A medida que la industria se conecta, nuestra mente desconecta. Cuantos más dispositivos conectados existan, más arquitecturas se integren y más tecnologías se desarrollen, la innovación a través de la desconexión digital y el hablar de tú a tú, acabará siendo una cuestión vital.

Se ha celebrado uno de los grandes eventos en Málaga, el Digital Entreprise Show 2025. Estar encima de uno de sus escenarios para hablar de inteligencia artificial desde un punto de vista matemático y filosófico, ha sido un sueño cumplido.

Todavía recuerdo ese día con gran resaca emocional, con una felicidad que no se irá en días y que perdurará. Porque no todo son datos, es estar en el mismo espacio con personas de diferentes sectores y áreas empresariales. Donde conocidos y extraños te comparten sus experiencias, visiones y cómo buscan esa innovación que les haga impulsar el futuro.

Bill Murray dijo una vez: "Me di cuenta de que cuanto más me divertía, más relajado estaba trabajando y mejor trabajaba". Podría decir que un día me propuse cambiar el mundo o el mundo me cambió a mí, para mantener la máxima de “aprender, disfrutar y evolucionar”.

Nuestra capacidad para analizar, emocionar y contextualizar es puramente humana. No solo contamos historias: las vivimos, las interpretamos y les damos sentido. Ese poder de comprender los matices, de detectar lo imperceptible entre datos y tecnología, es lo que nos diferencia de cualquier algoritmo.

Porque más allá del procesamiento, está el criterio. Y más allá del dato, está el juicio. Resolver problemas de forma creativa, comunicar con impacto, adaptarse con inteligencia y, sobre todo: pensar críticamente, aunque desconozcamos el futuro. Ese es nuestro gran valor. No será la IA quien nos reemplace, seremos nosotros mismos por desidia y dejadez.

Las habilidades no automatizadas, las habilidades blandas: lo que los robots nunca podrán quitar a los humanos (por ahora). Algunas de las habilidades blandas más requeridas actualmente en el mercado son: la flexibilidad y la creatividad además de la capacidad para trabajar en equipo y el liderazgo.

En un mundo cada vez más digitalizado, ¿se reemplazarán los sentimientos a golpe de “like”? ¿O tú también quieres cambiar el mundo?

La innovación llega con ausencia de digitalización

¡Sí! Esto es una verdad absoluta en mi vida. A veces (muchas), echo de menos mi Nokia 3310. Pero no los nuevos 3310, echo de menos aquel de mi época de instituto. ¿Quién no piensa que tiene las mejores respuestas o las mejores ideas en la ducha, bebiendo un vino o escuchando música mientras pasea? ¿Y qué nos rodea? Nada. Nada absolutamente. Solo agua, sonidos, colores u olores.

En la era digital, la creatividad es un elemento clave para ser competitivos. La creatividad ha pasado a ser el segundo aspecto más necesario en cuanto a las capacidades que deben adquirir las empresas.

McKinsey asegura que las compañías con mayor índice creativo están un 67% por encima en crecimiento orgánico de ingresos respecto al resto. La creatividad ya no es entendida como una mera actividad dedicada a la publicidad, hoy debe ser una capacidad estructural en todas las actividades de la organización.

Afrontar los retos y aprovechar las oportunidades pasa por ser creativo. En un entorno digital, afrontar cambios debe de ir acompañado con ser innovador o creativo. No es algo que deba ser siempre "innato", puede ser trabajado. Desconectar de la burbuja digital, esa en la que muchos viven felices y de la que nunca salen, nos dará esa palanca para avanzar, ese punto diferenciador.

Aunque a veces pienso que nos adentramos en una distopía, como si de repente nos estuviéramos convirtiendo en un libro de Aldous Huxley (Un mundo feliz) o de Ray Bradbury (Fahrenheit).

Si eres un "boomer" o “generación X” probablemente serás de los que utiliza las llamadas telefónicas, pero si perteneces a la generación millennial -u otra posterior a esta- probablemente sientes cierta aversión a hablar por teléfono.

La sincronía telefónica nos hace vulnerables y la comunicación asincrónica nos da seguridad de manera diferida en el tiempo.

Entonces, ¿personas? ¿Cuándo? ¿Dónde? Quizás estemos pensando con una mentalidad que las próximas generaciones no tendrán. Si genera ansiedad hablar por teléfono, ¿quién no dirá que podría generar ansiedad hablar con un compañero de trabajo? ¿o con un médico? ¿o incluso pánico a hablar en público sin una pantalla como intermediaria? ¿Perderemos esos momentos de pensar de forma diferente en el cara a cara, confrontar y debatir sin ningún intermediario digital?

El apagón de conocimiento en la era digital

A fecha, a veces me sorprendo del apagón de conocimiento en ciertos temas. Eso sí, expertos en IA en dos días, ingeniería de "prompts", de fisión nuclear, de la vida, y el viernes, de lo que toque en redes. Expertos opinadores.

Pero, ¡ay amigos! cuando toca el tema energía y minería en profundidad, esto es otro tema ya. Se esfuma el conocimiento experto, tan efímero como el ocaso. Tan asíncrono.

Renovables, tan sostenibles como el combustible que se usa en minería para extracción de minerales. No hay motores más eficientes y con seguridad de funcionamiento que estos. Es una realidad. Con esos mismos minerales, construimos baterías, placas solares y un gran largo etc.

Entonces, ¿a partir de dónde contamos la huella de carbono? ¿Desde el “dumper” o desde el desconocimiento? Y algunos se preguntarán qué es un “dumper”. Para tener tanto conocimiento y opinar, habrá que conocer el origen de todo.

En un evento donde fui ponente escuché, la "IA me engaña". Esta frase me dejó anonadada. Y por más que le busco el contexto, era ese, tal cual. Queremos lo fácil, la cuchara con puré. ¿Vitaminas o cianuro? ¡Ah! Estaba todo triturado. ¿Es que tenía que pensar si tenía algo más?

Salen noticias sobre nucleares, da igual. Opinión idéntica. Fisión o fusión, vaya por delante que es nuclear. No se admiten más alegaciones. Una onda síncrona implica cierto orden y estabilidad, con precisión casi quirúrgica.

La base para que algo no colapse: cuando sabes lo que haces. Ahora bien, la onda asíncrona, eso es otro tema. Cada uno en su forma de comunicación. Descoordinación y fluctuaciones impredecibles. ¡Ajá! Parece que todo funciona hasta que de repente deja de hacerlo. Era más fiable ese teléfono fijo de casa de los abuelos que uno móvil inteligente pegado a un cable.

Expertos que se conectan en modo asíncrono con la realidad, opinan sin contexto, con base de gelatina y sin ni siquiera saber diferenciar entre potencia y energía. ¿O esto era lo mismo? (con ironía).

El momento Eureka

Nosotros necesitamos inspiración, los datos también. A veces, resolver un problema complejo no requiere más potencia y energía, sino mejor estrategia. Ahí es donde entra ese “momento Eureka” algorítmico y humano: cuando, tras probar y fallar, descubres que la solución no está en lo evidente, sino en cómo exploras las posibilidades.

En el mundo digital, eso se llama metaheurística. Estrategias avanzadas de resolución de problemas que buscan generar o refinar soluciones aproximadas para problemas de optimización, especialmente cuando lo tradicional resulta insuficiente por su complejidad.

Y si nos suena más la heurística, nos referimos a los atajos mentales que pueden facilitar la resolución de problemas. Estas estrategias son generalizaciones, o reglas empíricas. Pueden ser eficaces para hacer juicios inmediatos, pero a menudo dan lugar a conclusiones irracionales o inexactas.

Pero vamos a aclararnos, pongamos el ejemplo de “un viaje exprés”. Heurística: estás en una ciudad nueva y piensas: “Si sigo las recomendaciones de la gente lugareña, me llevarán a buen lugar”.

Puede funcionar, o no, pero puede ser una decisión ágil. Metaheurística: tienes una IA de viaje que adapta decisiones sobre la marcha y te dice “tienes a 200 metros un sitio sin turistas, con comida increíble y con una galería de arte cerca”.

¿La diferencia? Inteligencia de exploración adaptativa. Los algoritmos metaheurísticos se utilizan para resolver problemas complejos de optimización en la fabricación inteligente, la robótica, sistemas IoT y el mantenimiento predictivo.

No es saber siempre qué hacer, sino saber cómo adaptarte mientras lo haces. Una intuición humana y una ejecución artificial. No vino en forma de notificación, sino de intuición. No fue digital, fue personal. Me quedo con estos días de aprendizaje en el DES para seguir avanzando y atrevernos a desconectar. Y mientras unos están atrapados la nube, otros andamos en una nube soñando.

"Cuando emprendas tu viaje a Ítaca, pide que el camino sea largo, lleno de aventuras, lleno de experiencias.” Ítaca. Kavafis