¿A dónde puedes acudir para sacarte esa fotocopia del DNI, de ese trabajo que debes entregar, de esos apuntes indispensables para un examen o de esa taza personalizada con la cara de tu gato? En Málaga, desde hace ya más de 40 años, se encarga de todo eso y más Copicentro.
A lo largo de todos estos años, el comercio ha sido testigo de todos los cambios que ha enfrentado la Costa del Sol. Es cierto que la ciudad "ha crecido mucho, pero para bien y para mal", comenta uno de los propietarios, Pepe Ferrer, que cree que "ahora mismo está todo muy caro".
Pero no solo en cuanto al alquiler de viviendas y locales en el centro, en especial, sino que "todo aquel que tiene ladrillos pretende ganar mucho dinero en dos días", expone el empresario. Lo importante para el arrendador, según él, es tener un cliente fiel que pague religiosamente cada mes.
El negocio regentado por cuatro hermanos lleva presente en Málaga desde hace 41 años. Todo comenzó cuando su padre, comercial de máquinas de fotografía, decidió dejar la vida que le hacía "ganar una pasta" y montar en 1984 el primer Copicentro en el número 42 de la Alameda Principal.
Aunque Pepe era tan solo un niño, se acuerda de los primeros años, marcados por "muchas horas de trabajo". Sus padres echaban al día una jornada de unas catorce o quince horas.
Aquello que empezó con un pequeño local en pleno centro y con siete empleados, hoy está presente en Madrid, Barcelona, Sevilla, Valencia, Cádiz, y cuenta con más de 100 empleados en sus filas. Además de con dos grandes fábricas de producción destinadas, en parte, al cliente portugués.
Esto no ha sido fácil de conseguir, ni tampoco de mantener. Las crisis económicas que ha sufrido España, las sufrimos todos. La más reciente, la generada por el COVID-19. El no tener mercado hizo que, desgraciadamente, a "casi 30 personas que le tocaban renovación, les cortamos los contratos", cuenta el dueño.
Tienda Copicentro en Alameda Principal.
"Pero bueno, es el negocio. Hay que saber adaptarse". Y tanto que lo han hecho. Hacen de todo, se adaptan a la demanda del barrio. Desde impresión en cualquier tipo de soporte: papel, vinilo, plástico, ropa; hasta telegrafías, planos y muchas cartelerías.
Define a su negocio como "una empresa de servicios" y que siempre busca "dar solución" al cliente. Aunque sí que es cierto que hay alguno más difícil de contentar. Una cosa está clara: el que atiende de cara al público, ya sea en un mostrador o en la hostelería, debe hacer frente a las prisas, la bulla y las críticas por la cola que, luego, los mismos clientes generan.
No obstante, su negocio vive también de consumidores un poco más inusuales. La universidad, el ayuntamiento o los juzgados son algunos de los más normativos. Y, a su lado, se encuentra la policía. Junto a ellos, han visto cosas que pueden asustar, pero ya están 'curados de espanto'.
Pepe Ferrer, uno de los dueños de Copicentro, en la tienda de Alameda Principal.
Pepe asegura que le tiene miedo al futuro del sector. Cada vez hay menos impresión y tienen que recurrir a trabajos de profesionales. A eso se suma una gran pérdida: el cierre de su primer local. Y, aunque las ofertas para abrir nuevos puntos de venta fuera de Málaga no dejan de llegar, prefieren ir con calma.
Copicentro, salvador de aquellos que no tienen impresora en casa, lugar en el que hacer regalos insólitos o al que puede recurrir cualquier otro negocio, abierto desde 1984 y por mucho más tiempo.