Málaga

Utilizando la jerga popular puede afirmarse que, en lo que respecta a la obra de terminación del Metro de Málaga, todo el pescado está vendido. La Junta de Andalucía, a través de la Agencia de Obra Pública, ha terminado de hacer los deberes a los que estaba aplicada desde hace ahora casi tres años.

Los responsables autonómicos han acabado por completar el costoso puzle de piezas que quedaban por ensamblar para allanar el camino a la llegada del suburbano al Centro de la ciudad.

El último movimiento contractual, que queda pendiente aún de formalización, tiene que ver con la extensión del sistema CBTC hasta la estación Atarazanas, punto final del recorrido del ferrocarril urbano a la espera de que se afronte su prolongación hasta el entorno del Hospital Civil.

El servicio, como era de esperar, recae de manera directa sobre la empresa Alstom, la misma que ya había instalado este mismo sistema en la parte del recorrido ferroviario que viene funcionando desde mediados de 2014. La extensión del CBTC hasta la Alameda Principal implica una inversión de 7.964.641 euros (IVA incluido), siendo el plazo manejado para su implantación de 18 meses.

Sobre este último detalle, fuentes de la Consejería de Fomento han apuntado que se trata de un calendario estimativo. Hay que recordar que de acuerdo con la última modificación contractual firmada por la Junta con la concesionaria, Metro de Málaga, la infraestructura actualmente en ejecución entre la estación de El Perchel, situada junto a Renfe, y Atarazanas debe estar lista para que los trenes hagan su llegada al casco urbano en noviembre de 2022

Cualquier retraso en este hito obligará a la Administración regional a elevar las compensaciones que actualmente realiza a los socios privados por los numerosos retrasos en la terminación de la obra. 

La importancia del CBTC es máxima. Atendiendo a las características del sistema que fue objeto de adjudicación en 2006, ya que permite maximizar el funcionamiento del ferrocarril urbano, garantizando la seguridad del mismo.

El contrato inicial incluía un sistema completo UrbalisTM, que incluye: el CBTC, el sistema de tecnología inalámbrica LAN (Wireless Local Area Network) para control de tren, enclavamientos Smartlock 400TM, equipos de vía y Sistema de Supervisión de Trenes. 

Para Metro de Málaga, la funcionalidad del CBTC asegura un rendimiento óptimo del tren en tramos de túnel junto con la máxima seguridad en circulación, gracias al sistema ATP (Protección Automática del Tren) que lleva incorporado. Además, UrbalisTM mejora la operación en los tramos de superficie en conducción manual, estando dotado de sistemas de protección por exceso de velocidad, de autorización para la apertura de puertas y prioridad en cruces.

El contrato con Alstom es el último de los firmados por la Junta. Pero antes ha habido una labor ardua que ha permitido cerrar otras operaciones ciertamente decisivas en la cuenta atrás del proyecto. Entre ellas hay que destacar el relativo a la superestructura de vía, formalizado a finales de abril de este mismo año, con un periodo de ejecución de 165 días. El valor ha alcanzado los 6.630.864 euros (IVA incluido). Las empresas responsables son Guamar y Azvi.

Y antes que ese, el de construcción de las instalaciones y arquitectura del tramo Guadalmedina-Atarazanas, por un valor de 24.907.269 euros (IVA incluido) y un plazo de 20 meses. En este caso, la labor ha sido desarrollada por la unión temporal de Acciona y Sando, las mismas que ejecutan la infraestructura entre Renfe y Atarazanas.

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