Pasada la ola informativa, desde la barrera, con interés y cierta preocupación, leo los triunfantes titulares que se publicaron sobre la puesta en marcha del laboratorio de IMEC en Málaga.

Al igual que en las viejunas campañas electorales de los 90 nuestros líderes políticos nos abruman con cientos de puestos de trabajo (unos 250) y millones de euros de inversión (600 y pico), además de ser referente tecnológico mundial y todas esas cosas.

Doy por hecho que estas cifras no serán finalmente ciertas, lo más probable es que sean incluso superiores. De hecho, éstas no son ni de lejos las magnitudes más relevantes a nivel europeo en el sector tecnológico: en Dresde, TSMC está ya construyendo una fábrica de microchips que generará 2.000 puestos de trabajo, con una aportación de 5.000 millones de euros por parte del gobierno alemán.

Es más, hace dos años estuve comiendo con el alcalde de una pequeña localidad alemana (del tamaño similar a Coín) que estaba creando un polígono tecnológico en torno a la inteligencia artificial. Él buscaba generar sinergias con Málaga y aquí nadie le hizo caso. Mientras tanto, Microsoft invertirá 3.200 millones de euros en un centro de investigación en IA en su pueblo.

El tan manido argumento de referente mundial tampoco es muy relevante en estos casos: en la prensa belga he visto más preocupación por la posibilidad de que Málaga (o Italia) le arrebaten la sede del Open Europeo de tenis o de los riesgos de la compra de viviendas por parte de sus jubilados con el tasazo que se acaba de anunciar, que interés en la cooperación tecnológica con nuestra ciudad. Y en el Financial Times, la última referencia a Málaga que he encontrado es sobre la casa natal de Picasso en 2023.

Mi preocupación viene derivada por el hecho de que tanto brilli brilli, oculte y devalúe lo que realmente significa un proyecto de estas características para nuestra ciudad y nuestra región. Nos quieren cegar con la cantidad cuando lo que realmente importa es la calidad y se hace más que necesario evitar que tan magnos titulares nos acomoden en un triunfalismo patrio y eclipsen el esfuerzo didáctico necesario para explicar a todo el mundo la importancia de arrimar el hombro para que desarrolle su potencial transformador en la ciudad. Estamos contentos porque hemos llegado a la línea de salida, pero todavía queda un camino por recorrer hasta su puesta en marcha (otra línea de salida).

Al igual que el PTA en sus inicios, IMEC abre un nuevo camino para la diversificación económica de Málaga y debe realizarse un importante esfuerzo didáctico que resulta fundamental para desarrollar todo el potencial de esta y otras magníficas iniciativas. Un esfuerzo que debe ser interno y externo. Me voy a centrar en dos ejemplos.

Interno porque ahora debe afrontar un camino burocrático para el inicio de las obras, acceso a la financiación ya confirmada, etc, … Quienes han estado en el ajo de este proyecto están perfectamente alineados, pero ahora entrarán en juego otros departamentos que tienen su ritmo y sus prioridades y a los cuales les resultará indiferente resolver un trámite en 30, 60 ó 90 días. Y los motivos pueden ser variados: sobrecarga de trabajo, procedimientos laberínticos u otros más humanos como pereza o envidia que, por experiencia propia en otros proyectos, puedo asegurar que de todo hay. Tenemos, a todos los niveles, una de las administraciones más avanzadas del mundo que ha desarrollado una burocracia cuyas propiedades cuánticas permiten que los vientos de los proyectos soplen a favor y en contra a la vez.

El esfuerzo didáctico a nivel social es también importante. A modo de ejemplo, los actuales estudiantes de secundaria se incorporarán al mercado laboral cuando este proyecto sea una realidad y viven ajenos al hecho de que en el sector tecnológico en general, y en este proyecto en particular, pueden encontrar un futuro. Estoy implicado en un proyecto de FP Dual alemán y la oferta formativa se diseña para unir el talento del alumnado con las necesidades de las empresas y, para ello, trabajar la cantera joven es un elemento indispensable. Para trabajar las vocaciones locales es fundamental hacerlo desde la cuna, especialmente en el último tramo de secundaria, y los equipos docentes y de orientación de los centros educativos deben tener estas salidas en el radar.

Explicar detalladamente que no se trata de un simple proyecto empresarial, sino que es el inicio de un ecosistema que nos debe dar muchas alegrías requiere un esfuerzo superior que el de anunciar grandes cifras, pero la práctica habitual es ir al titular rápido y fácil. Ahora que no se habla de la firma de acuerdos y protocolos es el momento de mostrar las fortalezas e importancia real del proyecto a la sociedad malagueña y que todo el mundo esté alineado en su éxito final.