Esta semana se ha celebrado el V Congreso de Industria conectada en Valencia tras cuatro ediciones en Madrid. El Clúster tecnológico e industrial de Valencia no solo es potente sino pujante. Los de siempre, como Ford y su ecosistema, los que crecen y van a superar los 500 millones como Power Electronics, o Mahle (antes Nagares) o los ascendentes con un creciente número de empresas vinculadas a la tecnología Microelectrónica (Analog Devices y sobre todo Max Linear) y la fotónica que converge con la micro electrónica en la gestión transmisión de datos a altas velocidades y en las interfaces de fibra a computación con Das Photonics, VLC Photonics (sabiamente adquirida por Hitachi) y un sinfín de pequeñas empresas punteras bien coordinadas en Secpho (Clúster de Fotónica del Sur de Europa).

Estaba por allí el Dr. Jorge Blasco. Alma mater, a final de los 90, de DS2 (Desing on Sillicon Systems). De ahí salieron muchos. Jorge se reinventó y hace aplicaciones punteras de cámaras para usos industriales, en realidad aumentada. Un cabeza brillante y una buena persona. Lo admiraba cuando hace 18 años en Bruselas lideraba en PLC Fórum, habían hecho un White paper con la DIGI de la Comisión Europea, había atraído la inversión y soporte de eléctricas, con Endesa, cuando era española y hacía I+D de frontera aquí, con BT que fue su primer gran cliente en comprarles cientos de miles de chips para Powerline. Ese grupo de valencianos punteros, bien formados en la UPV, donde hoy el catedrático Pascual Muñoz e investigadores como Jaime García Rupérez están conectando necesidades con conocimiento y facilitando que haya más emprendedores. En su momento, DS2 estuvieron bien arropados con grandes empresas tractoras, medidas regulatorias y llegaron muy lejos soñando que el triple play (Data, Audio y Video) de alta velocidad se podía distribuir por la red eléctrica usando el cableado que ya había en los hogares. Fueron proveedores de tecnología para empresas japonesas, taiwanesas e israelíes punteras.

Jorge es de esas personas que en otro país sería un héroe. Sus productos en DS2 fueron premiados como la mejor innovación en el CES de Las Vegas en dos ocasiones, finalista en 2010 como inventor europeo del año y premiado dos veces en los premios de innovación disruptiva de la Comisión Europea en 2015 y 2018 con su nueva empresa.

No podía imaginar Jorge que de ahí saldría un clúster que hoy preside aquella joven ingeniera valiente y empática que entró en compras en DS2 y tras pasar por Marvel lidera hoy Max Linear, Mayte Bacete, pero también estaba por allí otro líder que evolucionó el concepto y vio que la distribución de datos en el hogar y en los vehículos se podía hacer en fibra óptica de plástico, más resistente y barata para facilitar que el coche, que es un super ordenador con ruedas, tenga el bus de comunicaciones competitivo, y fiable que necesita. Carlos Pardo, otro ex DS2, fundó KDPOF y ha liderado los estándares de comunicaciones en fibra óptica del vehículo autónomo y conectado.

No sabía Blasco que nosotros en Premo seguimos fabricando cientos de miles de componentes para PLC basados en aquella tecnología y que los coches eléctricos con carga bidireccional comunican con la red por PLC a través de nuestros componentes, la tecnología que impulsaron desde Valencia ellos.

La falta de continuidad en el apoyo al proyecto dejó caer DS2, que no existe como empresa, pero la semilla del conocimiento y la tecnología estaba plantada y hoy hay muchos más ingenieros y empresas creando valor. Si no hubieran volado con plomo en las alas con los cierres de grifo que trajeron las políticas que confundían inversión y gasto y defendían la ausencia de Políticas Industriales Valencia hoy sería un polo mucho mayor. Talento no falta.

Ganaron los premios de Industria Conectada dos vascos, en Pymes los biosensores de Biolan, y en grandes Repsol. Josu Jon Imaz estuvo magnífico en su breve discurso. Defendió sin ambages la responsabilidad de las empresas grandes de ser tractoras de la industria española. Olé. Se ve que fue consejero de Industria del País vasco y de los buenos, como la valiente Arantxa Tapia, que en cuanto se empezó a oír hace años aquello de la Industria 4.0 montó en la Feria de Hanover un stand de Industria 4.0 que dejaba boquiabiertos a los alemanes. Envidia sana, admiración por líderes y políticos comprometidos con la Industria como la mejor política social.

Cerró el congreso -en el que había una pequeña representación de sector malagueño con el Andalucía Smart City Clúster, el Instituto Ricardo Valle y el Málaga Tech Park- con una ponencia de Guillermo Dorronsoro, una de las mejores cabezas salidas de Deusto. Un día sacaremos la lista de cocos emergidos de la escuela jesuita y nos quedaremos apabullados.

Dorronsoro explicó por qué Europa fue bien hasta la llegada de Thatcher y por qué el desprecio de la fabricación ha producido el peor deterioro del las clases medias y el mayor aumento de la desigualdad en EE.UU. y Europa de la historia. Explicó y documentó que la industria paga más y mejores salaros que la media en sus territorios en todos los grupos demográficos y en todas las categorías, que supone la parte del león en la inversión en I+D, que es clave en la reducción del déficit comercial, y que hace una enorme contribución (fabricando localmente) a reducir el impacto medioambiental y potenciar la sostenibilidad. Estaba allí escuchando atentamente la cúpula del Ministerio y Consejería de Industria y aplaudieron con entusiasmo.

Nos dijo el miembro del Grupo de Reflexión de Ametic que nuestros abuelos nos reconstruyeron el país destruido tras la guerra, que nuestros padres nos trajeron y consolidaron la democracia y que nosotros teníamos que devolverles a nuestros hijos la industria. Una misión para una generación. Es fantástico y estamos entusiasmados pero la realidad es que los vaivenes políticos, los cambios regulatorios, el afán de recaudar a corto, y la descoordinación de políticas estatales, comunitarias y locales nos ponen plomo en las alas.

Nuestros competidores industriales han contado con energía más barata, dinero más abundante y barato y políticas estables y marcos regulatorios a largo plazo. En la crisis de 2008 las empresas industriales españolas nos financiábamos a costes cuatro veces superiores que las alemanas. Y hoy las empresas de EE. UU. cuentan con incentivos y costes de energía menores. Pero quiero ejemplificar hoy con nuestras propias penas. Hoy hablaré de nuestro propio calvario.

El gobierno acaba de anunciar nuevos cambios en la fiscalidad de las empresas. No solo de un impuesto adicional a los beneficios bancarios, ni a los llamados "beneficios caídos del cielo" a las eléctricas se trata. El ideario popular piensa que energéticas y banca se forran a costa de la plebe. Este ideario es alimentado por parte de la clase política que son los mismos que hacen las regulaciones y se sientan con regularidad en sus consejos de administración con pocas excepciones, desde Antonio Miguel Carmona (Iberdrola 2022) a Fátima Báñez (Iberdrola USA 2022), desde Borrell (Abengoa 2009) a Elena Salgado (Endesa 2012), José María Aznar (Consultor de Endesa 2020) o sin ir más lejos Felipe González (Gas Natural 2010-14). Los “indepes” no se libran y David Madí ya se sentó de parte de Convergencia en el Consejo Asesor de Endesa en Cataluña, asesor de Telefónica, su tío Carlos Colomer ya era consejero de Telefónica en los tiempos de Alierta, y el propio Josu Jon Imaz venía de la política, aunque la verdad es que su discurso es alentador. Pero no crea el lector que este es un asunto exclusivamente español. El presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso fichó por Goldman Sachs y Gerard Schröder, excanciller alemán, es consejero de la rusa Gazprom, que a su vez era socio al 50% en Nordstream con BASF y Eon.

A lo que iba, que no son los malos malísimos de la opinión pública los que van a pagar. Pagamos todos, personas y empresas, que no somos ni banca ni energéticas. No importa que los tipos suban y nos encarezcan la financiación, ni que vuelva a subir el tope de la seguridad social, con lo que supone para los costes salariales. No importa que la subida del dólar nos encarezca un 20% las inversiones y las compras. Ahora nos anuncia nuestra ministra sevillana Montero que las pérdidas de las filiales no serán deducibles. Esta medida, que va en contra de la mínima seguridad jurídica, no ha sido denunciada suficientemente. No vaya a ser que el gobierno se enfade y no nos de los PERTES. No sufran, que no los dan ni a tiros, como ya reconocen ellos mismos y denuncia todo el mundo. Y a los que se los dan, como SEAT, Volkswagen y Ford, renuncian con la certeza de que sacarán más en una negociación bilateral. De hecho, con una “ayudita extra” Seat y VW ya han dicho que sí esta misma semana. El Perte se queda para los pringaos que no puedan negociar de tú a tú con el Gobierno para mejorar la cosa con la espada de Damocles de que, si no, me voy, o, mejor dicho, si no, no vengo con nuevas inversiones, que me pagas tú, querido Gobierno. Sólo faltaría.

Cuando una empresa decide invertir en crear otra y apostar a largo plazo, sabe que habrá un periodo en el que los costes serán mayores que los ingresos y que esas pérdidas hasta ahora eran deducibles. Las empresas emprendemos y mucho. ¿Qué pasará ahora? Pues que las de toda la vida, las que llevamos decenas de años creando empleos y valor estaremos disuadidas de emprender a largo plazo porque los beneficios de las matrices no podrán ser utilizados para invertir en crear nuevas empresas. Una desventaja comparativa con la recientemente aprobada Ley de Start- Ups.

Imagino que todos entienden que, cuando se decide una inversión, hay un análisis previo y que el pago de esta depende de la caja que genera. Que la financiación, sea interna o externa, obedece a unas previsiones de flujos de caja y que, si a posteriori, se le pega un hachazo fiscal, las empresas pueden incumplir sus covenants o compromisos financieros contractuales entrando su financiación en incumplimiento de contrato. Como las inversiones ya están hechas, ¿quién paga el hachazo fiscal? Los de siempre, los trabajadores ya que solo queda la opción de reducir plantilla o contratar menos para bajar costes y poder devolver el servicio de la deuda pagando más impuestos. El palo es al empleo y /o al crecimiento.

Si eres una empresa extranjera que dices que vienes a España te ponen la alfombra roja y te dan lo que quieras, pero si llevas 60 años aquí, ni agua, y además si emprendes, ni siquiera puedes deducirte los costes de la inversión hasta que entra en beneficios. Nos quejamos de que el tamaño medio de las empresas españolas es muy inferior a las de nuestros pares europeos. ¿Por qué será?

Estas lindezas del gobierno actual no son exclusivas del social-podemismo en el poder. Cuando una compañía compra otra por un valor superior al valor contable, algo muy habitual, la diferencia por la que se ha pagado una prima se denomina fondo de comercio. Hasta 2007 el fondo de comercio era amortizable en 10 años. A la llegada de Cristóbal Montoro tras la crisis, decretó que era no deducible fiscalmente y no amortizable. A nosotros en Premo nos hizo un roto de 15 millones de euros. Luego, Luis de Guindos reguló que podía amortizarse contablemente en 10 años, pero deducirse fiscalmente en 20.

Imagínense ustedes la cara que ponían nuestros accionistas ingleses y suizos cuando les explicaba que cada dos por tres el gobierno cambiaba las reglas del juego. ¿Cómo podíamos hacer una planificación financiera seria si nos iban cambiando las reglas de juego en mitad de la partida? ¿Le preocupaba a alguien que las empresas, las que crean el empleo, estuvieran con una bola de plomo al cuello? No tengan duda de que no. Aquellos gobiernos del PP eran percibidos como pro- empresa. Menos mal. Con Zapatero, con una crisis de caballo, nadie la reconocía (“brotes verdes”, “ligera desaceleración”) y las empresas se hundieron por los costes del despido que eran insuperables.

Pero no crean que la cosa quedó aquí. La Ley de sociedades es clarísima en el caso de las fusiones y absorciones. La sociedad absorbente asume todos los derechos y obligaciones de la absorbida. Pues bien, en 2010, nuestra sociedad en Málaga, Predan (Premo de Andalucía) absorbió a su matriz Premo Corporación. La de abajo, que mantenía el CIF y sus derechos y obligaciones, por simplificación y porque movíamos nuestra sede a Málaga quedando sin sentido tener tres sociedades en España, absorbe a Premo Barcelona. ¿Saben que dijo la Agencia Tributaria? Pues que muy bien pero como era una fusión inversa, es decir que la de abajo absorbe la de arriba, nos privaban de nuestros derechos fiscales. El asunto está en los tribunales.

Diez años después, recordando el caso descrito, la matriz de Premo absorbe a Premo Málaga en una absorción directa, para evitar que la agencia tributaria dijera lo mismo que la vez anterior y simplificar nuestra estructura operativa en España. Ahora, señores, no es la Agencia Tributaria, es la Junta de Andalucía, ya gobernada por el PP y C’s la que dice que, dado que el CIF cambia, perdemos los derechos de financiación de la innovación de un proyecto, el 3Dpower, que tiene dos patentes mundiales y en el que habíamos invertido 1,8 millones de euros. También nos tiran atrás el proyecto de robótica colaborativa de 3 millones de euros que planteamos para hacer una planta completamente automatizada en Málaga y que surge de una reunión con más de 100 empresarios en el rectorado de la UMA con el consejero de Economía, Empresa e Innovación y el director de la Agencia IDEA que se comprometieron a resolver con diligencia y en plazo. Aún no se ha resuelto, desde enero de 2020, justo antes de que nos encerraran con el Covid. Lo que más me duele es que los fondos FEDER con los que se iba a financiar esos proyectos de innovación no se han ejecutado y se devuelven a Europa.

La fusión inversa nos privó de deducciones fiscales por 11 millones. La directa, 10 años después, nos privó de derechos de cobro de financiación de I+D+I de 4,8 millones. El asunto también está en los tribunales.

Pero no crean ustedes que las autoridades de Madrid con PSOE y PP o las de la Junta del PP y C’s han sido las únicas que nos han puesto plomo en las alas. La Junta del PSOE cuando era el IFA (instituto de Fomento de Andalucía) también nos dio un palito. Habíamos desarrollado en 1998 una tecnología avanzada para teléfonos móviles y fabricábamos 18 millones de componentes para Nokia. Planteamos un proyecto disruptivo para pasar de microchips bobinados a una invención de la mitad del tamaño, pero fabricados con tecnología láser. Se creó la agencia IDEA, y no entendían que la innovación no es una letra del Tesoro, que las cosas podían no salir a la primera. Las máquinas que desarrollamos y que compramos no funcionaban y tuvimos que cambiar de tecnología, nuestro sobrecoste fue de más del doble. La inversión se realizó de sobra y el proyecto tuvo éxito comercial e industrial finalmente. La agencia Idea dijo que las máquinas que finalmente habíamos puesto no eran las de la solicitud del proyecto, como si la innovación se hiciera sobre un escrito en roca. Informamos técnicamente de la trayectoria y causas del cambio. El resultado fue que tuvimos que devolver más de 30 millones de pesetas de la época. Mucho apoyo a la innovación pero que sepas que si te equivocas y lo arreglas lo pagas tú. Y si no lo arreglas también. Poca innovación se financia cuando se exige acertar a la primera.

Pero no crea el lector que estas cosas solo pasan en “los madriles” o en esa Andalucía de funcionarios que ve a las empresas desde Sevilla como unos presuntos defraudadores. No. También nos puso mucho plomo en las alas el Ayuntamiento de Barcelona. Durante el mandato de Jordi Hereu, hoy buen amigo, calificaron nuestra sede histórica, la fábrica de Premo desde 1962 como zona de servicios. Nuestros terrenos y edificios avalaban nuestra deuda. Teníamos una edificabilidad, delante del Nou Camp de 8 plantas, lo que daba un valor inmobiliario importante a nuestro patrimonio y los bancos nos financiaban cómodamente. La primera reacción fue que de la noche a la mañana Banco Sabadell (uno nuestros principales financiadores) nos cerró el grifo. Luego vinieron otros. Solo quedó apoyándonos Baco Popular, hoy Santander, cosa que aún recuerdo a mis directores financieros. Pasamos una crisis de caballo porque esto sucedió, como suele ocurrir, cuando más lo necesitas. Escribí una carta en perfecto catalán a Jordi Hereu y, muy amablemente, me contestó. Me mandó al gerente municipal y al responsable de urbanismo. Nos ofrecieron unas naves en 22@ tasadas en la mitad del valor que nuestro edificio. Imposible aceptar. Aún, casi dos décadas después, ni nos han expropiado ni indemnizado. Los posteriores gobiernos municipales ni siquiera contestaron. El asunto también está en los tribunales. Cuando pusimos las máquinas en camiones para dejar nuestra sede histórica de las Corts en Barcelona se habían destruido casi 500 empleos directos e indirectos.

Hay un partido que gobierna siempre, en todas partes, gane quien gane las elecciones, el partido ALFA (Altos funcionarios de la Administración). Este partido, en Barcelona, Madrid y Sevilla ha colaborado activamente, tomado el rábano por las hojas y preservando la forma sobre el fondo, los reglamentos por encima de las leyes y pasando ampliamente del espíritu de las normas y despreciando que son las empresas las que tiramos del empleo y la economía, del bienestar de todos. Cuando estallaban los primeros escándalos de la Agencia IDEA en Sevilla, quisieron que devolviéramos un millón de euros por un defecto en la aplicación del efecto incentivador que era del todo kafkiano e inmaterial. Esa vez no llegamos a los tribunales, pero casi.

Llevamos 22 años en China, 17 en Marruecos, 15 en Francia, 12 en Korea del Sur, 8 en EE.UU., 6 en Vietnam, 5 en Alemania, 4 en India. Estas cosas sólo nos pasan en España. Por algún motivo somos la economía numero 30 del mundo en facilidad para hacer negocios según el Banco Mundial. Si somos la novena economía ¿por qué no estamos en el puesto noveno en esto? Además, hemos ido hacia atrás desde el puesto 28 en 2017. Tengo para mí que si fuéramos la novena en el ranking Ease of Doing Business del Banco Mundial seguramente estaríamos no los novenos sino dos o tres posiciones arriba como economía. Solo como curiosidad, por encima de España está ¡Rusia! (28), Kazajstán (25), Islandia (26), Macedonia (17), Malasia (12), Lituania (11), Georgia (7), o Nueva Zelanda (1), todas economías más pequeñas que la nuestra.

¿A qué viene todo esto? ¿No digo yo siempre que hay que venir llorado de casa? Pues sí, es cierto, pero el rey va desnudo y veo que en medio mundo nos ponen la alfombra roja, que los sistemas jurídicos son estables, predecibles, serios, no confiscatorios, favorables a la creación de empresas y la inversión a largo plazo y me pregunto, ¿hasta cuándo en España estaremos poniendo a las empresas españolas, y por tanto al empleo, plomo en las alas? Si queremos devolver la industria a nuestros hijos habrá que enseñar a todos a no ponerle plomo en las alas.