son largas y mal compensadas", manifiesta.
Allí arriba el sueldo es muchísimo mejor, cobra por horas y "gano más del triple". El ambiente laboral es muy sano y se siente realmente protegida por la ley. Es más, todo es legal y transparente, no existe el trabajo en negro.
Aunque solo "chapurree" noruego, no la han hecho sentir menos. Hablan con ella en inglés y se esfuerzan por enseñarle el idioma. Los horarios son flexibles y siempre con su media hora de descanso.
A pesar de que está encantada con Noruega, echa de menos a su familia y a su tierra. No obstante, sabe que poco futuro laboral le espera en Málaga. "Es muy duro asumir que, para poder trabajar y ahorrar, tienes que marcharte de tu país", explica.
Pide a las empresas que ofrezcan oportunidades reales, con sueldos más justos y que dejen atrás la desconfianza hacia los jóvenes. Denuncia que en España la vida cada vez es más cara y los salarios no se adaptan.
Inés lo tiene claro. "No aspiro a trabajar en negro un fin de semana por 80 euros", explica. No es una cuestión de tener un empleo para el verano, sino de "tener un futuro con dignidad".