Javier Ramos, propietario de Copycat Print, en Ciudad Jardín

Javier Ramos, propietario de Copycat Print, en Ciudad Jardín Sebastián Jarillo

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De ruta por los comercios tradicionales de Ciudad Jardín: "Hasta a mí me cuesta creer cómo sobrevivimos"

En el barrio hay establecimientos familiares que llevan más de 20 años pero también negocios que abrieron hace poco y están triunfando.

18 julio, 2023 05:00

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Pese a que la actualidad parece indicar que el comercio tradicional puede estar acercándose a su punto final, basta con pasar una mañana recorriendo las calles de Ciudad Jardín para darse cuenta de que sus establecimientos están más vivos que nunca. Porque este barrio malagueño es de los de toda la vida, de esos en los que uno va paseando y escucha un "adiós, Pepe" de fondo y en los que los dueños de los negocios conocen a sus clientes.

En el marco de la campaña de dinamización comercial 'Vente a Ciudad Jardín', proyecto organizado por la Junta Municipal de Distrito junto a la asociación de comerciantes San Telmo y otros colectivos, una veintena de comercios del distrito han recibido un reconocimiento por su trayectoria.

Los 20 comercios elegidos en la primera fase del proyecto han sido seleccionados por un jurado técnico que ha valorado su innovación, el éxito del negocio y su trayectoria. Estos han sido Antojos, Atmósfera Wear, Fotografía Berrocal, Congelados Paco, Copycat, Creaciones Imagina, Mercería El Dedal, Calzados Herrero, Isabel Reina Chic, Heladería La Fragola, Pescadería La Langosta, Lechería Diego, Carnicería Loly Rico, Frutería Navarro, Panysound, Raquel Mata Hair, Papelería Librería Sirera, Suministros Fernández, Frutería Varto y VF Inmobiliaria.

En una época en la que las grandes superficies o, incluso, las compras por internet, parecen imponerse a los comercios tradicionales de barrio, para los dueños de estos establecimientos este reconocimiento significa un orgullo y una satisfacción, ya que es una manera de reconocer su trabajo y esfuerzo diario.

EL ESPAÑOL de Málaga ha visitado algunos de estos comercios para conocer más sobre su historia.

Lechería Diego

En el cartel del establecimiento pone 'Pastelería y panadería Diego – Ultramarinos', pero se le conoce como Lechería Diego. El actual dueño del comercio, Diego, cuenta que el reconocimiento que han recibido es un orgullo porque "desde fuera parece todo mucho más fácil, pero estar dentro es complicado". Lleva tres generaciones en Ciudad Jardín, aunque no parece que vaya a haber una cuarta.

 "Mi abuelo tenía una vaquería y empezó vendiendo leche por las casas. Después puso el local donde nos encontramos ahora, y comenzó a traer más cositas. Luego la cogieron mis padres y ahora la tenemos nosotros", narra Diego.

Diego llega a las cinco de la mañana, cuando lo hace el reparto del panadero, para empezar a hacer bocadillos, abre a las seis y está trabajando hasta las 15:00 horas, todos los días.

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Pese a que actualmente sobrevivir es muy complicado para los comercios tradicionales, Diego cree que la confianza con el cliente es la base de su negocio. "La gente, por ejemplo, prefiere la chacina recién cortada que la que venden en el supermercado envasada", relata.

Papelería-Librería Sirera

Un caso diferente al de Lechería Diego es el de Papelería-Librería Sirera. Victoria comenzó este negocio desde cero, ahora cumple seis años en el barrio y tuvo que ganarse a la clientela desde la nada.

Para Victoria, la gran diferencia entre los comercios tradicionales de barrio y las grandes superficies es el cara a cara con el cliente, el trato personal, el que las personas vean un título que les guste en el escaparate y se lo lleven. Otro aspecto que menciona es que si un cliente quiere algo que no tenga "se mueve cielo y tierra para que acabe consiguiéndolo".

Respecto a las compras por internet, cree que pueden quitar cierta venta, pero que no se lo llevan todo. "Este barrio es mucho de gente mayor, que no maneja las nuevas tecnologías, pero también acude mucha gente joven", relata la propietaria de Papelería-Librería Sirera.

Fotografía Berrocal

Paco, dueño de Fotografía Berrocal, se siente muy agradecido de que las personas del barrio piensen en ellos y cuente con sus servicios. Fotografía Berrocal empezó en el año 1988 en el Jardín de Málaga, donde abrieron la primera tienda. "Desde ese punto, nos hemos ido haciendo cada vez más grandes, hasta que abrimos esta tienda en Ciudad Jardín, en la que trabajamos las bodas, las comuniones…", narra.

Para Paco, la clave de los pequeños comercios para sobrevivir es el luchar en el día a día y, además, innovar, introducir cosas nuevas, para que la gente vea que están al día de lo que se demanda.

Copycat Print

Un caso muy llamativo es el de Copycat Print, que tan solo lleva un año en el barrio. El dueño del negocio, Javier Ramos, cuenta que hasta a ellos les pareció sorprendente el reconocimiento, porque solo llevan abiertos un año, aunque han tenido una acogida "muy buena" por parte de los vecinos.

Desde un principio, tenía muy claro el modelo de negocio que quería llevar a cabo, con un servicio de copistería, diseños y productos personalizados, material de papelería y un toque friki.

A la hora de competir con grandes superficies y las compras por internet, lo que hace Copycat Print con productos como juegos de mesa o los 'Funko Pop' es bajarles un poco el precio. "Nuestra idea y ventaja competitiva es la fidelidad del cliente, interesándonos por lo que necesita, buscando la manera de que ahorre dinero y sugiriéndole lo mejor", narra Javier.

Creaciones Imagina

Ricardo, dueño de Creaciones Imagina, menciona que le parece muy bien el proyecto que están llevando a cabo los comerciantes, aunque está empezando, y que es una muy buena iniciativa.

Creaciones Imagina trabaja con diferentes artistas y pintores, y se dedica, sobre todo, a la enmarcación. Aunque empezó el negocio desde cero hace unos 20 años, Ricardo venía del gremio.

"Hasta a mí me cuesta trabajo creer cómo sobrevivimos los comercios tradicionales hoy en día. Cada vez tenemos que abrir más el negocio. Hace 10 años no me movía de la tienda, ahora tengo que salir, buscar clientes fuera, ofrecer mi trabajo a otras tiendas de decoración. En fin, tengo que moverme mucho más y, obviamente, echarle muchas más horas", cuenta Ricardo.

Algo en lo que todos los propietarios de estos comercios tradicionales coinciden es en que la principal diferencia entre este tipo de establecimientos y las grandes superficies es el trato y la confianza con el cliente.