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Málaga

Urbanismo sin freno: la Costa del Sol revienta los límites de crecimiento marcados por la Junta hace dos décadas

La Junta avanza en la revisión del POTA, con el que en 2006 trató de rebajar las ansias de crecimiento de los municipios. Hay municipios como Estepona, Manilva o Vélez-Málaga que proyectan duplicar su población.

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Las claves

La Costa del Sol ha superado con creces los límites de crecimiento urbano y poblacional fijados por el Plan de Ordenación Territorial de Andalucía (POTA) hace dos décadas.

Más de la mitad de los municipios costeros andaluces han aprobado o proyectado modelos de desarrollo que sobrepasan los topes establecidos, tanto en superficie urbanizable como en población prevista.

En la provincia de Málaga, algunos municipios como Estepona, Manilva o Vélez-Málaga planean duplicar o incluso triplicar su población potencial y superficie urbanizada respecto a los límites originales.

La expansión urbanística ha provocado la fragmentación de hábitats, la desaparición de la transición entre campo y ciudad y el aumento de la exposición a riesgos naturales, como inundaciones.

Casi dos décadas después de que la Junta de Andalucía pusiera en marcha el Plan de Ordenación Territorial de Andalucía (POTA), herramienta estratégica con la que buscaba contener el crecimiento desmesurado de los municipios, la realidad es bien distinta.

Y de ello se deja constancia en el proceso de revisión de esta planificación. Un análisis de los estudios realizados, que sirven de base para sentar las nuevas bases del POTA revisado, constata hasta qué punto la costa andaluza y, muy especialmente la provincia de Málaga, ha sobrepasado ampliamente los límites marcados en origen.

Atendiendo al contenido de la revisión, hay varias localidades litorales en las que las previsiones de población y suelo urbanizable duplican e incluso triplican lo que el propio plan regional consideraba razonable.

En origen, el POTA estableció que los planes generales de los municipios no podían prever incrementos de suelo urbanizable superiores al 40% del suelo urbano existente ni aumentos de población superiores al 30% en un periodo de ocho años.

Estos límites se fijaron como una especie de freno de seguridad para evitar que los ayuntamientos planificasen crecimientos muy por encima de las necesidades reales.

Los datos incluidos en la revisión muestran que más de la mitad de los municipios costeros andaluces han aprobado o proyectado modelos que superan esos topes, tanto en superficie como en población prevista.

En torno al 40% de los municipios litorales exceden también la limitación del 40% de incremento de suelo, y en ocho de ellos la superficie urbanizada llegaría incluso a duplicarse respecto a la actual.

La provincia de Málaga es el caso más extremo de este desbordamiento de los límites de crecimiento. En la Costa del Sol, municipios como Estepona, Manilva o Vélez-Málaga presentan previsiones que superan el 200% de la población actual con el nuevo suelo planificado; es decir, planean más que duplicar sus habitantes potenciales en el horizonte de desarrollo de sus planes.

En términos de suelo, la situación no es mejor: en buena parte de los municipios malagueños se rebasa el máximo del 40% de incremento de suelo urbanizable respecto al existente, y en varios casos la superficie urbanizada llegaría a multiplicarse por dos.

Realidad tensionada

Este crecimiento se superpone a una realidad ya muy tensionada en el litoral. Porque se da la circunstancia de que el 35% de la población andaluza vive en municipios costeros, y en muchos tramos prácticamente toda la franja de los primeros 500 metros desde la costa está ocupada.

En este campo, Málaga aparece de nuevo a la cabeza, con alrededor del 60% de ese corredor litoral urbanizado. Lejos quedan Cádiz, con el 35%, y Granada, con un 25%.

Pese a esa saturación, los 62 municipios litorales aún cuentan con unas 30.000 hectáreas de suelo rústico con áreas de nueva urbanización delimitadas o propuestas, con capacidad para más de 600.000 viviendas, de las que casi la mitad se concentran en la provincia de Málaga.

Se especifica, que de la bolsa total de suelo rústico con previsión de actuaciones de transformación, una tercera parte se encuentra ordenado. Es decir, es suelo de disponibilidad inmediata, con capacidad para unas 250.000 viviendas. De ellas, la mitad se localizan en Málaga.

En la franja de 500 metros existen 160 áreas de transformación urbanística de nueva urbanización en suelo rústico delimitadas y ordenadas, lo que representa una superficie aproximada de 4.300 hectáreas. La capacidad de estos terrenos es de 90.000 viviendas, y Málaga y Almería acumulan la mayor parte de ese potencial.

Un modelo que impacta en el paisaje

La superación de los límites que se marcaron en el POTA tiene efectos directos sobre la biodiversidad, el paisaje y la seguridad frente a riesgos naturales.

Así se señala en la documentación oficial, en la que se incide en que el avance del urbanismo extensivo en la costa ha fragmentado hábitats, ha borrado la transición entre campo y ciudad y ha incrementado la exposición a fenómenos como inundaciones o inestabilidad de taludes.

En paralelo, la presión sobre el suelo se combina con la intensificación agraria e infraestructura viaria, hidráulica y portuaria, que actúan como nuevas barreras ecológicas y multiplican las presiones sobre un territorio ya muy transformado.