Pese al incremento de los precios, lo que parece evidente es que ni las empresas ni los malagueños quieren renunciar a las ya tradicionales cenas y comidas previas a la Navidad. Aunque sin datos ciertos que permitan establecer un porcentaje determinado, la realidad es que las semanas previas a esta festividad y al cierre del año se ha convertido en uno de los “grandes hitos en facturación del sector hostelero, dándose la mano con el verano”.

Así lo confirma el presidente de la Asociación de Hosteleros de Málaga (Mahos), Javier Frutos, quien pone de relieve las buenas sensaciones que se tienen en la campaña actual. “Desde hace 15 días ya hay problemas de reserva”, admite. Una afirmación que permite medir lo elevado de la demanda en un periodo en el que encontrar mesa para grupos relativamente grandes se convierte en toda una odisea.

Esta dinámica, que se viene reflejando en los dos últimos años, en particular tras la pandemia de la Covid y el fin de las restricciones sanitarias y “autoimpuestas” por los clientes, que tanto las empresas organizadoras de los eventos como los ciudadanos a título particular opten por adelantar las fechas de los ágapes.

“Se ha detectado una anticipación clara en las reservas, sobre todo en los últimos diez días de noviembre”, sostiene Frutos, que incide en que esa situación “se ha exagerado” en el presente ejercicio. Aunque sin una razón exacta, considera que en buena medida obedece al temor de los comensales de no encontrar en diciembre.

Este comportamiento es extensible a todas las grandes plazas de la hostelería en la capital de la Costa del Sol. Y ello incluye el propio Centro Histórico, donde es prácticamente imposible ya encontrar espacio, como a escenarios como Teatinos o la zona Este, por ejemplo.

El día más cotizado

Esta descripción responde a la tónica general que la hostelería ha vivido durante las últimas semanas. Sin embargo, la excepción de la regla sigue siendo una realidad y no son pocos los casos en las que la premura para reservar mesa se ha convertido en una máxima. 

"Llevamos recibiendo llamadas desde el comienzo del curso. Es volver de las vacaciones y las empresas que habitualmente trabajan con nosotros deciden fijar los días concretos para sus cenas", explica Antonio Fernández, de Araboka. 

En esta edición, el 15 de diciembre es la jornada "más cotizada", hasta el punto de que han colgado el cartel de no hay billetes desde hace dos meses: "Si tuviéramos un restaurante 10 veces más grande, también lo llenaríamos. El 1 de septiembre ya nos estaba sonando el teléfono", apunta.

El hecho de que sea el primer viernes después del puente, y con suficiente margen para dejar espacio con las fiestas de Navidad, ha convertido este día en el momento idóneo para este tipo de eventos.

Cabe apuntar que en los últimos años, el peso de la jornada ha ido derivando en favor de los almuerzos: "Es la opción preferida para el gran público porque por las noches, la cosa se dilata y a veces es complicado acostarse a una hora normal para estar sano al día siguiente. De hecho, la sobremesa del mediodía es distinta; más intenta", especifica. 

Actualmente disponen de tres menús, siendo el más demandado el del precio intermedio (que ronda los 55 euros): "Hemos mantenido los mismos precios que el año pasado porque nos permite ofrecer el mismo servicio y mantener un margen de beneficio honesto", detalla Fernández. 

A fecha de 28 de noviembre, la ocupación (tanto en Araboka Pedro de Toledo como en Araboka Plaza) ronda el 80%. Cifras similares a las que manejan en Taró. El chef del restaurante ubicado en Echevarría de Huelin, Pachu Barrera, explica que la fijación por el 14, 15 y 16 de diciembre se lleva notando "desde hace tiempo", adelantándose a septiembre la mayoría de reservas.

Pese a que hay algunos días entre semana que están "más tranquilo", esperan llegar a una media del 85-90% de lleno. Este año, además, con la novedad de que abrirán a mediodía tanto el 25 como el año nuevo.

Con respecto a los precios, disponen de tres menús de 49, 56 y 65 euros, siendo la segunda opción la más demandada. Esta propuesta incluye entrantes para compartir entre cuatro personas, con un surtido de embutidos (morcilla de Ronda en manteca, butifarra de Benaoján y panceta rellena de morcón de chorizo, tartar de salchichón de Málaga con pasas y miel de caña, fritura de pulpo a baja temperatura con mayonesa de humo y puré de boniato y guiso de atún en tomate de la casa al Oloroso); un principal a elegir (Lomo de corvina a la brasa con verduras o pluma ibérica macerada, papas con piel horneadas y pesto rojo) y como postre, tarta de queso Payoyo con crema de membrillo. También incluye cerveza, refrescos, agua y vino.