El 4 de julio hacía un rondo con Kevin Villodres, Peybernes y Cristo, los descartes de Pablo Guede para esta temporada. El lunes, a eso de las once de la noche, lo abrazaban todos sus compañeros y prácticamente toda La Rosaleda después de recorrerse más de medio campo con la pelota para llevarla a la red de la portería que había abandonado Riesgo en busca del empate para abrocha después de recorrerse más de medio campo con la pelota para llevarla a la red de la portería que había abandonado Riesgo en busca del empate para abrochar tres puntos que pueden ser el punto de inflexión del curso para el Málaga CF. El del rondo en los campos de la Federación, y el del fondo del estadio de Martiricos este lunes era Pablo Chavarría.

El delantero argentino entró en el campo tras el descanso del partido contra el Leganés cuando Pellicer recurrió a él obligado en parte por la tarjeta que tenía Fran Villalba. El cambio, junto con la entrada de Luis Muñoz, implicó un cambio de sistema a un 1-4-4-2 en el que Chavarría formó pareja de ataque con Rubén Castro. Y vaya si lo notó el Málaga. En el minuto 51 ya tuvo un mano a mano que estrelló en Riesgo. Pero esa fue la primera parada del portero visitante durante todo el partido. La ocasión fue fruto de un taconazo de Rubén Castro que vio cómo el argentino le tiraba el desmarque. 

En la jugada del 1-0 no fue protagonista, pero justo después generó otra ocasión clara que acabó anulada por un dudoso fuera de juego. Su aportación se notó además en la briega y la movilidad arriba. También jugó de 9 cuando 'RC24' abandonó el partido.

La guinda la puso con el robo que lo dejó solo delante de todo el estadio para marcar el segundo. La fe con la que fue a la presión se pudo se pudo ver en el campo y tuvo su recompensa.

Tras este partido, si las lesiones lo respetan, el argentino puede ser uno de los pilares en los que se sostenga el Málaga para intentar el milagro de la permanencia. No obstante, es el segundo máximo goleador del equipo con tres goles, los mismos que Fran Sol, cinco menos que Rubén Castro. 

Esta puede ser la reaparición definitiva del delantero, al que Guede aceptó en el grupo y le dio ficha, pero no le dio muchas alternativas. 

Fue Pepe Mel el que lo reubicó en el extremo derecho, donde jugaba en su paso por el fútbol francés, y lo convirtió en titular. En cuanto tuvo buena salud, le dio cinco partidos seguidos en el once hasta la destitución del madrileño. En ese tramo anotó los otros dos goles que lleva esta temporada y ambos supusieron cuatro puntos, uno contra el Ibiza y tres contra el Alavés. 

Pero con la llegada de Pellicer recayó de los problemas musculares que arrastra durante toda la temporada y solo ha estado disponible en cuatro ocasiones de los nueve partidos que lleva el de Nules en el banquillo. 

Pellicer ha sido el técnico que mejor rendimiento le ha sacado al argentino en Martiricos, si es cierto que manejó la mejor versión de Chavarría, antes de romperse el cruzado. 

Ahora, puede volver a exprimirlo si lo respetan las lesiones para obrar el milagro.

Después de varias apariciones, se espera que esta sea la definitiva para el argentino, castigado por las lesiones durante toda la temporada después de convencer a Guede para quedarse y convertirse en importante para Pepe Mel.