Cuando en diciembre, tras la arrolladora victoria de Donald Trump veía las escenas de la inauguración de la restaurada Notre Dame, me venían a la cabeza las imágenes de El Padrino, cuando el magistral Coppola hace que los desenlaces pasen en poco tiempo, mientras los capos están en un concierto. Veía caer por el atrio del Vaticano al Papa, mientras sonaba la ópera, y como Rocco y sus secuaces ejecutaban sin miramientos las órdenes que restablecían el orden de los Corleone.

La cara que tenía Zelensky con Macron, la presencia del presidente electo, la ausencia de España y de Joe Biden, las apresuradas aportaciones milmillonarias en tiempo de descuento de su administración a Ucrania, la reconversión de los yihadistas sirios en honorables líderes “inclusivos”, la salida hacia Moscú de Al Assad mientras en dos semanas tomaban Siria, los rusos se iban, los turcos se frotaban las manos, Qatar por fin vería su gaseoducto hacia Europa despejado, Hamás tenia que aflojar. Siria por el Donbás y Ucrania, como se acordó con Gorbachov, y en Minsk y Putin había advertido muy en serio no entraría en la OTAN. La visita de Boris Johnson a Estambul para evitar acuerdos con Rusia y precipitar la Guerra quedaba atrás.

Recordaba a Putin joven y con flequillo en 2001, hablando de confianza y seguridad, apoyando a EE. UU. tras los atentados de Nueva York . “Putin lamentó que hasta el momento no existiera un mecanismo efectivo de cooperación en la lucha contra el terrorismo. En lugar de incluir a Rusia en la preparación de decisiones, se le pedía simplemente que confirmara decisiones ya tomadas. Dirigiéndose a los diputados del Bundestag, Putin preguntó: "Hay que cuestionarse si esto es realmente una asociación auténtica". Sin la construcción de un clima de confianza, no habría una arquitectura de seguridad unificada en Europa ni en el mundo. Una clara declaración de Putin a favor de la integración de Rusia en Europa”. ( Der Spiegel 2001)

Me acordaba de mi primera lectura de Miguel Strogoff con el Atlas de mi padre siempre abierto, los tártaros, la ruta hacia el Este, la misión. Al final, cuando las lágrimas por la visión de su madre y de su amada Nadia le salvan de la ceguera, cumplida la misión, a la vuelta a San Petersburgo, le llama el regreso a Europa.

Luego vendrían lecturas más serias, Crimen y Castigo, Guerra y Paz, Ana Karenina. Las revoluciones liberales sacudieron toda Europa, y también a Rusia, las reformas liberales que en Japón llevaron de la sociedad feudal a la era Meiji y sus atrocidades posteriores en Manchuria, Corea, Nanjing, en Rusia, con Alejandro II, produjeron una aceleración de vértigo.

Habían sido ganadores de la guerra contra Napoleón, se sentaron a administrar el futuro de Europa y de su área de influencia en el Congreso de Viena de 1814-15, a ritmo de música popular tradicional, la iglesia ortodoxa y el pueblo se revolvían contra tanta modernidad liberal, que la burguesía y las élites saludaban al ritmo de la música del círculo de Balakírev con Rimsky Kórsakov como el más famoso de los cinco.

Pero a la vez que el hijo del perdedor de la Guerra de Crimea modernizaba Rusia con la abolición de la propiedad de los campesinos, la creación de un sistema judicial independiente, ayuntamientos, etc… la ola que el romanticismo produjo en toda Europa con las revoluciones liberales homogeneizadoras y su reacción nostálgica, el nacionalismo, florece en todas partes y también en Ucrania.

Aparecen los primeros libros en ucraniano, la nostalgia de Rutenia, y la vinculación a esta y la hermandad de las dos repúblicas del origen de una Ucrania bicéfala, con un Este ruso ortodoxo y un oeste polaco-lituano católico griego. En 1862 el zar prohíbe las “ikastolas” ucranias, más de 100 escuelas dominicales que educan en ucraniano e intenta recuperar la tradición ucrania del Oeste. La ola nacionalista ucraniana y la reacción homogeneizadora rusa, la acción y la reacción no paran desde entonces.

En 1873 se prohíbe el uso del ucraniano fuera del hogar. En 1876 se restringe en toda Rusia y se prohíbe la publicación de libros, obras de teatro… Mientras Austria apoyaba a los nacionalistas ucranios, Rusia los reprimía. El creciente nacionalismo étnico y el paneslavismo jugaron su papel en los enfrentamientos en los Balcanes, Serbia crecía y Rusia no perdonaba el rol de Austria en la Guerra de Crimea. Rusia necesitaba puertos de aguas cálidas para su comercio.

La primera Guerra Mundial ofreció a los rusos la revancha contra Austria y su avance hacia el oeste y Galizia llevó a los ucranianos a combatir en dos ejércitos opuestos y enfrentados, uno occidental, el de los que formaban parte del imperio austriaco y otro, mucho mayor con 3,5 millones de soldados imperial ruso. Ganó el ruso.

Nacida en el siglo XVI, en 1795 la mancomunidad Polaca Lituana se divide entre Rusia, Austria y Prusia y no es hasta finales de la primera guerra mundial, en 1917, que por primera vez Ucrania nace como República Socialista constituyente de la Unión Soviética, pero pronto nace dividida entre sus dos naturalezas: La república Popular Ucraniana y la República Popular de los Sóviets de Ucrania. Oeste y Este, viejos católicos griegos y ortodoxos rusos, viejos eslavos polacos lituanos y eslavos rusos.

Una guerra civil entre ucranianos con apoyos de uno y otro lado, como ahora y que dura dos años hasta 1919 en la que la República Ucraniana Occidental acaba en manos de la recién nacida segunda República Polaca. Un 1922 polaco y rusos firman la Paz de Riga, cediendo los segundos 135.000 kilómetros cuadrados a los polacos, ignorando a los ucranianos de uno y otro lado. ¿Les suena?

Los polacos persiguieron la cultura ucraniana en las provincias de Galizia y Violinia tan duramente o más que los rusos. De hecho, en la parte soviética y hasta que llega Stalin en 1930, la política de indigenización, promueve y favorece la cultura ucraniana en un territorio que se había dejado 1,5 millones de muertos y estaba arrasado. En 1932 la Sociedad de Naciones condenó la represión polaca contra el pueblo ucraniano.

En la primera fase de la segunda guerra mundial, los alemanes y los rusos se reparten Polonia y establecen en su acuerdo Ribbentrop Molotov sus áreas de influencia en el Este y Oeste de Europa, ¿les suena? Los ucranianos en el área alemana, inicialmente alentados en su rusofobia, y alentados en su idea de recuperar una Ucrania independiente, acaban violentamente aplastados por los nazis.

Durante la segunda guerra mundial y sobre todo al final, los desplazamientos masivos y forzosos de población, ¿les suena?, fueron habituales y, de nuevo ucranianos en la parte polaca fueron deportados a las zonas que habían incorporado a expensas de Alemania. Stalin deportó a miles a Siberia, se estima que unos 500.000 de las regiones occidentales (rusófobas) fueron enviados al exilio.

Desde 1945 la iglesia católica griega pasó a estar prohibida y en la clandestinidad hasta 1990, con la caída del muro y la declaración de soberanía estatal de Ucrania. Un año después más del 90% de la población votó a favor del referéndum de independencia que se apresuraron a reconocer Polonia, ¿cómo no? y el ahora candidato a estado 53, Canadá. En diciembre de 1991 en Kazajstán, 11 de los 15 presidentes de las Repúblicas Socialistas acuerdan en el Protocolo de Almá – Atá la disolución de la URSS.

Quedaba un problemilla, Ucrania, en el límite occidental de la URSS tenía unas de las mayores concentraciones de misiles balísticos y armas nucleares estratégicas del mundo. Con ánimo de agradar a occidente, suscriben el Pacto de no proliferación nuclear, que Carrero Blanco no tenía intención de suscribir y dicen las malas lenguas que le costó la vida con ayuda de unos vascos. Gorbachov había obtenido garantías de que Ucrania no formaría parte de la OTAN (en palabras del secretario de Estado James Baker: “not one inch eastward”), que una vez descompuesto el Pacto de Varsovia no solo no decidió replegarse, sino que siguió creciendo hasta las mismas puertas de la antigua Unión.

El Memorando de Budapest sobre Garantías de Seguridad fue suscrito por EE.UU, Reino Unido y Rusia, además de Ucrania. Todos se comprometían a respetar la soberanía y las fronteras de Ucrania, Bielorrusia y Kazajistán a cambio de la desnuclearización de las exrepúblicas soviéticas. Atentos a los firmantes porque ahora a falta de un Reino Unido en decadencia, se están reuniendo en Arabia Saudí los tres mayores productores de petróleo del mundo para arreglar la cosa.

Meter a Polonia, Hungría y al República Checa en 1999 no ayudó, las repúblicas bálticas en 2004 no tranquilizaron a los rusos. En 2007 Putin, en la conferencia de seguridad de Munich dejó claro que no aceptarían más avances de la OTAN hacia Rusia. Pero en 2008 la OTAN anunció la futura incorporación de Ucrania y Georgia que inmediatamente fue invadida.

En 1977, la URSS, acuciada por una crisis terrible de modelo, que había involucionado desde la desestalinización de Kruschev a la mano dura y aislacionismo de Breznev, cambió su constitución para poder vender materias primas y energía, puso los yacimientos de Siberia -recuerden que es la costa del Ártico y miren el globo desde el Polo Norte para ver lo cerca que está todo ahí, incluida Groenlandia, Canadá, Noruega, Alaska… y recuerden que se funde a gran velocidad y, sí, ya sabemos que no todo es antropogénico, pero se funde- a funcionar y no ha parado de aumentar su producción y a controlar materias primas estratégicas en todo el mundo para pasar a ser de nuevo una enorme potencia, económica, estratégica y militar. Rusia tiene todo lo que China y Europa necesitan y los tubos hacia occidente pasan por Ucrania. Una nueva maldición que, durante mucho tiempo, a cambio de gas barato, les exige lealtad.

Dicen que a Yeltsin y sus asesores los ponen los Clinton, que Rusia se llena de empresas americanas en esta época. En el Foro Económico Mundial de Davos de 1996, un grupo de oligarcas rusos, preocupados por la posible victoria del candidato comunista Guennadi Ziugánov en las próximas elecciones presidenciales, se reunió para discutir estrategias que aseguraran la reelección del entonces presidente Borís Yeltsin.

Este encuentro informal, conocido como el Pacto de Davos. Entre los participantes destacados se encontraban Borís Berezovski, Vladímir Gusinski, Mijaíl Jodorkovski y Vladímir Vinográdov. A su regreso a Moscú, se unieron otros empresarios como Vladímir Potanin, Aleksandr Smolenski, Mijaíl Fridman y Piotr Aven. Juntos, acordaron financiar y apoyar la campaña de Yeltsin, temiendo que una victoria comunista pusiera en peligro sus recientes fortunas. Este esfuerzo colectivo fue crucial para la reelección de Yeltsin en 1996. Dicen que Putin coge Rusia en ruinas y en manos de los oligarcas y lleva a sus ciudadanos prosperidad a cambio de libertades individuales, les devuelve una figura dura, mano dura, una promesa de un país respetado en el orden mundial y la recuperación del orgullo ruso. Ya van viendo que en Rusia, como pasa con los Papas, se alterna una figura más aperturista con una más dura desde siempre.

En ninguna de estas tremendas etapas de la historia de Ucrania, Rusia, Polonia, Alemania, a los españoles se nos perdió nada. Nostros ya teníamos bastante con nuestros estupendos vecinos y la España americana.

Alemania, con energía barata era imparable, además era la locomotora de Europa. Fue capaz de plantarse ante aventuras de endeudamientos colectivos desbocados, tenía superávit comercial, dijo no a la guerra de Iraq. La crisis del 2008 le quebró, la de la no modernización de su industria frente a China por mera arrogancia, especialmente en el automóvil, le dio otro hachazo, pero cortarse el gas, y poner sanciones a Rusia que le volvían como un bumerán vía inflación, desindustrialización y pérdida de competitividad de una de las industrias químicas más pujantes del planeta era imposible de prever. Una empresa industrial americana paga el gas 4 veces más barato que una alemana tras el suicidio de Ucrania.

Veía la cara de Macron y los invitados de Notre Dame, la guerra iba a terminar, era evidente, la clave a toda costa era China, el elefante en la habitación. Si acaba la guerra y Ucrania está arruinada y quebrada, ¿quién iba a devolver los créditos? ¿No es una buena noticia que se acabe una guerra? ¿Quién tiene interés en que continúe? ¿Tienen que seguir muriendo ucranianos? Todos corriendo a la negociación. Ahora Macron y Starmer, uno que ha perdido el apoyo popular y se le escapa su sueño de ser presidente de Europa y otro que también pierde apoyo a gran velocidad tal y como le airean, interesadamente, cosillas del pasado.

En toda esta vorágine, hay cosillas como decirles a los principales proveedores de gas y petróleo que se las va a acabar la fiesta y esperar que acudan felices al matadero, que son de una candidez enorme. China sin decir ni pío y creciendo su consumo energético a gran velocidad va cambiando su mix y es el mayor inversor mundial en renovables, superando a todo el resto del mundo juntos, es el primer productor de aerogeneradores y de paneles fotovoltaicos, descarboniza su economía y reduce sus dependencias estratégicas, diversifica su economía.

En un artículo de Nature de 17 octubre de 2023 compartido por el Dr Mártil de la Plaza ( “The momentum of the solar energy transition” Femke J.M.M. Nijsee et al) la fotovoltaica con almacenamiento se convertirá en la fuente de energía eléctrica más barata del mundo en 2030 y en la mayoría de las regiones, a partir de 2027. En la mayoría de las regiones, de facto, se conseguirá a partir de 2027. El profesor, eufórico, asegura que el carbón desaparecerá de la faz de la Tierra. Otros, asociados a la derecha neoliberal aseguran que esto es falaz y a la agenda 2030 le llaman “la soga verde”.

Desde luego no lo es para China, pero puede serlo para Europa que “pía” más que hace y se tirotea regularmente los pies. Pero Vds. estén atentos al uranio que abunda en Ucrania y Groenlandia.

Japón, que en establecer estrategias a largo plazo es la única potencia industrial que puede competir con China, acaba de anunciar una inversión de 1.500 millones de dólares en células solares ultrafinas. Una tecnología, con el perovskita, que nos va a dar grandes alegrías en el futuro en términos de rendimiento por superficie y coste.

Y mientras pasaba todo esto y la gente se volvía loca invirtiendo en el hype de la IA, vienen unos señores de una universidad que pocos conocen, pero es la 47 del mundo, Zhe Da, y que ya nos ha dado algún gigante como Alíbaba y nos presenta Deep Seek, con una arquitectura abierta, chips más baratos y sencillos, un coste de entrenamiento del modelo de varios órdenes de magnitud inferior y apenas 200 ingenieros. Otra empresa del entorno de Zhejiang Daxue en Hangzhou es Deep Robotics que te hacen un robot cuadrúpedo por una fracción del coste que sus competidores del MIT Boston Dynamics comprados por Hyundai por una cifra millonaria.

China es la primera potencia industrial, científica, económica en paridad de compra y mantiene una creciente ventaja en tecnologías y capacidades militares, desde comunicaciones cuánticas, armas láser, misiles supersónicos, cazas de 5ª generación, submarinos, drones o robots…. Las exportaciones de vehículos chinos, no solo eléctricos, no paran de crecer. En SUV de gasolina son ya el líder mundial también. En farma, por ejemplo Akeso, tienen el doble de esperanza de vida para pacientes de cáncer de pulmón que Keytruda, que aportó 29.500 millones de dólares en ventas a la americana Merck. En 2010 el 60% de los fármacos en desarrollo en el mundo estaban en manos de compañías norteamericanas, el 2024 más del 20% lo están en manos chinas y la cuota de las americanas ha caído hasta el 40%. En 2020 las empresas farmacéuticas chinas licenciaron por valor de menos de 5.000 millones, el 2024 lo hicieron por casi 10 veces más.

Después de que la crisis del petróleo quebrara a Inglaterra y tuviera que ser rescatada, las doctrinas de Thatcher y Reagan despreciaron la industria y abogaron por la deslocalización. Esa fue la gasolina de China, Corea del Sur, Japón, luego Vietnam y Méjico. La energía barata mantuvo la industria alemana. Hoy la irrelevancia de Europa proviene de su pérdida de peso geopolítico a pesar de representar un mercado de 500 millones de habitantes por no haber mantenido ni industria ni excelencia científica y tecnológica suficiente que redunde en industria competitiva al ritmo de sus adversarios geopolíticos.

En semiconductores, en 2008, la producción europea y la americana eran iguales y del 15% de cuota mundial. En 2024 EE. UU. alcanza el 31% de cuota mundial frente una Europa que se le llena la boca de Chip Act y no consigue incentivar ni impulsar ni promover ni atraer suficientemente y ha bajado al 8.2% de la cuota mundial. China y sus modelos de IA con chips chinos, sencillos y baratos pincharán esa burbuja que hacía inasequible (Elon Musk ha valorado en 94.000 millones Open AI y aun así no ha habido, de momento transacción) a los bolsillos europeos la IA.

Colin Huang, fundador de Pinduodudo, el Amazon chino, Jack Ma, el de Alibaba, o Liang Wenfen, el de Deep Seek, con muchos otros de Hangzhou, los de Xingua, los de Shenzhen, los de Shanghai. Prepárense. Todo lo que está pasando es la evidencia de que, sin disparar un tiro, sin hostigar, sin alianzas militares permanentes, sin imponer la forma en que se gobiernan o administran sus clientes comerciales, China ha reemplazado e EE. UU. como mayor socio comercial al 80% de los países del mundo.

¿Se puede sostener la deuda de EE. UU. o el dólar mismo así? ¿Qué opciones tiene Donald Trump? Gastar menos, recaudar más, industrializarse, replegarse y reforzar sus fronteras, y poner a Rusia, si no de su lado, al menos lo más lejos de China que pueda. Ya han sufrido bastante históricamente los ucranianos.