La semana pasada hablé con mi amiga Silvana, de Córdoba. Como casi todos los argentinos que conozco, está bien informada de lo que ocurre en su país y —cómo no— domina la macroeconomía doméstica, siempre sorprende. Esta conversación me inspiró para intentar explicar lo que se juega Argentina en estas elecciones.

Este domingo 26 de octubre de 2025, Argentina celebra elecciones legislativas. Se suele decir que todas las elecciones son decisivas, pero ésta lo es quizá más que ninguna otra: los argentinos van a emitir un voto de confianza a Javier Milei para que siga con sus reformas… o no. Milei necesita el apoyo de la cámara legislativa para seguir con su plan de reformas, necesita el apoyo de los votantes.

Milei fue elegido presidente el 19 de noviembre de 2023, en segunda vuelta, y asumió el cargo el 10 de diciembre de 2023. Sus promesas económicas —dejando de lado otras más polémicas— eran explícitas: equilibrar las cuentas públicas mediante recortes del gasto y liberalización económica.

¿Ha cumplido? En parte, sí. Los recortes permitieron al gobierno mostrar un superávit presupuestario en 2024, el primero en más de una década, equivalente al 0,3 % del PIB. Y la inflación mensual descendió a apenas 1,5 % en mayo de 2025, el nivel más bajo en cinco años, tras haber superado el 25 % mensual a comienzos de 2024.

Pero no todo es éxito. El programa no se ejecuta sin costes visibles. Aunque los números macro se mueven en la dirección correcta, el bolsillo de los argentinos aún no lo nota. Los recortes presupuestarios han afectado a subsidios y ayudas sociales, y los más necesitados son quienes han soportado el mayor coste del ajuste.

El gobierno tiene la intención de liberalizar la divisa, pero aún no puede hacerlo. El peso argentino sigue sobrevalorado respecto de su nivel de equilibrio, y si se dejara flotar libremente, caería bruscamente, alimentando una nueva ola inflacionaria. Milei ha señalado que la apertura cambiaria llegará “gradualmente y cuando haya crecimiento económico sostenible”.

Para sostener el tipo de cambio, el Banco Central ha tenido que recurrir a sus reservas en dólares, que hoy rondan los 25.000 millones. El riesgo de tensión en la balanza de pagos está a la vista. La crisis, de momento contenida, se agudizó tras la derrota electoral en la provincia de Buenos Aires el 7 de septiembre de 2025, cuando el partido de Milei obtuvo solo el 34 % de los votos frente al 47 % de la oposición. En apenas una semana, el Banco Central gastó más de 2.000 millones de dólares sosteniendo el peso.

Y aquí entra en escena Estados Unidos. Su secretario del Tesoro, Scott Bessent, anunció un swap de divisas por unos 20.000 millones de dólares en apoyo al peso argentino. Un gesto extraordinario, condicionado al resultado electoral de Milei. El presidente estadounidense Donald Trump ha sido claro: sin victoria legislativa de Milei, no habrá respaldo financiero.

Ahora la gran pregunta: ¿Conseguirá Milei el apoyo que necesita en octubre? ¿Se lo merece? ¿Deberían dárselo? Difícil de contestar. Su victoria en 2023 fue clara, con un programa económico comprensible —estabilizar precios, recortar gasto, liberalizar la economía— que caló en una sociedad fatigada por crisis repetidas. Gran parte de los recortes ya están hechos, tal y como prometió muy gráficamente, aplicó la motosierra, y mucha gente lo ha sufrido. Pero ejecutar ese programa no es cuestión de meses, sino de tiempo, paciencia y resultados visibles.

Después de los sacrificios de los últimos dos años, para muchos argentinos, y a pesar de todos los sacrificios, sería una pena no llegar hasta el final del ajuste, hasta lograr una recuperación con crecimiento estable que se traduzca en una mejora real del nivel de vida. Por ahora, los indicadores macro se estabilizan, pero los beneficios aún no llegan al ciudadano de a pie.

Si los argentinos votaron por Milei hace dos años sabiendo lo que hacían, quizá ahora muchos sigan pensando apoyarle de nuevo para que termine lo que empezó, con la seguridad o quizás solo la esperanza de que su receta funcione. Argentina ha vivido demasiadas crisis como para desperdiciar otra oportunidad: necesita confianza, estabilidad y un crecimiento equilibrado. El plan de Milei podría dárselos —aunque a costa de sacrificios a corto plazo.

Este fin de semana los argentinos tienen una cita crucial con las urnas. El país vota, y los mercados estarán observando.